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--Laura...

--He dicho que no --bufé

--Pero, pero, pero --repitió acelerado, interponiéndose en mi camino --. Es que quiero que estés ahí...

Intenté esquivarlo pero me lo impidió. Así que seguí avanzando mientras que él retrocedía.

--No pienso ir a esa cosa absurda, ahora muévete --insistí.

--Pero, preciosa, engañitos, lindura, angelito...

Puse los ojos en blanco.

--Hazte a un lado, joder.

Finalmente su espalda chocó contra la puerta y cubrió todo el picaporte.

Arqueé una ceja, inhalando y exhalando a punto de salir de mis casillas.

--Muévete, lo digo por tu bien.

--Por favor, preciosa. Te quiero ahí.

--No voy a usar un vestido asqueroso, ni tacones, ni maquillaje, ni peinados, ni minis bolsos. ¡Ahora muévete, maldición!

Intenté empujarlo pero sus dos brazos me rodearon por completo, y fue como si dejara todo su peso sobre mi.

Respiré hondo.

--Ross...

--¿Uhm?

--Si no me sueltas ahora, voy a golpearte y juro que esta vez no tendrás hijos --dije entre dientes.

Se separó de mi frunciendo el ceño, pero su mano derecha seguí aferrada a la mia y la otra me acarició la mejilla.

--No iremos, está bien --sonrió levemente sin apartar la mirada de la mia.

Suspiré y sonreí.

--Igual no iba a ir, pero mejor que hayas dejado de ser tan insistente.

--Pero... --se me borró la sonrisa --. Quiero que salgamos esta noche.

Bufé, quejándome como una niña pequeña.

--¿No puede ser mañana? Ross... --me quejé.

Se rió dulcemente y negó con la cabeza.

--Nop --enfatizó la p --. Saldremos esta noche, tu y yo. Y quién sabe, quizás pueda haber algo más..

Alzó ambas cejas rápidamente.

Levanté mi mano abierta cerca de su cara.

--Así como la ves, va a quedar impresa en tu mejilla --miró mi mano, divertido --. ¿Quieres eso?

Entrecerró los ojos por el poco sol que aun quedaba y tiró de mi mano con fuerza, causando que me pegara a él y me besara en los labios.

Sonrió.

--Ningún maltrato puede cambiar lo que siento por ti, engañitos.

Alcé una ceja.

--No iré al baile, Ross.

Se separó un poco de mi, riendo.

--Valía el intento --chasqueó la lengua --. Nos vemos más tarde.

--No si cierro los ojos.

Me eché a reír y él relamió sus labios, negando con la cabeza.

--¡Vamos! ¡Ríete, Ross! --dije entre risas.

Mantuvo su semblante serio, sin una pizca de gracia a mi fabuloso chiste.

--Es una lástima --sequé mis falsas lágrimas --. Si te hubieses reído, si hubiese ido al baile.

Detention »Raura«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora