Los años han pasado, la pelea contra Zeref queda atrás y todos en Fairy tail se dan la oportunidad de ser felices teniendo sus propias familias.
Nashi, la hija mayor de Natsu y Lucy trata de sobresalir por ella misma para no ser solo la sombra de l...
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POV NASHI
No sé cuánto tiempo pasó, solo sé que me entregué por completo al dolor, todo lo que jamás había llorado en mi vida lo lloré en un momento con Arashi, él hizo exactamente lo mismo, lloró junto a mí tanto como pudo hasta que las lágrimas y los sollozos finalmente pararon dando paso a un profundo sueño en el que caí casi inmediatamente, mientras mis ojos se cerraban pude sentir como Arashi me recostaba sobre la almohada y su respiración se volvía calmada, él estaba en las mismas condiciones que yo y antes de siquiera notarlo caí profundamente dormida.
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– ¡Suelta ahora a Nashi, hijo del exhibicionista! –El grito me despertó de inmediato, gracias al susto me aferré con fuerza a lo más cercano que tenía, quizá algo tarde me di cuenta que era Arashi.
– ¿Qué paso? ¿Dónde estoy? –Dije aún algo desubicada por despertar. Giré la cabeza para ver a mi padre completamente enojado a punto de golpear a Arashi quien aún dormía, en un comienzo no vi nada malo en la escena hasta que él se giró dormido dejando ver su brazo alrededor de mi cintura, estoy segura que el grito que di se escuchó en toda Magnolia.
– ¡Ahhh! ¡¿Qué pasó?! –Dijo Arashi quien despertó de golpe por mi grito. –Nashi ¿por qué gritas? –Se talló los ojos para desperezarse un poco sin soltarme aún.
– ¿Qué por qué grito? ¡Mira! –Le señalé a su brazo que aún me rodeaba, la cara de Arashi cambió de roja por la vergüenza a morada del miedo por ver como mi padre empezaba a encender sus llamas.
–Yo... yo no hice nada, Natsu-san – ¿Natsu–san? Sí, definitivamente estaba muy asustado.
– ¿Que no hiciste nada? Te quedaste dormido abrazando a mi hija, te aprovechaste de que ella dormía. ¡¿Qué le hiciste?! –Mi padre soltaba un aura maligna que lo rodeaba mientras que Arashi empezaba a temblar, verlo tan asustado solo hizo que yo quisiera reír y me dieron ganas de gastarle una broma.
–Solo la abracé dormido, no le hice nada, ¡Lo juro! Dile que es verdad, Nashi. –Él me volteó a ver suplicando por ayuda, pero yo solo pude sonreír macabramente, él entendió mi plan y palideció. –N... no te atrevas. –Yo empecé a quejarme falsamente.
