Capitulo 42: "Deber, poder, hacer"

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Querido diario

Quizás pueda o no ser agradecida de ser mujer...

Si, porque nosotras damos la vida, si apartamos el hecho del dolor, que nos destruye el cuerpo y envejecemos tan rápido. Somos las que educamos, literalmente, corremos el riesgo de hacerlos drogadictos, violadores, vago, haraganes, etc.

Pero no, porque, dejando de lado el lado de lo físico y el hecho de que no somos conformistas por el lado de que siempre queremos todo, las hormonas, las menopausias, los días de visita de nuestro amigo rojo, el hecho de que seamos un sentimiento andante, de eso sensibles a los cuales les puede afectar todo: desde pisar un chicle en la calle "pobrecito chicle", hasta que nos termine el novio "nunca volveré a encontrar uno como él, era el mejor de todos".

Pero eso no es nada, nada de lo que de verdad sufrimos, nosotras... Uff, ¿Cómo decirlo?... El acoso es algo principal, no importa la mujer que pueda o no tener puesto, siempre habrá un hombro que voltee a vernos, pero eso no importa, solo es una "mirada", pero cuando esa mirada te sigue a donde sea con la boca abierta y cara de pendejo acompañado con un chiflido y un comentario idiota como "mamasita", "que rica" y un chingo de chingaderas como esas... Igual sigue siendo nada...

Y entonces llegas al metro, al microbús, a cualquier lugar donde haya un montón de personas cercas y casualmente, el hombre detrás de nosotras estira la mano y (UPS)
nos toca una nalga.

Llevamos falda y el viejito calenturiento de atrás nos alza la falda porque se le incharon los huevos, o que al hombre que está enfrente ya se iba a caer y de lo que pudo agarrarse fueron de nuestros pechos. O que estés en el parque y te acuestes en pasto cuando tienes un vestido puesto y un hombre se queda parado a lado de un árbol disque descansando pero mirándote como si te estuviera comiendo, como si esperarse el momento indicado para acercarse y llevarte a un lugar donde nadie escuchará tus gritos.

Todo esto puede sonar como "accidentes", pero una mujer siempre se da cuenta de inmediato que no es así.

-Pues no utilices esa hombliguera.

-Pues no te pongas ese short.

-Tu que te sales tan destapada.

No es justo, de verdad que no es justo, tener que vestirnos, peinarnos o pararnos de una forma para que ellos no voltean a nosotros y no piensen en nosotras de esa forma. Para subirnos en un taxi y que al taxista no se le ocurra desviarse del camino indicado y llevarnos a un lugar para saciar su ser repugnante nicromana y para que no quede alguna evidencia matarlas.

Y no importa quien sea: madre, hija, nieta, abuela, todas son por igual, ni aunque tengas cinco, quince, veinte, cincuenta años. Dicen que siempre hay gustos para todo. Pero...

...¡¿Qué culpa tenemos las mujeres de todo eso?! Nosotras no pedimos ser el sexo más vulnerable, más delicado, más manipulable.

Quizá un hombre no pueda entender lo que significa un pequeño roce, tan sólo un toquesito en la cadera, en las nalgas, en los pechos, en el hombro o en cualquier otro lado del cuerpo. Para ellos es una cosa insignificante, "la toco y no pasó nada".

Pues no, nada es como eso.

Ninguna mujer, ni mucho menos yo, es fuerte para superar una violación.

Capítulo 42: "Deber, poder, hacer"

El tiempo es un plazo que a mí no se me da para nada, pero de verdad que me vuelve completamente feliz. Ha pasado por lo menos dos meses desde que nos venimos a vivir a Jacksonville, un lugar completamente caliente y cálido al mismo tiempo, el ambiente me gusta mucho, aunque hay días en los que no puedo con el calor que me atormenta día tras día. Por lo menos aquí, Dante agarró un poco más de color que cuando vivíamos en Illinois

Quédate Un Poco Más© (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora