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––No.

––Pero Garrett dijo...

––No, Laura.

Continuó limando sus uñas redondas y largas hasta hacerlas cuadradas.

Gruñí por lo bajo.

––Bien, de todas formas no quería asistir.

Frunciendo el ceño, apoyé el mentón en mis brazos cruzados sobre la mesa.

Oí un suspiro de su parte.

––Si quiero ir contigo, Laura. Pero sin Garrett, amiga.

Puse los ojos en blanco.

––Todo por su estúpido beso. Ni siquiera sintieron algo ––me quejé.

––Sí pero ya la amistad no es la misma...

––Ay ya cállate ––la miré y ella a mí ––. Estás diciendo estupideces, él te quiere como amiga y tú te haces los rulos de que ya son novios, se casan mañana, casa con seguridad y un bebé gateando.

––Pero...

––No, no hay peros. Estás exagerando la situación por un simple beso, y es totalmente ridículo. Ya supéralo, Grace.

Se quedó en silencio y el profesor Guilletti ingresó a zancadas al salón, dejando su mochila torpemente sobre la silla.

Se aclaró la garganta llamando la atención de todos.

––Bueno, ¿y? ––alzó la barbilla alzando ambas cejas ––. ¿Ya están preparados?

Fruncí el ceño.

––De qué habla... ––murmuré bajito.

El calvo sonrió socarrón y se rascó la barbilla, revolviendo su mochila para tomar las hojas arrugadas. Pasó por todos los pupitres dejando una hoja en cada uno.

Me abrió la cartuchera cuando llegó al mio y la vació sobre mi mesa, tomando la lima de uñas de Grace y llevándola a la mesa de otra persona.

Típico, siempre lo hacía.

Suspiré indignada y comencé a recoger mis lapiceras y demás útiles dentro de la cartuchera.

Era la última clase, solo eso y estaba libre.

––Tranquilos, esto no es un examen sorpresa o algo por el estilo ––movió las manos y se detuvo ––. Mentira, si lo es.

Todos comenzaron a quejarse y él rió.

––Van a hacerse viejos si se quejan tanto. Como sea, ya que es la última clase pues, es la mejor clase, ¿no? ––alzó una ceja y jugó con un marcador ––. Entonces copien esto...

––Pero profe... ––bufó uno.

––Sin peros, enano. Ha copiar.

Nos dio la espalda y comenzó a escribir las consignas sobre la pizarra.

––Maldición ––cuchicheó Grace.

Suspiré y comencé a copiar. La clase fue silenciosa, tranquila y no escuché siquiera las respiraciones de Grace.

Literal.

Se sentó con Adam, mariscal de campo.

Traidora asquerosa.

El timbre tocó y junté mis cuadernos y los dejé caer dentro de la mochila. Dejé un mechón de mi cabello detrás de mi oreja mientras acomodaba todo dentro. Tomé el cierre y lo llevé al otro extremo, cerrando la mochila y colgándomela al hombro.

Detention »Raura«Donde viven las historias. Descúbrelo ahora