capítulo 2

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Llegue a las doce de la madrugada al hospital, sinceramente siempre me dará miedo caminar por sus pasillos abandonados y escuchar hasta gritos de dolor provenientes de cuartos oscuros, y de vez en cuando ronquidos de enfermeras agotadas por largos turnos de labor.

El cuarto de mi madre se sentía frio, a veces hasta pensaba que su alma se elevaba cada noche, no la sentía cerca, ni de mí, ni de nadie, han llamado unas cuantas veces de la secundaria a su teléfono pero nunca contesto, es decir ¿para qué?, no iré, la secundaria puede esperar la enfermedad de mi madre no, avanza cada día.

Me acosté en el mueble duro que ponían para "descansar", las noches se hacían largas, nunca podía dormir lo suficiente, nunca era lo suficiente en nada, ¿prostituta? ¿Tendré que tener un apodo? ¿Tendré que dejar posar en mi toda clase de deseo ajeno?, como toda cobarde debo admitir que tengo miedo.

Esta vez caí rendida a las 4 de la mañana, pero unos llamados me despertaron, era mi madre que me suplicaba algo que no entendía, sacudí mi cabeza para intentar entender que quería, que necesitaba, no era de las que pedía, siempre intentaba hacerlo todo por ella misma, no se quiere sentir insuficiente según me explico el psicólogo.

— ¿Qué necesitas madre? –dije detallando sus labios para intentar entender lo que era inentendible

— Tengo sed Amanda, por favor, dame agua –me levante, tome un vaso, le serví agua, acaricie su cabello y salí a pagar la cuenta del hospital.

Levantarse en las mañanas en un hospital no es muy deseado, pero, no queda de otra, solo repito en mí, falta poco, falta poco Amanda, pero la realidad es que falta mucho.

— Querida Amanda, estaba esperando que te despertaras –me dice el doctor de mi madre, Josh Harris.

— Aquí está la mensualidad –digo feliz

— Bueno querida sabes que no pregunto de donde sacas el dinero porque eso es tu privacidad, pero debo decirte que los gastos se han incrementado y pueden llegar a ser 30 mil dólares mensuales

Quede pálida, todo me dio vueltas, mi cerebro saco cálculos, 3 hombres por mes, solo para pagar la mensualidad, más 1 más para los gastos necesarios para mí. Qué asco me doy, pero no hay ningún trabajo que te pague eso, ya está tomada la decisión.

— Está bien, los conseguiré –con todo el dolor en mi alma llamo a Piero a ver que tiene para mi

Es increíble el gasto que genera el cáncer en la vida de las personas, no solo monetario, estas mentalmente agotado cada día a cada hora, te levantas con miedo a que te digan que ese familiar que tanto amas ya no está, que se fue al cielo, y escuchar que está descansando, escuchar eso es lo único que traería paz a mi alma.

— ¡Aló! gorda ¿Cómo estás?

— Nada bien, son 30 mil dólares por mes, ¿lo conseguiste?

— ¡Oh! No sé qué decir

— ¿lo conseguiste?

— Sí, pagara 20 mil dólares, y si le gustas mucho, pagara mas

— ¿Cuándo?

— Hoy, en 2 horas, en el hotel Trump International Hotel & Toronto Tower, te pasare buscando para dejarte allá

Es de los mejores hoteles que hay aquí en Toronto, una noche son casi 3 mil dólares, pero si pagara por mi 20 mil dólares supongo que le gusta desperdiciar dinero, mi madre todavía piensa que voy a la escuela, por lo tanto mi ausencia en la habitación no se nota, mientras me bañaba, y arreglaba solo pensaba, ¿cómo será?, ¿quién será?, ¿cómo se llamara?, ¿será amable?, ¿me pegara?, ¿practica sadomasoquismo?, tantas preguntas.

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora