Capítulo 20

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La puerta de la habitación sonó así que Derek se alejó de mí y fue a abrirla, sin darme cuenta estaba sonriendo como una tonta, entro un señor que se le podría calcular unos 60 años, pero era de esos hombres mayores que en realidad es imposible calcularle una edad, porque nunca parece de alguna.

— Así que tú eres Amanda Hyde –me dijo mientras me pedía que me sentara en la cama –nunca había conocido una amiga de mi nieto –me guiño el ojo, solo me digne a sonreír

Derek decidió salir de la habitación a hacer no sé qué, pero estaba bien no quería que volviera a ver cómo me encontraba, mientras me quitaba la camisa para que me pudieran revisar observaba mis brazos y no era un morado, era una mancha verde en mí, las lágrimas se sentían venir pero no lloraría, no me lo permití.

— No estás tan lastimada como se podría creer, pero si te recetare unas cremas para desaparecer esas feas manchas que dañan tu belleza –esa sonrisa era igual a la de Derek –por favor Amanda, no dejes que vuelva a pasar –me pidió mientras tomaba mi mentón para que lo viera a los ojos –yo sé que Derek es muy imperativo pero tener relaciones como si fueran un animales te ha dejado mal esta vez –dijo jugando y sonreí

El doctor Mark se marchó advirtiendo a Derek que tuviera más cuidado cuando estuviera conmigo, simplemente no entiendo, reí por lo bajo, él no sabía que era un chiste interno, hasta que sus ojos cruzaron con los míos buscando respuestas, me digne a voltear la cara, luego de 5 minutos la puerta estaba volviendo a abrirse con un Derek molesto.

— ¿Me puedes decir que te dijo mi abuelo? –dijo mientras se acostó junto a mí a una distancia bastante cómoda para mi ambos veíamos el techo como si algo interesante pasara

— Dijo que dejáramos de tener sexo como animales –decirlo me hacía sentir avergonzada, pero al escuchar su risa contagiosa todo mi estrés se fue cuando empecé a reír también

— Es tan maravilloso que en dos días me hagas sentir tantas cosas –esta vez lo dijo observándome

— ¿tantas cosas? –pregunte simplemente por el hecho de escuchar más de el

— Porque aunque te conocí mientras trabajabas para mí, te estuve mirando siempre, el día del hotel quiero confesar que no estaba tan borracho como lo creías solo quería tenerte más de ti, quería estar más tiempo contigo, sentía la necesidad de tenerte cerca, antes de llegar a tu casa para buscarte pensé en mil maneras en la que te vería, aunque también confieso que ese uniforme te hace ver hermosa, pero nunca imagine verte golpeada, mucho menos verte llorar en la manera en que lo hiciste, lo único que me hizo bien era saber que estaba para ti, y tal vez suene estúpido pero te prometo que no pasara de nuevo

— No pude ver quien era –volví mi mirada al techo tenía miedo

Se levantó bruscamente de la cama, con su mirada de alivio me sorprendió, esta vez entro el miedo en mí, en una mayor cantidad, es que acaso él... pero luego se acostó de nuevo más cerca de mí, detallando mi rostro, buscaba la valentía en mi para hacer lo mismo pero no podía, Derek tomo mi mentón y lo hizo por mí.

— ¿Tienes idea de quién fue? –pregunte

— No –dijo odiosamente

— Tú no eres como todos ¿o sí? –dije desafiando su mirada

— Puedo ser como todos, pero por ti, solo por ti seré Derek –dijo, había algo en él que me hacía erizar, de mi miedo o de amor, ni idea

— ¿puedes ser imbécil como todos y dejaras de serlo por mí? Eso es simplemente mucha labia –dije mientras me posicione de nuevo viendo al techo

Espere por un momento su respuesta, solo escuchaba su respiración en la fría noche, iba a volver a hablar después de pensar y repensar lo que había dicho, pero en un movimiento Derek estaba encima de mí, besándome.

Un beso rustico, como el café amargo, tenía algo diferente a mi primera experiencia, este me logro llevar a una dimensión distinta, sus labios sabor de chocolate, sus caricias sensación de amor, éramos dos personas, que en un momento se sintieron una, sin embargo en lo más remoto de mi mente estaba la imagen de Christian besando. 

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora