Simplemente contesto, "nadie sabe quién soy, ni yo", me confunde el hecho de tener yo que descubrir quién es el, es decir, ¿Quién soy yo? Soy Amanda Hyde, tengo 17 años actualmente soy "mayor de edad" estoy a solo 4 meses de cumplir mi mayoría de edad así que el gobierno decidió que era acta para estar sola, mi madre murió, no sé qué hare con mi vida, estoy con un hombre que es ciego, esa soy yo, supongo.
— Pasajeros les informamos que deben amarrar sus cinturones porque en pocos minutos aterrizaremos en tierra australiana, esperamos que hayan disfrutado el vuelo tanto como nosotros, y que tengan unas felices navidades.
Lo que más me llama la atención de Christian es que las personas ciegas normalmente tienen un ojo que no está en el lugar correcto y el posee la suerte de tener ambos bien, es como que si no fuera ciego es increíble, me imagino que serán cosas que varían depende del paciente.
El aterrizaje no fue ni tan suave pero tampoco estuvo rustico, simplemente fue un aterrizaje, me dispuse a ayudar a Christian pero me dijo que podía hacerlo solo, cuando pasamos por inmigración me pidió que pasáramos por diplomáticos por su discapacidad, así que le hice caso extrañamente el señor que nos atendió sabía quién era Christian, supongo que es afamado por su arquitectura.
Al recoger las maletas me di cuenta que Christian no llevo una, mejor dicho me dijo que no había llevado, mientras que yo solo tenía mi equipaje de mano estábamos iguales solo que él con una gran cuenta dispuesta a comprar nueva y elegante ropa, y yo con lo poco que me queda: mi primer plan es conseguir un trabajo de lo que sea, menos prostituta, eso claro está.
— Me han hablado del mejor hotel de Australia, podemos ir ahí, por supuesto yo pago cariño –me dice mientras vamos caminando a la salida para por fin respirar aire australiano
— Christian, yo viene a Australia a tener una nueva vida, buscare un trabajo, pero mientras veré que puedo alquilar con lo que me queda, no quiero depender más de ti, pero muchas gracias por esa grandiosa invitación
— Escúchame –busco mi cara y tomo mi mentón- yo no he venido a Australia a ir por un camino distinto al tuyo, yo no sé qué siento por ti, no lo sé y lo admito, pero déjame descubrir que eres para mí, lo podemos hacer de la manera en la que quieras, puedo montar un negocio y hacerte encargada de él, tu no naciste para ser cualquier cosa, ¿y cómo lo sé? Porque existen pocas personas grandes como tú en el mundo y solo hacen lo mejor.
— No quiero depender de ti Christian quiero que entiendas eso, y todas las personas "grandes" –hago énfasis con mis dedos, luego me arrepiento, él no puede verlo- empiezan desde lo más mínimo, así se aprende que es vida no todos tenemos la oportunidad de nacer con tus ventajas, y eso no es tu culpa ni de nadie, porque tus padres empezaron desde abajo también ¿observas ahora donde estás tú?, quiero conocerme, quiero simplemente depender de mí y de lo que haga, por supuesto te dejare conocerme porque yo también siento eso extraño por ti y deseo saber que es.
Fueron más las palabras al aire las que quedaron que los segundos que tarde al reaccionar durante el beso, no era ni frio ni cálido, era una temperatura creada para que fuera el beso perfecto para ambos, y con mucha vergüenza puedo decir que ha sido el primer mejor beso de mi vida, sabía que ya me había besado con él pero no se sintió como esto, nada igual
— ¿Qué tal ha sido tu primer beso? –ríe mientras toma mi mano
Mis mejillas ardían, no sé si fue por el calor del beso, o por la pena de saber que lo noto, que aunque siempre me creía muy experimentada en la vida, que he pasado por todo, todo menos un beso, sigo siendo una tonta de diecisiete años con un camino no listo para caminar y una vida no preparada para lo que continua.
— No estuvo mal, podría acostumbrarme –y todo quedo en un silencio después de una gran risa de parte de ambos
— Yo me podría acostumbrar a escuchar esas frases raras tuyas para hacerte creer mayor, pero así eres tú, no te puedo cambiar.
— ¿Así como?
— Rara –mi risa fue la cosa más escandalosa de todo el aeropuerto, junto a su sh para que no nos corrieran todavía.
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Ciega de amor
Romance-Es hermoso, es espléndido, es perfecto -dije mientras volteaba a verlo -Tu eres mejor que todo esto -me sonrió -¿Qué me viste? -pregunte de la nada -¿Qué te vi? Todo, iluminas luz hasta en el lugar más oscuro, eres tan decidida, tan impulsiva, t...