Capítulo 10

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*REVISADO*

Querido Diario:

Cuando tenía seis años y mi madre llegaba muy tarde del trabajo y tenía que dormir en mi cuarto sola, regularmente lo primero que hacía, ya que regularmente siempre tenía miedo a cualquier cosa, salía de mi cama para correr al cuarto de mi hermano, en aquel tiempo él tenía 9 años y me recibia en la habitación.

Me abrazaba fuertemente, me estrechaba contra su cuerpo y me cantaba para que pudiera dormir mientras clamaba por querer ver a mi madre. Me acuerdo que una de esas noches, estaba lloviendo y era una combinación entre lluvia y granizo lo cual hacía que los techos de la pequeña casa sonasen aún más aterradores de lo que ya de por sí era.

Will me abrazo fuertemente mientras frotaba mis manos intentando calentarme de lo fría que ya me encontraba porque ni siquiera me había metido a la cama esperando en la sala del piso de abajo a que el cuerpo sano y salvo de mi madre atravesara la puerta, entonces, comenzó a llover y todo empeoró, la oscuridad se apodero de afuera y en parte de la sala. Los truenos hicieron presencia haciendo que todo adentro fuera más tenebroso para una niña que tenía seis años.

Incluso, lo que recuerdo es que Will me llamó desde las escaleras para que subiera a la cama, pero yo no podía dejar de llorar y mirar a la ventana en espera de mi madre, tenía preparada el paraguas en mano para cuando la viera cruzar la calle. Sabía que iba a llegar tarde, sabía que iba a llegar mojada, esperaba ver su hermoso rostro y su hermosa cabellera castaña escurriendo de agua. Pero no llegaba, y mientras más tardaba, más me ganaba el pánico.

Todo mi cuerpo temblaba de frío porque ya estábamos a inicios de invierno y el aire frío se las ingeniaba por entrar por las ventanas y puertas cerradas de la sala. A los pocos minutos Will bajó por mí y literalmente me obligó a subir a la habitación, pero no me llevó a mi habitación, me llevó a su habitación y se acostó a mi lado.

—En cualquier momento llegará, Lizzy.

Confiaba en que en cualquier momento llegaría, pero tenía miedo de que le pasará algo, y el hecho de no tenerla en la casa solo provocaba que mi pánico creciera. ¿Que si la gente sabe que hay dos niños encerrado en la casa? ¿Que si logran entrar? ¿Qué pasaría si un relámpago cae en la casa y nosotros dos estamos solos? No quería que mi madre estuviera fuera de noche.

—Quiero a mi madre.

—Lo sé, Lizzy, pero no puedo hacer milagros.

También sabía eso. pero de alguna manera, estar con Will en sus brazos lograba que me calmara, no lo suficiente, pero sí que hacia un buen trabajo. Me acurruque más en sus brazos y estire el cuello para pegar mis labios con los suyo en un pequeño beso.

—No me dejes sola —recuerdo que le había pedido.

Y él negó con la cabeza en asentimiento.

—Nunca.

Capítulo 10:

Entro al pequeño departamento, de hecho, es mucho más grande de lo que yo había visto alguna vez. Al traspasar la puerta de entrada, lo primero que viene en mi campo de vista es la pequeña sala, al lado de éste está el comedor, un enorme librero que prácticamente abarca toda la pared, y un montón de libros que están dispersos y acomodados.

Dante corre adentro adelantándose a nosotros para montarse a los sillones de la sala para tomar una cosita peluda y un tanto grande que alcanzo a localizar como un peluche en forma de conejo. Estoy a punto de decirle que no sea irrespetuoso que no debe de subirse de esa manera a los muebles en una casa ajena, pero es el departamento de mi hermano así que no digo nada.

Quédate Un Poco Más© (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora