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La campana sonó por tercera y última vez, y yo aún seguía llorándole mis penas al WC, perdiendo las clases restantes del último período encerrada en un cubículo. Cuando dio el toque de salida, abrí la puerta, me mojé la cara y salí directo hacia los pasillos para recoger algunos libros y el dinero que había dejado temprano en mi casillero.

––¿Laura?

Cerré los ojos con fuerza.

––Oh dios, ¿qué pasó contigo? ––preguntó Garret.

Grace vino tras de él y los miré, algo temblorosa.

––Nada.

Garret negó con la cabeza y ambos me rodearon con sus brazos, abrazándome con fuerza. Aguanté la respiración y ambos se separaron.

––No te vi en las demás clases, ¿cómo te sientes? ––preguntó Grace.

Me colocó un mechón de cabello detrás de la oreja y sonrió con los labios sellados y alzando ambas cejas, sin abandonar su maternal actitud.

––Estoy bien ––le aparté la mano, con delicadeza.

––Tengo los apuntes para Bio.

Le sonreí a Garret y cerré el casillero, colgándome la mochila al hombro.

Suspiré y me encaminé hacia la salida con doble G detrás de mi.

––Los Morgan harán una fiesta esta noche.

––Garret... ––alargó la morena ––. Es día de semana, mañana no nos levantan ni con una pala.

Me reí y a Grace se le iluminó la cara.

––Pero, podemos ir y las dejo en sus casas temprano.

––Suena genial, Garret ––asentí con una sonrisa.

Me rodeó los hombros con su brazo, abrazándome y suspiré luego de tragar grueso.

––Sabes Lau, no creo que Rebecca sea tan mala ––opinó Grace.

El castaño me soltó y empujé la puerta para salir al exterior, sintiendo como el cálido viento me golpeaba en la cara, alborotándome el cabello.

Entrecerré los ojos por la repentina luz del sol.

––Uhm, si ––alargué ––, despreció mi atuendo.

Bajamos los escalones y vi como Grace aguantaba el aliento y se llevaba una mano al pecho, con el semblante ofendido.

––¡Esa torpe! ¡No sabe lo que es la moda!

––¿Y tú si? ––preguntó Garret, sonriendo de lado.

La morena le pegó con el bolso, haciéndolo reír.

––¿Paso por ustedes a las ocho?

––Claro ––respondimos a unísono.

Garret le dio un beso en la mejilla de Grace y me despeinó el cabello con la mano abierta.

––¿Te dejo en casa? ––me preguntó, mirándose las uñas.

Todos estaban viéndonos. Me rasqué el brazo, nerviosa. Resultaba intolerante tener las miradas de todos sobre ti, peor cuando se rien en tu cara.

––No, yo... ––exhalé ––. Quiero caminar.

Me miró con sus farolas celestes.

––¿Estás segura?

Asentí y le apreté las mejillas.

Detention »Raura«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora