Capítulo 52

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Mi sistema nervioso estaba que explotaba, los ojos de mi padre traspasaban mi ser, pero los de Christian, esos ojos que tanto contemplo estaban oscuros, era casi imposible percibir el azul, ¿estaba dolido?, lo comprendo, no es normal que este delante de Derek protegiéndolo.

—¿Qué estás haciendo? –pregunto esta vez, su voz golpeo en mí

—Por favor, no lo maten –hice una pausa cuando escuche la risa de mi padre y la de Christian –dejen que se vaya, por favor

—Eres tan fácil de manipular, Amanda –soltó Christian

Eso me dolió, fue como un golpe bajo, la atmósfera ya no se trataba de los demás, solo éramos él y yo batallando con las miradas, primero una noche llora porque mata a alguien y ahora resulta que es un asesino serial, ¡genial!, sin embargo todavía cuento con mis neuronas, no sería capaz de botar veneno, no ahora, pero tampoco que me tiente mucho que mi fuerza de voluntad ahora mismo no está en su punto más alto.

—Acabemos con esto solo quiero el maldito dinero –grito Derek regresándonos a la tierra

—Eres tan... – Christian buscaba la palabra adecuada, sonrió –ingenuo

En cuestión de segundos una presión en mi cabeza se sentía punzante, Derek me había colado una pistola, a este mal nacido lo he estado ayudando y así es como me paga, les juro por Dios que no le tenía ni un poquito de miedo, no sé si la confianza me la enviaba Christian a través de sus ojos, o si la adrenalina era mayor, pero en realidad es la furia despierta en mi interior.

—Denme el maldito dinero si no quieren que la mate –volvió a gritar Derek

Tenía razón, fui manipulada, eso me dio la valentía necesaria para impulsar mi codo justo en las costillas de Derek, seguidamente subiendo mi pierna a su entrepierna dando justo en el punto más débil del cuerpo masculino, y aun así mantenía la pistola en la mano, por lo que tuve que traer a la realidad el movimiento de la quinta ola, jalar el arma hacia mí en un movimiento fuerte para que este la soltera, para a la final tener el arma en mis manos para terminar apuntándola en su cabeza.

Siendo sincera mi mamá era una mujer fuerte, que me enseño todo lo que debía saber para protegerme, siempre preguntaba de quien, la tasa de muertes por asesinato en Canadá es demasiado baja como para que la población se preocupe por un arma, pero ahora fue perfecto, gracias mamá por enseñarme todo lo que necesite.

No sé quién estaba más sorprendido, pero lo que sé que los hombres de mi padre fueron los primeros que se acercaron para alejarme de Derek, quitarme el arma, y llevárselo, Derek estaba anonadado, puede que sea fácil de manipular pero no permitiré que nunca más alguien me use, Derek gritaba que me mataría, error para él, en estos momentos es cuando estoy más fría que nadie, mis neuronas razonables se congelas y aquellas que son las de un asesino se encienden, pedí que pararan.

De nuevo los ojos de mi padre y Christian estaban atentos.

—¿Qué tú me vas a qué? –me acerque a Derek

—A matar –escupió este en mi cara

—Dame el arma –le pedí a Erik, el guardaespaldas que me había acompañado a casa de Christian, él me veía sin saber que hacer por lo que se la arrebate de las manos

Quite el seguro del arma, y la volví a apuntar

—Primero que nada, si quieres matar debes quitarle el seguro al arma, así nunca me hubieras podido hacer nada, segundo, un arma sin balas no sirve –sus ojos se abrieron

—¿Cómo que no tiene balas? ¡Claro que tiene! –grito desesperado

—Te cuento rápidamente, esconder un arma bajo un asiento con tu rehén ahí no sirve de nada, así que le quite las balas, ¿crees que te traje a mi casa porque soy demasiado samaritana?, quiero tu cabeza en mi habitación, Derek –sus ojos demostraban sorpresa pura –Tu querida prometida, Clara, nos ha dado la ayuda del año, la muy linda debe estar ya en su vuelo a Londres

—¿¡QUE!? –grito

—Al principio pensé que no quería que te pasara nada, pero resulto interesante investigarte, ¿robar a tus padres, violar a niñas, matar por dinero, secuestro, golpear a mujeres en la oscuridad?, le arruinaste la vida a tanta gente, no me incluyo, la verdad –me acerque a su oído, este protesto ante mi acto –que si te pasa algo y te encuentran a la orilla de la playa picado en trozos, no me dolerá ni un poquito, de hecho, ni me consciencia le dolerá –palmee su hombre –suerte querido –sonreí

Al principio mi padre y Christian estaban completamente en contra del plan, simplemente porque no me creían capaz de si quiera mantener en una silla amarrada, si supieran como estaba realmente, cuando les demostré que era capaz de quitar un arma, defenderme con mi cuerpo, a no ser fácil de manipular, ya no ojo, poco a poco fueron cediendo así que yo tuve que hacerme de actriz, y mira lo bien que me ha salido, cuando visite a esas niñas todas tenían esa mirada de miedo en sus ojos, no lo soporte, quería matarlo yo misma, sin embargo, mi padre dijo que eso se le deja a los que saben hacerlo, pero soy consciente de que a mí no me pesaba la mano para apretar el gatillo, dejo a sus padres en la deriva sin dinero, esas familias devastadas por su culpa, esas niñas, sobretodo esas niñas, Dios cuide de esas niñas.

Si voy al infierno por esto, valió la pena.

Se llevaron a Derek de la casa, Christian se acercó a mi sin pensarlo y me beso, corto pero dulce, de esos que son tan agradables, aunque hubiera preferido uno largo y afectuoso, la mirada de mi padre no nos permitía dar ese espectáculo después del que ya había montado, no sé si alguna vez han sentido que no necesitan palabras porque son capaces de comunicarse con la mirada, Christian y yo somos expertos en esto, su mirada siempre me dio la aprobación en todo momento, la oscuridad de su azul era el miedo a que nada saliera como debía, porque claramente él no sabía si había podido sacarle las balas al arma, pero como decía las miradas dicen de todo, por eso Christian rio cuando hablaba, por eso mi padre no se volvió loco.

Porque como dicen, una mirada tiene las palabras correctas para el momento correcto, o no sé, tal vez lo invente yo.

—No sé ni que decirte, pequeña –habla bajito Christian

— Que me amas –lo mire fijamente

— Es exagerado lo que siento que soy incapaz de decirlo en palabras –sus labios pegaban con los míos –te necesito conmigo toda la vida –le corte las palabras con un beso, ya no me importaba mi padre, largo, dulce, extravagante, deseoso, un beso que entrega el alma

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora