William
De camino a la casa, las calles me parecen completamente lo mismo, el camino que siempre tomo para llegar un poco más tarde a la casa no es opcional, de hecho se ha vuelto ya una costumbre.
Sé que al llegar a casa veré a Taylor con su barriga abultada.
Le tengo un gran cariño a su barriga y a lo que tiene dentro, pero sinceramente no se me va bien eso de que ella sea quien lo cargue. No sé en qué momento se fue el maldito amor que sentía por ella, pero por el amor de Dios, regresenmelo, lo necesito ya...
Abro la puerta del departamento huele tan delicioso con tan solo entrar y la boca se me hace agua al detectar lo que esta haciendo, pero me parece muy extraño porque ella no acostumbra a hacer la comida. Yo siempre la hago cuando llegó o ella pide por teléfono cuando se le antoja algo.
—Hola, cariño —me saluda cuando entro en la cocina.
Me llevo una sorpresa cuando veo a una señora ya mayor, con cabello marinado de blanco, cuerpo un poco tosco y rasgos pálidos al lado de la estufa cocinando. Me acerco a Tay y le depósito un beso en la frente. No tomo importancia a la señora y camino a la sala para sentarme y prender la tele para ver un programa al azar.
No siento los minutos aquí sentado cuando veo a la señora que Taylor contrató cruzar la puerta de entrada, le da un par de concejos a mi esposa después de adular lo hermosa que se ve embarazada y luego se va. Tay no deja pasar unos segundos antes de recorrer el comedor y llegar a mi lado para abrazarme y depositarme unos besos en la mejilla.
—¿Cómo te fue, amor? —pregunta al notar que no es correspondida con los besos.
No quiero ser grosero, no me siento de buen humor para hablar en este momento, no se a qué se deba mi mal humor pero juro que siento que en cualquier momento voy a gritar.
—Por favor —susurro y accidentalmente suelto un tono de fastidio—, estoy exhausto solo quiero descansar un rato.
Noto como es que a Tay se le baja el ánimo en un dos por tres y se aleja lentamente de mi. No le doy importancia, mientras más rápido sea, menos escándalo abra sobre esto.
—Bien —bufa y su expresión de alegría baja, pero no del todo—, por lo menos podrías comer un poco, la señora que papá contrato para el aseo y la comida de este departamento preparo algo muy delicioso.
¿Su papá? Porque siempre tiene que ser tan consentida y pedirle todo a su papá? Se supone que me mato trabajando para complacer todos sus caprichos y a las cosas que ella esta acostumbrada a tener. Esa ropa y zapatos que está muy caros para mi gusto.
Cuando íbamos de compras o pasábamos por algún centro comercial, notaba cuando Lizzy se la pasaba mirando una ropa que sabía que ella no tenía mientras pensaba que nadie la estaba viendo. Y nunca lo pedía porque sabía que no la estábamos bien económicamente.
Tay lo exige aún sabiendo que no hay dinero.
—Quisiera descansar un poco, podrías comer tú sola.
—Anda —insiste y hace esa voz de niña mimada, me recuerda un poco a Lizzy, cuando era pequeña la mimaba tanto que de la nada ya le salía, hace mucho que se le ha quitado—, mira —se acerca a mí cuando ve que me levanto—, come ahorita y después podremos tú y yo ir a tomar un largo baño y después ir a dormirnos, y cuando menos lo esperemos dormirás mejor que nadie.
—Ya te dije que no, yo iré más al rato, no insistas —quito sus manos de mi cuerpo, me está acariciando pero yo no quiero que lo haga.
Cómo es que había un tiempo en el que me encantaba hacerlo, ahora la veo y no dejo de pensar que es un infierno que yo me he preparado. Es lo que yo escogí aún cuando Lizzy me dijo que no.
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Quédate Un Poco Más© (Completo)
RomansaLizzy y Will son el complemento perfecto, ella se apoya en él, al mismo tiempo que él en ella. Ellos dos son padres postizos del pequeño Dante quien sufre de una enfermedad mortal... Will y Lizzy se aman. Will y Lizzy se desean. Will y Lizzy se besa...