Capítulo 35

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— No soy buena para nadie, ese es el punto

Sin decir una palabra más me retire de ese lugar, fui directo al baño, me metí dentro de la tina y las lágrimas se derramaban como si fueran cascadas, Australia me había afectado, yo nunca lloraba, pero este llanto era de dolor, de presión en el pecho, un nudo en mi garganta, era demasiado para Derek, no lloraba por él.

Me repito a mí misma "está bien no estar bien", ¿Cuántas personas ya han jugado conmigo?, ya no se en quien creer, solo necesito volver a mi vida, necesito mi mama, mi país, me siento tan sola alrededor de tantos, ¿mis sentimientos no valen?, ¿soy solo un símbolo de dinero?

Me dije a mi misma que no me arrepentiría si algo salía mal con Derek pero no me refería a esto, no a esta estúpida farsa que todos sabían menos yo, solo la tonta, ingenua, incrédula, estúpida, cada quien juega conmigo como desea, como un balón de futbol, ¡vamos todos patéenlo, destrúyanlo! Incluso mi propia madre.

— Vamos Amanda sal, hablemos –escuche a Christian

Mi vida desde siempre ha sido complicada pero controlable, si tan solo pudiera devolver unos años atrás nada sería como ahora, no estaría aquí llorando, simplemente necesito mi vida, pero no pasara, mi madre murió, es desesperante la manera en la que la quiero conmigo, dentro de algunos meses cumplo 18 años y nadie sabe, nadie incluso sabe algo de mi.

Christian lo sabe, dijo mi conciencia, nota mental, alejarme de él, ¿Por qué hago estas estúpidas notas mentales solo cuando estoy con él? ¡No lo hagas más, Amanda, ya basta!

— No me iré hasta que hablemos

— Aléjate de mí –grite desde lo más profundo de mi corazón, como si fuera real

Se escuchó como la puerta crujía de los golpes hasta que pararon, cerré mis ojos en el ahogado sonido del agua que caía en mi cara, se había ido.

— No puedo alejarme de ti, ¿no lo entiendes? –susurro en mi oído

Algo en mi revivió, y como si lo supiera me abrazo, fue de esos que no te quieres soltar, que te prometen estar bien, que te inspiran seguridad cuando no la tienes, de esos que te hacen sentir grande aunque seas lo más mínimo.

Había entrado a la tina con ropa, cualquiera que me encontrara creía que me suicidaría, pero era tan cobarde para eso, y a la vez apreciaba la vida en todas las perspectivas posibles, después de todo lo hacía.

Ha sido la única persona que ha conocido todas mis facetas, mis defectos, mis errores, mis manías, pero lo estuvo por mi padre no porque sintiera algo por mí, de eso no me puedo olvidar, lo quiero lejos pero cerca, el quema cada parte de mi piel pero me gusta, me gusta lo que me hace sentir.

— Todo estará bien, confía en mí, sé que no deberías, sé que he sido un imbécil, sé que te tuve que decir la verdad, sé que te tuve que protegerte de todo, pero me dolió, me dolió demasiado como fuiste a sus brazos y te olvidaste de mí, como dejaste que te usara sin decir nada, cuando conmigo eras tan fría con él fuiste la perfección, me dolió saber que veías en él lo que nunca veras en mi –su voz sonaba apagada

— Él fue una mentira –susurre viendo a la nada

— Una mentira que hubieras amado que fuera real

Era verdad, pero aun así Christian creía que lloraba por Derek, lloraba por mí, porque me siento pérdida, porque nunca lo olvide a él y lo trate de reemplazar con Derek, porque sus labios no sabían cómo los que yo espera saborear, pero no quería, no quería volver a caer en las fantasías por alguien.

Las telarañas de la mentira de mi vida estaban recorriendo cada parte de mi mente, mi madre siempre me relataba la ida de mi padre, veía como en ella dolía, por ello deje de preguntar, me decía que él nunca la quiso, que solo la uso, y cuando se enteró de su embarazo, de mí, huyo como un cobarde, pero como todos ella también jugo conmigo.

— No lloro por él –le dije

— ¿entonces por quién lloras? –pregunto

— Por mi madre, por ti, porque no te he podido olvidar aunque debería, porque me engañaste, porque fuiste una maldita mentira, no te conozco y no me conoces no creas que lo haces –lo señale con mi dedo acusador

Cada palabra escupía un veneno tan fuerte que me afectaba tanto a mi como a mi víctima, pero Christian se mantenía quieto en silencio mientras que el agua ya se derramaba por el piso, los pájaros no cantaban a estas horas, la brisa solo indicaba una lluvia cercana como si supiera como si me sentía, como si también quisiera llorar.

— Todo lo que dices lo haces para herirme, pero no pasara

— Te odio, te odio demasiado, ¿Cómo dejaste que llegara aquí? ¿Cómo dejaste que todo esto pasara? –le grite como si él fuera el culpable de todas mis penurias

El silencio una vez más resonó en la habitación, mis golpes en el pecho de Christian expresaban mi frustración, no lo odiaba por supuesto que no, estaba en crisis, estaba desesperada, estaba cayendo en un profundo hueco y no quería ir sola, no quería quedarme más sola.

— Todo lo que hago es para tu bien, este es el mejor lugar para ti, ya no estarás sola, tienes a tu padre –susurro

— ¿Qué le hice a Dios? ¿Le quite el dulce al niño Jesús? ¿insulte a María? –dije frustrada

— A diferencia de ti, yo le doy gracias por ponerte a mi lado

— No Christian, no te puso, tú me obligaste a estarlo, te aprovechaste de mi –veneno por doquier

— ¿aprovecharme de ti? ¿Con que hubieras pagado el hospital? ¿el funeral? ¿Dónde hubieras dormido? Lo único que he hecho es ayudarte pero yo no soy el imbécil de Derek eso es lo que pasa –grito esta vez

— Vete, Christian vete –grite yo

— No me iré así peleemos toda la noche, no te dejare sola, eso no pasara otra vez

Los golpes cesaron pero la ráfaga de viento trajo consigo el agua, me sentía vacía, agotada, Christian había cerrado la llave, me había secado el cuerpo como si fuera una muñeca de porcelana, la cama se sentía fría, mi cuerpo desnudo pedía arropo, me vistió sin vergüenza alguna, su cuerpo estaba encima del mío brindándome calor y por un segundo entendí todo, por fin estaba llorando por el luto de mi madre, por fin estaba llorando su perdida.

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La canción me gusta, pero sobretodo la melodía que tiene siento que va con el capitulo, incluso ciertas partes de la letra representa los sentimientos de Amanda. 

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora