Capítulo 48

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Después de ahí me dijo que me enseñaría su casa, el sol todavía no hacia presencia pero no falta mucho como para que apareciera, lo único que en este momento me preocupaba era saber que mi padre podría darse cuenta que no estaría, pero Christian me necesita, él siempre está para mí, es mi turno.

Llegamos a un edificio gigantesco, comprendí que vivía en un apartamento, bajamos del auto en silencio, sin embargo su mano nunca soltó la mía, Elijah había seguido otro camino, me mandó un mensaje de que si necesitaba algo lo llamara, yo solo respondí con un ok, estoy segura que por ahora no lo necesitare.

Él vivía en el penthouse, se notaba la naturaleza de su soledad, todo masculino, rustico, pero al mismo era fresco, y elegante, colores fuertes junto a colores claros, me recordó a nosotros, él siempre ha sido el fuerte, mientras yo siempre me derrumbo en sus brazos, la historia a partir de ahora cambia, me dolía verlo así.

Ambos nos sentamos en el sillón junto a la ventana, él estaba distraído viendo a la nada, algún punto remoto en el cielo que había llamado su atención, yo me atreví a examinar cada parte de su rostro, era tan hermoso, todo de Christian era hecho para ser así, es como si no tuviera un defecto.

—¿Qué ves tanto? –pregunto sorprendiéndome, sin embargo el seguía viendo a la ventana

—A ti –confesé, sobe su rostro, él se tensó, no esperaba mi tacto, se volteó y enfrento mi rostro

—¿Por qué sigues aquí si soy un maldito asesino? –pregunto, sabía que poco a poco iba a soltar veneno, ya sea para sí mismo o para mi

—No te dejare solo, tu nunca lo hiciste –cerro sus ojos como si intentara controlar sus impulsos

—Eres demasiado para mí, te destruiré –sonreí

—Eso es demasiado cliché para un hombre tan inteligente –soltó una pequeña risa

—Hablo en serio, hay demasiado de mí que no te gustara, yo... -lo interrumpí

—Si me destruyes solo asegúrate de ser tú el único que me reconstruya

Fueron las palabras suficientes y las correctas para que me besara, fue con desesperación, Christian pedía más y más de mí, mi respiración se mantenía agitada, el aire me faltaba pero no sé en qué momento lo recobraba, los brazos de Christian me mantenían apretada, mientras que los míos me acercaban a él, algo un poco imposible.

Ya eran las 4 de mañana, en dos horas debía levantarme, y por culpa de una laguna mental había olvido a mi padre, si se despertaba y no me estaba en la casa me mataría a mi pensando mal de Christian, pero en estos momentos estaba tan tranquilo durmiendo que prefiero correr riesgos, ya lo convenceré de que no pasó nada.

No pude dormir, recordaba como las palabras de Christian resonaban en mi cabeza, como sus lágrimas ardían, incluso me ardían a mí, ¿Quién diría que un hombre tan seguro termina siendo uno con tantos problemas?

Ya eran las 6 de la mañana, me levante, intentando que mi compañero de cama no se despertara, sus abrazos me habían acunado todo lo que quedaba de madrugada, entre al baño y me di una ducha fresca pero rápida para las que comúnmente tomo, salí y Christian seguía dormido, por lo que me adentre a su armario a ver si por lo menos conseguía algo que usar, la ropa de ayer había quedado con tierra.

Su armario era tan grande como el mío, sin embargo en este había otra puerta al final, antes de abrirla sentí un peso en mi espalda, era un Christian soñoliento abrazándome, lo mire y solo pude sonreír parecía un niño que levantaban cada mañana aunque este no quisiera.

—Espero que te guste – ¿Qué me guste qué?

Abrí la puerta y me sorprendí, era otro armario pero esta vez había ropa de mujer, toda era de mi talla, incluso los zapatos lo eran, Christian se quedó en el marco de la puerta observándome divertido, este hombre sinceramente no tiene en que gastar el dinero, pero lo más loco es que tengo millones de conjuntos en mi armario y este tiene otro millón pero ¡distintos!

—¿En qué momento...? –esta vez me interrumpió el

—Estaba pensando que debías conocer mi casa, que me gustaría que te quedaras más seguido y no tuvieras excusa para irte –decía viéndome directamente –claro nunca pensé que sería por las circunstancias de ayer, pero me alegro que lo haya hecho

Me acerque a él dándole un dulce beso, que correspondió al segundo, me puse junto a él a decidir que usaría, fui sencilla, un pantalón negro con una camisa negra y una chaqueta de cuero, me parecía a Christian cuando iba a mi casa los fines de semana sin esos trajes costosos, aunque no dudo que esta chaqueta sea de las baratas.

Mientras me vestía el tomo una ducha rápida, y se vistió para llevarme a la escuela, tenía miedo que mi padre no me haya llamado, o si quiera escrito, en el auto íbamos callados pero cómodos, no preguntaría nada de ayer ya que el hacía como si nada hubiera pasado cuando quisiera hablar lo haría.

Buscaba en la radio algo que escuchar, rápidamente escuche "love on the brain" de Rihanna, como me encantaba, irónicamente la sentía mía sin haber pasado nada parecido, sin embargo la cantaba con el corazón, Christian me observaba sin creerlo, él no tenía idea de cuál era como tal mi gusto musical escuchaba de todo.

Se sorprendió aún más cuando empece a cantarle. 

No matter what a do, i'm not good without you

Lo veía sonreír como si no pudieran dejar de hacerlo, ame verlo así, verlo solo conmigo de esta manera, esa manera como me veía; la escuela ya se asomaba a mi vista y mi miedo aumento cuando vi a mi padre parado viendo en dirección a la camioneta de Christian, él tomo mi mano como si pudiera sentirlo.

Me baje sonriendo y acercándome a mi padre, el cual se mantenía serio con sus lentes de sol que no rebelaban nada, sin embargo dejo de verme a mí para ver como otra puerta se cerraba, no era Christian, él ya estaba a mi lado, fue Hope que se acerba corriendo a nosotros.

¡Oh por Dios! Me ha salvado la vida esta mujer, es toda una genio, simulo que había llegado con nosotros, estoy segura que mi padre no sabía que pensar, Hope hablo rápidamente.

—Hola señor T, discúlpeme por llevarme tan tarde a Amanda anoche es solo que tuve muchos problema en casa y no quería estar sola, esta mañana Christian nos fue a buscar, y Amanda no le llamo porque nos quedamos dormidas, la culpa es totalmente mía –bajo la mirada Hope

—Tranquila Hope, gracias por la explicación –se quitó los lentes y le sonrió, que buena actriz, con tal acto se fue sonriente –en cuanto a ti señorita te vendré a buscar porque quiero hacer ciertas actividades contigo –me abrazo y le correspondí, pero me tense al escuchar su susurro en mi oído –no soy imbécil, que sea la última vez que te vas a casa de Christian sin decirme –me entrego mi bolso

Quede pálida en el acto, lo que hizo que Christian se tensara, él sabía que mi padre sabia.  

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora