Capítulo 4

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Llegue a la clínica con una ilusión diferente, tenía un trabajo que me pagaría las cuotas más algo más para mí, era increíble, me sentía de esa manera, por primera vez me sentía ilusionada había conocido a una persona estupenda con gustos completamente alocados, Christian me conto que de sus sueños más normales era hacer un salto de bungee, y de los más locos, era ser astronauta y pisar la Luna como Neil Armstrong.

Entre en la habitación de mi madre, me senté a contarle todo, aunque el tumor no la dejara captar y transmitir sus ideas, pero siento que debía decirle que conocí a un hombre que era increíble y que me ofreció un trabajo, que algunas veces no podía pasar las noches con ella, porque debía trabajar, era lindo verla sonreír, mientras le contaba los chistes que Christian dijo para mí, y me despedí porque notaba su cansancio hasta que llego su enfermera y me pidió que me marchara, era una mujer que no conocía.

— Soy la señora Martha Sthuart, la nueva enfermera privada de la señora Margarita –si lo se era loco que Christian hubiera usado el mismo nombre que mi madre, pero tengo muy claro que fue solo casualidad

— O sea que no podré dormir aquí ¿a eso se refiere? –sentía furia

— Sí, ya es tarde para visitas se puede ir, ya veo que se despidió de su madre, así que hasta mañana –me estaba corriendo una mujer que vivía gracias a lo que yo le pagaba, suena muy horrible, pero como es capaz de alejarme de mi madre, ¿Quién se cree que es?

Pero por el bien de mi madre que no merece ningún escándalo salí sin rumbo por las calles de Toronto con solo 20 dólares encima, no quería molestar a Christian creo que es por una buena causa, al fin y al cabo soy su amiga, ¿no?, durante horas me cuestione llamarlo, ya eran las 11 de la noche y yo seguía en una parque, sola, sin dónde ir a dormir, creo que ya era hora.

El teléfono repico dos veces, iba a colgar era obvio que estaba dormido, no lo iba a molestar más, ya estoy bastante grandecita, me dio algo en que creer, antes de colgar se escuchó una voz ronca y toda la vergüenza de mi cuerpo exploto, no pude, colgué.

Segundos después tenía una llamada entrante de él, conteste decidida a decirle que había sido un error, que debía llamar a otra persona, y sin querer marque su número, no quiero que me despida antes de empezar a trabajar para él.

— Buenas noches Christian disculpa la molestia no fue mi intención despertarte, iba a llamar a otra persona y tu número se marcó –dije nerviosa

— No creo que cuando uno se equivoca llamando espera 2 tonos para colgar querida -¿Por qué tiene que ser tan inteligente? – ¿Qué pasa?, además no estaba dormido, estaba escuchando un audio de un libro.

— No sé a dónde ir a dormir –lo dije tan rápido como fuera posible para que no entendiera, pero tristemente, gracias a Dios, si entendió.

— ¿Cómo que no sabes dónde ir? ¿y el hospital? ¿Dónde estás?, será que contestas –se notaba algo extraño en su voz, tal vez molestia

Le dije dónde estaba y 20 minutos después estaba la camioneta que ya había visto, me armaba de valor, al mismo tiempo la pena estaba en una gran porción de mí, no quería que me despidiera, tendría que en verdad ser prostituta, además corrí con suerte dos veces creo que la tercera no será igual.

Estaba sentado viendo directo al camino como si pudiera, solo me atreví a pedir disculpas al chofer el cual seguía en pijamas, el amablemente sonrió e inclino su cabeza de manera que me hizo sentir mejor, mientras que Christian tenía la mandíbula tensa, y no dirigía ni una palabra a mí, por ello, inconscientemente agache mi cabeza apenada.

— Se suponía que dormirías en la clínica ¿Qué paso? –aun ni volteaba a observarme aunque, pues tiene lógica no ve pero creo que es algo normal voltear y hacer como si en verdad lo hiciera.

— Simplemente me dijeron que ya no podría dormir allí –volteo su cara me vio, o como sea que se diga, y volvió a ver la carretera, supongo.

— Es que tienes que ser terca, te dije vamos a casa que tienes una habitación pero me dijiste que tenías que dormir en la clínica, pagas 30 mil dólares mensuales, ¿tú crees que eso es una cuota para dormir en una clínica? No, eso implica que tu solo debes ir, pagar, observar e irte, no más, pero se me olvida que eres solo una niña que no termina de madurar.

— Disculpe si fue tanta molestia señor, pero usted fue el que quiso venir no lo obligue, esta niña inmadura pensó que su amigo la ayudaría, pero tiene razón la inmadurez no me permitió pensar que yo soy su amiga, usted me paga por eso, para la próxima pensare más y tratare de reunir 30 mil dólares para poder ser su amiga supongo, y de nuevo discúlpeme señor.

— No seas grosera, solo te dije la verdad, pero ya veo que todo te duele, pues si prefieres te dejo en cualquier esquina y empiezas a ser lo que al principio querías, ¿prostituta no?

— Ya veo porque no está casado, o tiene amigos, o tal vez una novia, es usted una animal de persona, con su "soy un ciego" cree que uno debe decir "tiene razón disculpe", discúlpeme usted a mí pero no es nadie para juzgarme cuando usted también puede ser juzgado pues usted contrato a una prostituta.

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora