Ross me soltó en cuanto escuchó esa tercera voz y se volteó, posicionándome detrás de él.
Fruncí el ceño.
––Somos amigos ––sonrió, Ross.
Garret alzó una ceja y detrás de él apareció Grace, acomodando su falda.
––¿Qué pasó? ––preguntó, distraída.
––Nada ––repliqué, sacudiendo mi ropa y echándole una última mirada a la escena para echarme a caminar al salón de Español.
Grace me siguió.
––Parece que va a haber pleito hoy.
––No sé qué le pasa a Garret ––solté, cabreada.
––Está celoso de que permitas que el rubio sexy te abrace.
La miré.
––Se llama Ross ––dije entre dientes.
––Sí, lo sé. Pero es sexy ––se rió ––. En fin, creo que deberías explicarle lo que sientes por él.
Suspiré mientras ponía los ojos en blanco.
––Por enésima vez...
––Ya lo sé, no te gusta ––me interrumpió, extendiendo su mano abierta en frente de mi cara.
––No sé qué le pasa a todo el mundo hoy ––alcé los brazos al cielo, negando con mi cabeza.
La morena se encogió de hombros, mientras arrastraba una silla y se sentaba con delicadeza en ella, colgando su bolso de diseñador en el borde que sobresalía de la silla.
Yo solo rodeé el pupitre y dejé caer la mochila en un golpe seco al suelo, dejándome caer sobre la silla, cubriendo la cara entre mis manos.
Vi pasar a Garret y sentarse en el otro extremo del salón con Dove, quien le sonrió e hizo a un lado su bolso para dejarle el lugar libre.
Maldito vengativo.
Sabía que la rubia no me caía bien, y por eso se sentaba con ella apropósito.
Negué con mi cabeza y cuando su mirada se centró en mi persona hice lo que cualquier persona digna hubiese hecho.
Le mostré mi dedo corazón.
––Estás siendo infantil ––se rió, Grace.
Garret me sacó la lengua y yo me enderecé en mi silla.
––Lo está haciendo apropósito, Grace, quiere cabrearme.
––Es gracioso que lo esté logrando.
La fulminé con la mirada.
––Buenos días ––saludó el profesor al ingresar.
Me acomodé en el asiento mientras el señor Giullieti se rascaba la cabeza calva y se sentaba en el borde de la mesa.
––Bueno, creo que les dejé una tarea pendiente.
Todos comenzaron a quejarse.
––¡Cuéntenos su día, profe! ––gritó uno en el fondo.
Se rascó la barbilla y sonrió, poniéndose de pie para comenzar a caminar por todo el salón.
––¿Ya les conté que me robaron la mochila?
Todos rieron y comenzó a relatar sobre cómo habían entrado a su garaje que había dejado abierto y le robaron la mochila del coche.
El tipo era un personaje, en definitiva sus historias nos hacían perder el tiempo, pero era mejor que hacer aburridos ejercicios.

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Detention »Raura«
Fiksi PenggemarDos jóvenes: »Maleducados » rebeldes » independientes. Jóvenes. »Todos los derechos reservados«