Capítulo 33

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Pronuncio algunas palabras mientras se acercaba a mí pero yo no pude oír nada, en mi algo no estaba funcionando correctamente, y este hombre lo noto, mi respiración se agito, entre en ansiedad como si estuviera reviviendo el momento de la muerte de mi madre, su cadáver siendo abrazado por mi paso por mi mente.

Christian me gritaba que respirara, aunque suene extraño él sabe cómo controlarme en este momento, ya lo ha vivido, sentí su mano tapar mi boca y con la otra mi nariz de esta manera reaccionaria, tanto él como yo lo sabíamos, pude regresar a respirar con dificultad pero ya había pasado lo peor.

La cara de terror de este hombre decoraba lo sucedido.

— ¿Qué le ocurrió? –logro pronunciar

— Tranquilo Thomas, fue un ataque de ansiedad, le da cuando su cabeza no puede procesar alguna idea –así que ese era su nombre, Thomas

— ¿Cómo lo sabes?

— La conozco lo suficiente –dijo mientras no le daba importancia a sus palabras

Mi cuerpo se encontraba escondido detrás de Christian, él tomo mi mano, y me llevo hasta al frente de Thomas, estaba pálida, congelada y temblando, en mi cabeza cuando era un poco más pequeña siempre soñaba con este momento, donde le diría toda clase de insultos pero de mi garganta no salía nada.

— Hola Amanda, mi nombre es Thomas Hyde, soy tu padre, pasa para hablar a solas –aunque mi confianza en Christian todavía era mínima por lo sucedido antes, él era la única persona a la que sentía cercana

— ¿Podría estar Christian? –susurre

— Si así lo quieres, así será mi niña –le hizo una señal a Christian para pasar con nosotros y como si lo supiera, tomo mi mano y me sonrió

La casa se sentía agradable, tenía un aura fresco, como si no pudiera venir nada malo de aquí, eso me calmo un poco, nos dirigimos a la sala de estar, todo estaba decorado en colores pasteles, no mostraba a un hombre soltero, por lo que pensé que estaba casado y tal vez tuviera otra hija, una hermana.

Se sentó en un mueble, que parecía demasiado costoso como para ser usado, Christian y yo nos sentamos en el de al frente, nadie decía una palabra por lo que Thomas decidió empezar de nuevo con la conversación, en él cada vez lo veía más familiar como si lo hubiera visto antes.

— ¿Deseas algo de tomar? –pregunto cortésmente

— No, pero gracias, disculpa si te pregunto pero ¿de dónde te he visto antes? –sonrió alegremente

— Pensé que nunca me reconocerías, he ido a algunas fiestas en las que has trabajado –tenía razón sabía que tenía que ser de ahí – ¿Cómo has estado? ¿Cómo te ha tratado Derek?

— Podemos solo llegar a la parte en la que me cuentas todo, por favor –rogué

— Está bien, mi niña –me lanzo una mirada triste –Tu madre y yo estuvimos juntos desde los 18 hasta los 26 años, claro tu mama era más joven ella tenía 24 cuando te tuvo pero eso ya lo sabes, me fui cuando cumpliste uno, intente de todas las maneras verte, pero tu madre prefería mantenerte alejada, aunque hablara con ella no me quería cerca, sé que me odiaba por una idea que tenía en la cabeza que nunca paso, y su precio a pagar fue alejarme de ti, le mandaba dinero mensualmente para que nada te faltara, pero siempre me lo devolvía, una vez viaje a verte, tenias 14 años te veías tan feliz junto a ella que me negué a arruinarte eso, sin embargo seguí mandando dinero a una cuenta que cree a tu nombre, el padre de Piero es gran amigo mío, siempre supe de ti, hasta que desapareciste, nadie sabía nada y me asuste, te mande a buscar y te encontraron trabajando en una cafetería, luego lavando platos en un restaurante de noche, te siguieron hasta el hospital, y me entere de tu madre, de hecho me entere completamente por Piero de haberte salido de la secundaria en tu último año, de tus problemas financieros, de todo

— Me sentía frustrado porque sabía que no aceptarías dinero de cualquier, además no quería frustrar más tu vida, cuando Piero me llamo contándome lo de la prostitución casi me da un infarto, así que llame a Christian, lo conozco desde que es un pequeño, arregle todo con él, no confiaba en más nadie, luego hable con Piero, y paso todo esto de la mentira, le pedí que fingiera ser ciego, así te acercarías más a él, te conozco aunque no lo creas, cada dólar que salió era tuyo, de lo que te enviaba, el día de la muerte de tu madre fui yo quien ordeno el funeral, fui yo quien hizo todo, era tu madre, y siempre habría un lazo entre nosotros. No estaba en mis planes que te fueras del país, mucho menos que llegaras hasta aquí, Christian hizo todo lo posible por encontrarte, gracias a Dios que pudo, pero supe que descubriste la mentira, y tienes ese pequeña parte de mí, eres rencorosa, así que decidí llamar al padre de Derek y le ofrecí mas dinero, pedí que consiguiera que vivieras con Derek o con él, lo que se hizo fácil, no sé por qué esa parte no me la ha dicho Derek –iba a hablar pero se me adelanto Christian

— Un hombre entro en su departamento y la golpeo, ella cree que fui yo, pero esa noche estuve contigo, de hecho, todo el día completo estuve contigo arreglando los problemas de la empresa, Thomas –dijo con rencor Christian

Mi cabeza tenia cien mil preguntas, pero con tantas palabras, tantas explicaciones, tantos cabos sueltos, no lograba formular siquiera una para decir, era como si existieran en mi cabeza pero a la vez estaban encerradas en un armario transparente con llave.

La cara de Thomas, mi padre, estaba roja, supongo que era por la sorpresa o tal vez por la brusquedad con la que Christian lo dijo, se paró en un minuto y camino hacia mí, me empezó a revisar la cara, luego levantaba los hombros de mi camisa, buscando algún indicio de golpes.

— Ya desaparecieron –dije

— ¿Quién lo hizo? –no conteste –Por favor Amanda dime quien lo hizo, voy a matar a ese maldito bastardo

— Recibí cientos de llamadas y mensajes de un celular desconocido, cuando me golpeaban no pude ver, su voz era desconocida para mí –susurre

— La pagara –dijo mientras su cabeza maquinaba alguna otra cosa más importante

— Tal vez fue un error, no importa, ya todo paso –ambos me miraron como si hubiera dicho una estupidez, realmente lo hice

— Nadie, escúchame Amanda, nadie toca a mi niña –y sin previo aviso me abrazo, sentí un calor que traía paz a mi cuerpo, me sentía protegida por aquel hombre que decía ser mi padre –te vendrás a vivir para acá, tienes una habitación preparada, con mucha ropa, contrate a la mejor modista, le diré a Derek que deje tus pertenencias aquí

— No confió en ese imbécil –protesto Christian

— Yo tampoco, solo le importa el dinero como a su madre –contesto mi padre, luego me miro a mi –mantente alejada de él, sabe cuánto dinero tengo, es mucho más de lo que puedes calcular

— Pero él ha sido grandioso conmigo –dije

Christian rio como si hubiera dicho un chiste, sacudió su cabeza como si estuviera diciendo que no, y en seguido vino el comentario que solo él sabía cómo hacer.

— ¿Sabes lo que son cien mil dólares? Cualquiera seria grandioso contigo por tanto dinero, pulpito

Ciega de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora