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Mi cara dormida comenzó a sentir algo más que sólo saliva al vibrar tan repetidas veces. Esforcé mis ojos para poder entreabrirlos apesar de la pesadez de mis párpados.

Me pasé la mano derecha, arrastrándola sobre mi cara para poder quitarme el sueño en un intento fallido.

Me hice a un lado de la insoportable vibración y murmuré maldiciones por lo bajo, rebuscando entre las texturas sedosas el aparato.

Cuando mis dedos finalmente lo alcanzaron, toqué todo lo que sentí hasta que finalmente se apagó.

Me estiré, resistiendo las ganas de chillar por el intolerable dolor de cabeza que ahora me nublaba los pensamientos y recuerdos de la noche pasada.

Entre ese glorioso momento en el que mis músculos se estilizaban, oí el sonido del papel crujir a la par de mi mano, que se deslizaba sobre la almohada siguiente a la mía.
Fruncí el ceño y posterior a mi restregada de ojos, observé el papel con la vista nublada.

"Dulces sueños, bonita Laura". Alex.

Y ahora si se me trabó el cerebro con miles de confusiones al leer el nombre del autor de dicha nota y me dispuse, principalmente, a ducharme para quitar toda toxina o sustancia que siguiese en mi ropa y cuerpo, para ya luego pensar con más claridad.

Luego de ducharme, y tomarme un medicamento para calmar los dolores, coloqué mi móvil con su respectivo cargador para poder encenderlo, mientras cogía la leche y los cereales para desayunar.

El teléfono comenzó a vibrar como un demente sobre la mesa y tuve que desbloquearlo para encontrar unas cinco llamadas perdidas, dos mensajes, notificaciones de las redes sociales, y otras boberías más. La hora marcaba las cuatro de la tarde y fruncí el ceño con brusquedad.

Marqué el número de Grace y me coloqué el teléfono en el oído.

Luego de dos intentos fallidos, finalmente la línea me llevó a su voz.

--Buenas noches, Laura--se burló.

--¿Qué? ¿Estabas despierta y no me viniste a buscar? Tenemos que ir a la fiesta de playa, ese era el trato --gruñí.

--¡Epa! Tranquila, aún tienes una hora y media para arreglar ese desastroso cuerpo, yo estoy comiendo unos panqueques y Garrett probablemente aun esté dormido.

--Debería llamar al gusano.

--Llámalo, y organizamos como ir los cuatro.

--¿Los cuatro? --inquirí con confusión.

--Claro, Lauri, no pensarás que dejaré a Alex en casa con lo poco que lo veo.

De repente se me calentó la cara.

--Vale, te hablo luego.

--¡Adiós!--alargó dulcemente y colgué.

Me froté la sien con mi mano derecha, mientras que muchos recuerdos de la fiesta pasaban por mi cabeza, todos tan enredados que me confundían aún más. ¿Por qué tuve que tomar tanto?

--¿Hola? --su voz ronca me quitó de mis pensamientos.

--Bestia, ¿qué haces dormido? ¿No habíamos quedado en ir a las cinco y media a la fiesta?

--¡Woah! Laura, espera un poco --se aclaró la garganta--. Déjame primero despertarme y luego si quieres acribíllame a preguntas, ¿vale?

--Duchate y tómate un café bien cargado, amigo, porque ya estamos cerca de la hora.

--¿Grace ya está despierta?

--Sí, acabo de llamarla.

Suspiró a través de la línea.

Detention »Raura«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora