Capítulo 9

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No sé por qué pero lo primero que hice al salir de su oficina fue ir al baño donde me derrumbe, no tienen idea cuanto tiempo llevo sin llorar, sin soltar todo lo malo que he estado pasando, pero es que siento que no debo, no soy yo la que tiene cáncer, la que esta postrada a una cama, no soy, no puedo sentirme mal.

¿Sabes cuándo te duele el pecho sin siquiera empezar a llorar? Así empecé yo, ahora me duele más, las lágrimas se refugian en mi cuello, mientras mis sollozos se vuelven un sonante en los pasillos del baño, mientras que mi cuerpo quedo tirado en una esquina pidiendo ayuda inconscientemente, necesito a mi mamá, necesito esa madre que me abrazaba cada mañana y cada noche, con la que reía, la necesito.

He dejado todo por ella, y no es algo porque odiarla, pero siento que no tendré futuro, que luego de su muerte no pueda ser nadie, estoy sola, abandonada, necesitada de un refugio, aunque soy una mala agradecida, Dios me dio muchas bellas bendiciones pero ¿y ahora? ¿Se ha olvidado de mí?

Cada noche es más oscura, y cada día más claro y yo, yo solo sigo siendo este cuerpo andante que trata de permanecer positiva, pero me canse, me canse de sonreír por lo que no debo, sentirme bien por lo que debería sentirme mal, me siento depresiva, lo admito, soy una depresiva en silencio, no saben cuánto he pensado en dejar todo, pero luego, pienso en ella, y me di cuenta que es mi todo.

— ¿Un día duro? –se escucha una voz femenina al lado mío, volteo a verla y es una hermosa mujer

— Un poco –me rio, creo que es por la pena de que alguien me vea llorando

— Aunque el túnel sea demasiado oscuro siempre ve al frente, en cualquier momento, por muy largo que este sea, veras la luz –termino de lavarse las manos y se marchó sin más nada que decir

Limpie mi cara unas 5 veces intentando que mis ojos rojos no los fueran a notar, era extraño que cada vez que lloraba o me sentía mal estos se tornaban negros, y cuando estaba feliz tenían un verde brillante, por eso supongo que dicen que una mirada dice más que mil palabras, adivinen, la mía dice que he llorado.

Me encuentro en la recepción del piso de Christian pero no encuentro que hacer o donde sentarme, o con quien hablar.

— Christian la espera –dice la misma mujer que me encontró en el baño, esta vez sonriendo

— Gracias –logro susurrar

Toco la puerta tres veces, de las cuales ninguna respondió, así que abrí, sé que lo más normal o común será tocar de nuevo pero fue instinto, Christian se encontraba tirado en el piso, eso me extraño bastante, pensé que se había caído y desmayado, pero estaba respirando pero con sus ojos cerrados.

— ¿Crees que soy una mala persona Amanda? –llega a preguntarme sabiendo claramente que soy yo

— Creo que no se permite ser buena

— ¿Entonces soy mala persona pero a veces buena? –siento que analiza cada cosa que diga

— Me refiero a que a veces eres tan bueno, y otra veces tan cruel, tan inexpresivo, y en serio así no puedes ser, no me interesa si eres de esa manera conmigo porque me pagas por no hacer nada así que supongo que tienes derecho, pero mi punto es que no debes actuar así con nadie, o eres bueno, o eres malo, no existe un intermedio, esta mañana sentí que eras maravilloso, y si con verbo pasado, porque luego no se en que te convertiste, si no debo hablarte, dímelo, si no quieres que responda nada a quien intenta humillarte, dímelo, porque es agotador que seas de esa forma, no soy tu amiga, y no lo seré, porque nadie paga por eso, pero puedes contarme lo que te hace daño, lo que te hace ser así, pero adivino, es demasiado difícil para ti contarlo, pues afronta lo que sea que tengas y supéralo, tienes 21 años, no eres Christian Grey como tú mismo me dijiste la primera vez que te conocí, no tienes tus 50 sombras, pero sabes si es porque eres ciego, hay personas peores que tú, por ejemplo mi mamá, tu vida está completa lo único que no puedes hacer es ver, pero hay personas que no caminan y son felices, que no tienes brazos, y son felices, ¿y tú? ¿Por qué no puedes ser feliz?

— Lo que más me encanta de ti, es tu extrema honestidad, además de toda tú.

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Amo y odio a Christian muchas veces, ¿que opinan ustedes?

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora