Capítulo 7

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Me reí para fingir que nada pasaba, pero prefiero olvidar lo que escuche, ¿por eso solo me dio el dinero?, quien lo diría; en la cama había hasta ropa interior, mentalmente agradecía porque la mía era de las más horribles, también habían vestidos totalmente diferentes a lo que usaría yo normalmente, pero que va, si ya ni se quién soy.

Mi primera opción fue un vestido blanco con flores pintadas de colores, azules y morados, me quede encantada, me veía tan refinada, tan no yo, que me gusta este cambio, con unos zapatos de tacón azules, la verdad es que si hubiera escogido por mí misma serian negros o blancos, pero Patrick sabe lo que hace, así que ese vestido se convirtió en mi primera y última opción, me maquillo con tonos muy suaves, ni parecía que tuviera maquillaje y eso me fascinaba.

— Lista, toda una dama, mejor que esa ropa fea que tienes guardaba aquí –reí de la vergüenza, ya el hecho de siempre reír se tornaba extraño.

Le di las gracias y baje a buscar a Christian, estaba con un traje azul oscuro pero sin la chaqueta, la mangas de su camisa blanca estaban remangadas, cosa que mostraba sus brazos muy bien trabajados, mi primer misión como amiga de él, es conseguir una mujer para él que lo ame realmente.

Creo que escucho mis tacones puesto que volteo a verme, y sonrió, inconscientemente pose para que me pudiera apreciar mejor, pero recordé que no ve, así que me acerque a él con el propósito de describirle mi vestido, hasta mi maquillaje, y el peinado espontáneo que había hecho Patrick para mí.

— Luces hermosa –siempre dudare de su ceguera ¿será que lo usa para abusar de las mujeres?- confió en los gustos de Patrick –me aclaro

— En serio a veces me haces dudar de ti

— Lo sé, pero siéntate aquí está el exquisito desayuno –se me había olvidado que era desayunar

El desayuno estuvo delicioso, tenía mucho que no comía alguna comida casera o bien hecha. Me encontraba en la camioneta junto a Christian y el señor Austin, ese señor las veces que lo he visto andaba con traje, pobre, Christian no converso nada en el camino, pero la verdad es que me dio igual estaba bastante ocupada viendo los grandes edificios de Downtown.

Había uno en particular que me gustó mucho, y como pude descubrir era el de Christian, lo supe porque era de vidrio además que se nota su parecido con la casa, pero sobretodo porque el señor Austin había dicho que habíamos llegado, sobre todo por eso.

Me dedique a tender mi mano para ayudar a Christian pero la rechazo y me miro de una manera fea, casi despectiva, nota no ayudarlo en nada, las puertas se abrieron por dos hombres gigantes vestidos de negro absoluto y saludándolo, las mujeres le sonreían cosa que el obviamente no notaba, pero creo que era de ese par que no sabía que él no lograba verlas, luego volteaban su mirada a mí y volteaban sus ojos, si supieran quien soy.

— Sera que te apuras tengo una junta importante –dijo con tono de molestia, otra nota es bipolar o sufre de cambio de personalidades

Lo seguí lo más rápido que pude pero es que los tacones no me permitían correr, subimos en el ascensor donde Christian se encontró a su gerente de la empresa y mantuvo una charla muy entretenida hasta que se acordó de mí.

— Damian ella es Amanda, Amanda él es Damian.

No era para nada mi tipo de hombre, se notaba solo el querer de tener sexo con todas, y creerse el más increíble de los increíbles, o sea el más patético, con su sonrisa pretendía seducirme y se lamio los labios, así que opte por tomar el brazo de Christian y solo estirar mi mano como modo de saludo.

— Un gusto Damian –para nada, prefiero ni verlo- Amanda

— El gusto es mío princesa, si necesitas algo estaré para ti, para lo que sea. –Y este patético sujeto puso una cara de "seductor" mal actuada.

Supongo que Christian sintió mi incomodidad por tales palabras y tomo mi mano con firmeza.

— Espero que te haya agradado mi novia

La mandíbula de Damian se cayó literalmente a la planta baja de donde tomamos el ascensor, Christian hizo la escena más real besando mi cabeza, y yo por supuesto sonreí ante tal acto.

— No pensé que tu ceguera te permitiera encontrar a una mujer tan hermosa como Amanda, pero ya vemos que por el dinero cualquiera obtiene lo que quiere.

En mis adentros me encontraba furiosa, totalmente, ese hombre es de ese tipo de personas que cree que Christian por ser ciego no tiene la capacidad de conseguir una mujer, pero me molesta más que Christian hubiera hecho como si no lo hubiera escuchado, ignorando totalmente la manera en la que hablaba de él y de mí.

— Tal vez Christian no tenga la capacidad de ver, pero a diferencia de ti, él es un hombre, cosa que tu no obtendrías ni siquiera entrando a clases de etiqueta, y si alguna mujer se acuesta contigo es solo porque se pueden aprovechar de tu dinero, o mejor dicho del dinero que Christian ha proporcionado lastimosamente para ti.

Christian soltó mi mano como si supiera que habíamos llegado al piso y camino solo hasta lo que supongo es su oficina, pase después que el antes de trancar la puerta, su mandíbula estaba tensa y eso me indicaba que estaba molesto, y de seguro conmigo, nota no defenderlo nunca.

— ¿Qué creías que hacías? –me dijo desde el asiento detrás del escritorio

— Te defendía

Prefiero que tequedes callada, cambiemos el trato, tú te quedas callada, me acompañas a dondeyo diga, cuando yo diga, con quien yo diga, y opinas si yo digo, si no, no. 

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora