Aproveche estar en un semáforo rojo para bajar del auto sin siquiera despedirme, tal vez había perdido el trabajo, pero esta vez no me importaba, que creía el ¿Qué podría juzgarme porque iba a ser una prostituta? , como si en verdad quisiera serlo, ya veré que hacer, como ganar el dinero, o donde dormir, por ahora solo quiero calmarme.
Sentí unos pasos tras de mí y me asuste, no sabía ni donde estaba, esta parte de Toronto resultaba ser bastante diferente a la que solía estar, eran casas gigantes, más bien mansiones, con perfectos patios donde de seguro cuestan más que de lo que pagaba yo por mi antigua casa, habían autos que solo podía haber llegado a ver en revistas o en la teléfono, o siendo conducido por algún famoso.
Los pasos se hacían más cercanos y al voltearme me encontré con Christian, solo, empiezo a dudar de que sea ciego, no es posible que haya llegado aquí solo, ¿Cómo sabía que había llegado hasta aquí?, aunque no había caminado bastante pero no me importaba, no lo quería ver.
— Disculpa, a veces me sobre paso y tienes razón soy un animal de persona pero es que me molesta que seas terca, que siempre pretendas tener la razón, que la mayoría de las veces que hemos hablado estés a la defensiva –lo decía viendo a los lados como si nunca pidiera disculpas, no era como si estuviera buscándome, él sabía dónde estaba.
— Primero si vas a pedir disculpas hazlo viendo a los ojos porque nadie te va creer esas falsas disculpas que se nota que fue el señor Austin quien te dijo que vinieras –seguí detallando las grandiosas casas que nunca tendría
— Está bien, puede ser que no me arrepienta de todo lo que dije pero es que he vivido solo mucho tiempo, y ninguna mujer me desafía, vamos es decir, la mujer esta para decir "si señor" – ¿Qué acaba de decir este imbécil?
— Solo para decir "si señor", que asco de hombre eres, la mujer tiene mente propia como para decir lo que piensa y cree, para defender sus ideologías y sus creencias, ¿entiendes esa parte?, porque te aseguro que tras tus millones de dólares hay miles de mujeres trabajando para mantener tu empresa como la mejor, además viniste de una mujer, que clase de "hombre" dice en este siglo que una mujer debe hacer eso, es demasiado patético, y sobre todo para ti que eres el señor de la inteligencia, te hace falta salir al mundo real porque ya veo que estas encerrado en ese castillo de princesa que debes de tener.
Me asusto el hecho de que se quedara callado era como si le hubiera dolido lo que había dicho pero más me duele a mí que un hombre al cual pensé que sería inteligente, piense así de mal, no hay excusa que le haga pensar de esa manera, yo no tuve padre y eso no me quita la ilusión de querer enamorarme, de querer tener hijos, de tener un lindo final.
— No estoy acostumbrado a mujeres –prácticamente escupe esas palabras- ya notaras que ni amigos tengo, y mucho menos una mujer en mi vida, pero no es excusa, y te pido que me demuestres que es tener una mujer en la vida, no te pido que te acuestes conmigo, lo repito –no sé por qué pero sonreí, creo que es un gran paso que admita sus errores.
— Definitivamente soy una buena amiga para usted, no será tan difícil, solo déjese ayudar –sonreí más ampliamente.
Por todo el camino a su casa, quien fue él que me pidió que le describiera en la que estábamos para decirme a cuantas casas estaba la suya, era a 10 casas, que eso fue igual a 2 cuadras largas, pero seguía con la curiosidad de cómo llego a conocer todo eso si era ciego, pero sería muy descortés que le preguntara.
— ¿En qué piensas ahora? –rompió el silencio.
— ¿Te molestas si te pregunto algo? –dije apenada
— Los amigos no tienen secretos, Amanda
— ¿Cómo conoces todo, es decir, sabes a cuantas casas esta la tuya, me conseguiste en el camino, en el hotel sabias donde quedaba todo, como lo haces?
— No soy ciego desde que nací así que tuve la maravillosa oportunidad de conocer que es ver, empecé a quedar ciego a los 17 años, mi padre era arquitecto, con él estudiábamos las calles de Toronto, así que fue una ventaja para mí, Amanda no creas que ser ciego es lo más maravilloso del mundo, pero tampoco es malo, pero aun así como todos tengo mis miedos, mis defectos, y esas cosas que odio de mí, llega un momento que te sientes insuficiente y por ello debes contratar a alguien quien elija tu ropa, una persona que te lleve a todos los lugares, pero he aprendido a vivir con ello –me lo explico de la manera más relajada que había escuchado hablar a una persona acerca de sus malos momentos
— ¿Por qué no tienes una novia? –vi como todo de él se tensó y solo pensé en decir disculpas pero él se adelantó respondiendo
— Como me has dicho soy una asquerosidad de hombre, y lo acepto, pero también creo que todos no corremos con la suerte de encontrar a una mujer hermosa, que quiera estar con un hombre ciego, y es que para que tener una mujer cuando sabes que te será infiel porque no llegas a cumplir todas sus expectativas.
— Tal vez en algunos momentos seas una asquerosidad pero podrías ser mi hombre perfecto.
Y por primera vez oí su risa, tras una dentadura perfectamente blanca, junto al brillo de sus ojos grises azulados, y tratando de silenciarla mordiendo su labio inferior, creo que Christian no sabe qué clase de hombre es, ni el poder que tiene solo con su mirada.
— Entonces, ¿soy tu hombre perfecto?
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¿que creen ustedes? ¿Christian es su hombre perfecto o no?
♥♥♥ por favor voten y comenten que les parece
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Ciega de amor
Romance-Es hermoso, es espléndido, es perfecto -dije mientras volteaba a verlo -Tu eres mejor que todo esto -me sonrió -¿Qué me viste? -pregunte de la nada -¿Qué te vi? Todo, iluminas luz hasta en el lugar más oscuro, eres tan decidida, tan impulsiva, t...