Capítulo 44: "Fantasías Estúpidas"

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Nunca he tenido la vista en frente, de hecho no quisiera pensar en todas aquellas veces en las que he tenido que agachar la cabeza y cerrar los ojos y soltar lágrimas hasta quedar seca. Hasta que el significado de esa palabra solo signifique alivio y frustración a la vez.

También puedo recordar todas esas veces que mi pecho se ha acelerado en un ritmo frenético y doloroso, todas las veces que ese familiar nudo se instala en mi garganta y no deja que pueda respirar, así como cuando me quita el apetito y sube la bilis hasta mi boca y mis papilas gustativas sienten ese sabor asqueroso.

Cuando veo a Will con los ojos abiertos y mirando de un lado a otro, siento que puedo respirar, siento que un peso cae a mis pies, siento que esa barrera que se estaba cayendo sobre mi y que a la vez hacia el esfuerzo por mantenerla de pie, se está enderezando poco a poco, Will ya le esta ayudando otra vez aunque no lo sepa.

Ver el color hermoso de las iris de sus ojos hace que pasar un par de horas en la sala de espera haya valido la pena por completo... Mira distraído y desorientado por toda la habitación sentado sobre la camilla. Entro a la habitación con paso meditabundo... No sé cómo tratarlo, pero en cuanto el me ve, sus ojos se iluminan y sonríe completamente.

—¡Lizzy! —sus ojos se llena de lágrimas.

Y creo que los míos también porque voy corriendo a él.

—¡Dios, no sabes la falta que le has hecho durante todo este tiempo! —Digo contra su ropa, no esperaba que su olor pasara de medicamentos y de todo este olor del hospital, pero sorprende que huela a él. Tan delicioso.

—¿Cuánto...? ¿Cuánto tiempo ha pasado? —pregunta desconcertado ante la idea—. La doctora me dijo que ha pasado solo unos meses. Hoy, desperté, pensé que era el día del accidente y veo que ha pasado unos meses y mis heridas ya no están.

—Tranquilo, Will —susurro meditando el momento en el que le diga lo que ha pasado durante tanto tiempo.

—¿Y mi hijo y mi esposa? —pregunta con los ojos abiertos.

Sonrio, aunque a la vez quisiera ponerme triste. Cuando me enteré de esto, fue de inmediato a la casa para avisarle a Dante y a Taylor que Will ya había reaccionado, Nash trajo a Dante de la escuela, quería acompañarme, pero tenía una urgencia en la empresa, luego. Entonces tomé a Dante y a Nathan para traerlos.

—Aquí está Dante y Nathan —sonrío.

—¿En serio? —sus ojos se iluminan como dos hermosas joyas—. Quiero verlos, que entren por favor.

Yo, asiento con la cabeza, luego, le mando un mensaje, Anna entra de inmediato con Dante agarrado de la mano y Nathan entre sus brazos.

Will suspira de la impresión, mira a Dante y a Nathan intercaladas veces, no es hasta que Dante corre hacia él cuando éste reacciona y lo abraza con fuerza. Tomo a Nathan para dárselo a Will quien le tiemblan los brazos cuando intenta cargar a su hijo.

Una.

Dos.

Tres lágrimas recorren sus mejillas y besa a Nathan y empieza a llorar.

—Esta muy grande —murmura lo suficientemente alto como para que nosotros lo escuchemos—. Y tú —señala a Dante—. Te vez mucho mejor.

Dante vuelve a abrazar a Will con las lágrimas en los ojos y dice con la voz quebrada.

—¡Creí que te ibas a morir y ya nunca te iba a ver! —se sorbe los mocos.

Me muerdo el labio inferior cuando siento que me está temblando.

—No digas eso, Dante —le pide Will—, yo no sería capaz de hacer esto, de dejarte así como así, estoy aquí y eso es suficiente, ahora no te voy a dejar, ni a ti, ni a Lizzy.

Quédate Un Poco Más© (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora