Siete meses después.
Suspiro profundamente, no se cuanto tiempo tengo que estar aquí, pero ya llevo rato. En la escuela de Dante, los niños están en su hora de receso y hacen un completo alboroto, yo no debería de estar aquí, de hecho, Nash me pidió que no viniera porque estando embarazada las cosas se complicaban más en el camino, aparte de que es muy protector conmigo. Lo cierto es que me sorprendió mucho que me haya llamado la escuela porque siendo como es, Dante nunca ha ocasionada problemas.
—Lamento haberla hecha venir otra vez, señora Cavanaugh —me dice el director Kendrich con expresión apenada.
—Es la segunda vez en esta semana —digo sorprendida y un poco enojada... de hecho, no se lo digo al director, miro a Dante sentado frente al escritorio. Nunca había estado en la oficina del director, ni siquiera cuando yo estaba estudiando—. ¿Qué ha pasado esta vez?
Dante no dice nada, solo se dedica a mirar por la ventana a los niños jugando. Se acomoda el gorro que cubre su cabeza calva y no voltea ni a mirarme.
—Lo mismo de la vez pasada, señora —dice el director al ver que Dante se rehúsa a decir una palabra—. No pone atención, desobedece a los maestros, es incluso un poco grosero con los niños.
—Pero ¿por qué, amor?
Dante sigue sin contestar.
—Mire, hemos tenido consideraciones, pero si el niño tiene la misma actitud nos dará motivos para suspenderlo.
Últimamente Dante había tomado un comportamiento muy mal, hace un par de semanas lo llevé con una psicóloga que mi psicóloga me recomendó para niños, y las cosas habían estado mejorando un poco, pero como las cosas nunca mejoran exactamente bien con nosotros, las esperanzas se fueron inmediato porque, ¿Quién puede tomar el cáncer bien cuando es la peor enfermedad del mundo?
La pérdida de cabello a aumentado con el tiempo, se le caía a mechones hasta que llegó un momento en el que Dante mismo se lo cortó. Cuando tose y escupe sangre, Nash y yo adoptamos la costumbre de voltear a otro lado para no incomodar a Dante o él mismo se esconde para no incomodarnos con el tema. Respetar la decisión de un niño se me ha hecho muy difícil y desearía tomarlo a la fuerza y meterlo al hospital, pero tampoco es que quiera ser cruel con él.
Su apetito ha disminuido, y aunque él lo intente aparentar comiendo a la fuerza unos pocos bocados, yo lo noto. Siempre está presente ahí.
Su fragilidad hace que por las noches no pueda dormir y los sueños que me despiertan son mucho más horribles de lo normal. Nunca había sabido lo que era insomnio, hasta ahora que despierto cada noche a cerciorarme de que Dante este bien.
Miro a Dante por unos segundos cada hora por cada día que pasa, miro el cambio que ha tenido en los últimos días, miro sus ojeras muy pronunciadas, como si jamás descansara, su piel pálida, sus labios secos, sus respiraciones agitadas, la delgadez en su cuerpo. Dijo una vez mi terapeuta que quería grabarme todo de él.
De nuevo, Dante no dice nada de regreso a casa.
Después de que Nash llega a casa, vamos a cenar y al terminar me disculpo para irme a dormir mas temprano de lo normal. Me siento cansada y lo cierto es que estando embarazada las cosas son mucho más difíciles.
—¿Cómo te fue en la escuela con Dante? —pregunta él para romper con el silencio.
Suspiro cuando termino de vestirme.
—Su actitud está cambiando mucho —me encorvo—, su optimismo ha cambiado y aún me falta hablar con la psicóloga para ver cómo va con sus terapias.
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Quédate Un Poco Más© (Completo)
RomanceLizzy y Will son el complemento perfecto, ella se apoya en él, al mismo tiempo que él en ella. Ellos dos son padres postizos del pequeño Dante quien sufre de una enfermedad mortal... Will y Lizzy se aman. Will y Lizzy se desean. Will y Lizzy se besa...