*REVISADO*
Querido Diario:
Antes de morir, mi madre jamás me habló sobre las relaciones, sobre el sexo. No me contó aquella cuestión de 'la abeja y la semilla'. Claro que, si intentó cortármelo varias veces, pero me negaba porque para mí era una cosa un tanto vergonzosa.
No quería hablar sobre sexo con mi madre y más porque en aquel tiempo los chicos no se me hacían atrayentes. No me gustaban para nada.
Ahora. Veo que era una cosa importante puesto que no se nada más que lo que los maestros me explicaban en la escuela y lo que leía en los pocos libros que tenía reservado en un cajón ya que tampoco tenía un mueble para ponerlos.
No sabía y ni siquiera sé que es lo que le pasó a Will en el momento en que ni siquiera se acercaba a mí. ¿Por qué no me miraba estando ahí sentado? ¿Por qué intentaba ocupar esa parte de los hombres con un cojín de mí? ¿Por qué cruzaba las piernas y se inclinaba sobre si y seguía sin mirarme?
Jamás había pasado eso antes y el hecho de que estuviera pasando ahora solo provocaba que me sintiera rara estando a su lado.
Estando a su lado tenia sentimientos encontrados: quería estar lo más posible a lado de él, quería acercarme más, aunque no hubiera forma de hacerlo, abrazarlo para sentir su cuerpo contra el mío. Mis labios tomaban vida propia porque quería besarlo y aunque lo hacía besando sus mejillas, su frente, su nariz, algo me decía que no era suficiente.
Talvez todo esto era normal por los añosque no lo había visto. Solo espero que sí.
Capítulo 4:
Me despierto más tarde de lo que imagino. Es viernes y, como todos los viernes, suelo despertar temprano porque es el día más atareado del mundo. Lo único que hago es prepararme para hacer de comer y un poco de aseo antes de arreglarme para ir al instituto. Más tarde, cuando son las ocho después de dejar el arroz calentando, subo las escaleras al primer piso a la habitación de mi hermanito para intentar despertarlo.
Últimamente duerme mucho, mi madre me explicó que, en la etapa de desarrollo de los niños, estos suelen dormir mucho para dar el estirón. Eso me recuerda a cuando mi madre cuidaba demasiado a Will respecto a sus amistades y había veces en las que llegaba muy tarde a casa y mamá se la pasaba despierta toda la noche para esperar en lo que llegaba. Recuerdo que, en su etapa de rebeldía, le alzaba la voz a mamá y jamás me dejaba acercarme a él o a su habitación.
Incluso recuerdo cuando entré a su habitación sin pedir permiso ni tocar, me gritó como si hubiera cometido el peor de los delitos. Aquella noche lloré a mares porque no era usual que me peleé de esa manera con mi hermano, aquella había sido la primera vez que nos gritamos el uno al otro y me corrió de su habitación casi echándome a patadas.
Nunca supe lo que me ocultaba porque jamás me lo quiso decir. Se disculpó al día siguiente y en la tarde me regaló un peluche de un elefante que ahora Dante tiene en su cuarto.
—Me duele —dice el niño mientras se destapa la cabeza de las cobijas.
Frunzo el ceño de inmediato. Me preocupo demasiado y sobreprotejo como si de verdad fuera mi hijo.
—¿Qué te duele, mi amor? —inquiero porque soy una madre sustituta sobreprotectora.
Dante hace un mohín cuando intenta moverse.
—Mi cabeza —contesta con la voz débil y chípil como un niño o bebe mimado—, tengo mucho frio.
Mis instintos maternales me dicen que está a punto de tener un ataque de calentura, por lo que los mismos instintos me dicen que lo cuide mucho más y lo consienta.
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Quédate Un Poco Más© (Completo)
Roman d'amourLizzy y Will son el complemento perfecto, ella se apoya en él, al mismo tiempo que él en ella. Ellos dos son padres postizos del pequeño Dante quien sufre de una enfermedad mortal... Will y Lizzy se aman. Will y Lizzy se desean. Will y Lizzy se besa...