Capítulo 2

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*REVISADO*

Querido Diario:

De haber sabido que Will iba a llegar ese mismo día ni siquiera se me hubiera ocurrido provocar a mi padre, jamás hubiera dejado que viera aquello, eso solo iba a provocar más problemas, más enojo en mi hermano hacia mi padre y no quiero decir que no se lo merece, pero si iba a regresar a casa no quería que hubiera tensión en nosotros.

Mis hermanos son las personas más importantes para mí por lo que necesito que todo entre nosotros este bien.

Después de aquellos golpes no recordaba mucho, me parece qué mi hermano no dejó de llorar ni mucho menos cuando Will intentó abrazarlo para saludarlo... ni mucho menos cuando yo intenté calmarlo. También recuerdo que mi hermano me intentó cargar para llevarme al hospital y yo me negué.

Sé que me vas a decir, soy una imbécil por no querer hacer nada al respecto, nisiquiera decirle nada a nadie, pero tengo miedo y eso es todo.

Capítulo Dos:

Me quejo cuando Will pasa el trapo por mi nariz, a estas alturas supongo que ya estoy hinchada y moreteada. Me duele como la mierda y ni siquiera estoy segura de saber si la mierda duele.

—Lo siento —se disculpa en un susurro.

Niego con la cabeza dándole a entender que no le de importancia.

Will ha cambiado mucho, sé que solo ha pasado un año y el cambio en alguien es casi imposible, pero bastaba con unos segundos mirándolo para decir que Will ya es un hombre, aunque tenga solo veinte años. Sus ojos son castaños claros, casi igual que los míos, su piel ahora esta bronceada, de unos tonos más oscuros que mi piel, sus pestañas son incluso más largas que las mías, sus pómulos, su nariz de punta ovalada, sus labios rosados y más delgados que los míos.

Will y yo no nos parecemos mucho. De hecho, Will tampoco se parece mucho a mamá o a papá. Él es el tipo de chico que te ve a metros de distancia y se espera para mantenerte la puerta abierta, es el tipo de chico que accede a un capricho solo para hacerte feliz.

Mi hermano esta arrodillado frente a mí, con la mirada puesta en la sangre de mi rodilla. Aparta el trapo de mi nariz, está vez para bajarlo a mi rodilla. Tengo sangre seca que ni siquiera me había percatado de que estaba ahí, tampoco me acuerdo que alguna vez haya sentido dolor.

Es un poco incómodo, ya no se siente igual estar con él a solas ahora que como antes. Ni siquiera me mira o dice algo, está más concentrado limpiando mis heridas, mientras noto como es que aprieta los puños intentando contener la ira. Se que le deben de estar pasando imágenes de odio y muchos pensamientos por la cabeza, ojalá que se les pase pronto. Me quejo cuando pasa el trapo húmedo por mi herida bruscamente, y por un acto de reflejo levanto la mano para detener la suya.

Y aquí estamos los dos, nuestras manos unidas, hace mucho que no sentía que tiene manos suaves y duras a la vez. Lo suelto de inmediato cuando sube la mirada a mí.

—Lo siento —ahora susurro yo.

Él esboza una sonrisa divertido, siempre me gustaba cuando sonreía, me gusta mucho su sonrisa. Cuando sonríe, logra atrapar toda mi atención, y si lo hiciera por siempre, se que no me cansaría de verlo.

—¿Te duele mucho?

Niego sacudiendo la cabeza.

—No, ya me siento mejor.

—Lizzy —exhala como si estuviera fastidiado, aunque su rostro no muestra ningún signo—, sabes que sigues siendo una mala mentirosa ¿verdad? Nunca me miras a los ojos.

Quédate Un Poco Más© (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora