Capítulo 6

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El camino a su casa fue lleno de risas, y conversaciones extrañas, algunas veces veía a personas pasar y me miraban extraño, pero luego veía a otras que me sonreían como si creyeran que era la novia de Christian y eso me causaba gracia, si tan solo supieran que soy su "amiga" muy bien pagada.

Christian paro en una casa impresionante, era simplemente diferente, única, tenía como un toque especial, era una arquitectura extraordinaria y creo que sintió mi sorpresa puesto que rio como si le hubiera contado un chiste, pero no me importo esto era algo que nunca había tenido la oportunidad de ver, mi casa era más de lo común, pero esta era de vidrio y metal, desde afuera todo se observaba en colores oscuros.

No era gigantesca como las demás pero conservaba un tamaño perfecto, para una casa perfecta. En algunos vidrios tenia líneas negras echas con metal, en estos momentos es cuando sé que había estado viviendo en una casa horrorosa, menos mal que deje de pagar la hipoteca.

— Es hermosa Christian, tú casa es realmente algo increíble –tomo mi mano y me guio adentro de está

— Tu vivirás aquí así que es tuya también –ya quisiera yo

Por dentro era mucho más perfecta, no tengo palabras para describirla, según Christian tiene 7 cuartos, todos con sus propios baños, pero son usados 5 y conmigo serian 6; Uno era el suyo, aunque me comento que usaba dos, así que él tiene 2, mientras los otros 2 son para su personal de ayuda en la casa, el señor Austin, junto con su esposa quien era la cocinera de Christian, la habitación donde se guardan los productos de limpieza, hasta que por fin llegamos a la que yo usaría, estaba bastante lejos de las demás, pero no me importaba, tenía una cama matrimonial que se notaba que nadie había usado, un televisor que nunca había visto, era muy grande, todo lo demás eran detalles que hacían la habitación acogedora, tenía la vista a la piscina, y al grande patio que seguía después de está.

— ¿Te gusta?

— Más que gustar, es hermosa –no volteo a observarlo estoy muy encantada con todo.

— Es solo para ti, aquí están los libros que leerás esta semana, serán 2, son de mis favoritos y mañana vendrás conmigo a la oficina, y mucho más temprano vendrá Patrick, él es el que se encarga de mi vestimenta y lo hará de la tuya, no sé si vistes mal pero simplemente deseo que uses algo mejor –yo creo que tengo la capacidad de vestirme bien, no necesito de nadie pero dejare que me ayude ese tal Patrick- y por tu pronta llegada necesito que me digas tu talla de ropa y zapatos, el color especifico de tu piel, para maquillajes y esas cosas.

— Christian yo soy tu amiga, no soy tu mujer para que tengas que comprar todo eso para mí, además que no lo necesito, me siento bien con la ropa que tengo –se toma la molestia de dejarme con la palabra en la boca puesto que salió y no le intereso lo que dijera.

Entre al baño a darme una ducha, era tan grande que podría dormir allí y ni me enteraría. La ducha fue larga y necesaria, traje lo poco que pude agarrar de ropa, para ser sincera le había mentido a Christian porque la realidad era que no me sentía bien con ella, no tuve mucho tiempo gracias a la enfermera, pero mi ropa me daba pena, mucho más mis pijamas, estaban rotas, al igual que mis camisas y mis pantalones, era ropa de años que tenía, es que no saben que tuve que vender la mayor parte de mi ropa para poder pagar la hipoteca junto a eso el primer mes de internación de mi madre, así que solo me quede con la peor.

El sueño llego a mi como si no hubiera dormido en un año, y era literal no lo había hecho en 3 meses; La mañana se volvía brillante, creo que no me gusta más esta casa, mientras me estiro de un maravilloso sueño arruinado noto que alguien está en la puerta y es Christian, pegue un pequeño salto del susto, él no se percataba de mi impresión al verlo.

— Buenos días –digo acercándome al baño

— ¿Estás en el baño?

— ¿Cómo lo sabes? –dije eso mientras agarraba el nuevo cepillo de millones que se encontraban, y me empezaba a cepillar.

— Cuando eres ciego tu oído se desarrolla más, además que tienes el grifo abierto y te escuchas lejos.

— Por supuesto, que tonta soy –escupí todo el líquido antes de hablar

— Patrick ya llego así que toma una ducha, cuando salgas él ya estará aquí adentro.

No era mala idea para terminar de levantarme, cerré la puerta del baño, aunque Christian fuera ciego no era estúpido, fue una ducha corta, pero refrescante, salí con el paño tapándome y en la cama sentado estaba un hombre de traje, no era un Dios griego, pero tampoco estaba lejos de serlo, pero se notaba a leguas que era gay. En la noche antes de Christian irse le dije mis tallas porque me obligo.

— Un gusto querida Christian me ha hablado de ti, cada vez me sorprende más su tacto, tenía razón, linda piel, cuerpo esbelto, gestos muy bien marcados, me gusta –era lindo escuchar a una persona hablando tan bien de mí- He escogido de los mejores vestido para ti, aunque no entiendo porque me volvió a mandar tus tallas si ya me las sabia -¿Cómo?

— ¿Cómo ya las sabias? –me sonrió

— Querida Piero tiene un buen ojo como todo gay, bueno como todo gay de buena calidad me refiero -¿Qué Piero qué?

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora