Capítulo 40: "Paneles Abiertos" (parte 2)

1.1K 170 61
                                    

Quiero tirarme en el suelo y llorar, hacer un berrinche hasta que todo acabe, pero así no se solucionan las cosas. Siento mi mundo moverse muy rápidamente, el cielo se oscurece a mi alrededor. El tiempo se detiene como si pensara o supusiera que necesito recordar esto para siempre. La gente a mi alrededor corre de un lado a otro manteniéndose a raya todo lo que está pasando.

No sé cómo pasa, no sé porque pasa, mi mente me está jugando cosas que no me gustan. El sonido se vuelve un eco rebotando por las paredes de una casa que no está vacía, mi cuerpo comienza a sudar y un hormigueo crece por todo mi cuerpo. Imágenes pasan por mi cabeza: sangre, Nash, Will, la camisa manchada de Will, Nash muriendo y las manos de Will llenas de sangre.

Volteo a ver a mi hermano aún estático detrás de mí.

—¿Qué hiciste? —mi boca habla por sí sola, con desesperación.

Will me mira confundido.

—¡¿Qué te ocurre?! ¡¿Qué es lo que pasa contigo?! ¡Lo mataste! —mis piernas comienzan a caminar hacia él, mis manos comienzan a golpearlo en el pecho, desearía ser más alta para alcanzarlo.

—Lizzy, tranquilízate —me pide.

No puedo ver su expresión, mis ojos se inundan a chorros de lágrimas.

—¡Eres un idiota! ¡Te odio! ¡TE ODIO!

Will toma mis brazos en el aire y me sujeta tan fuerte que me es imposible jalarme y safarme de él, solo logro lastimarme.

—¡Ya vasta, te vas a lastimar! —alza la voz, pero no parece molesto, no parece tener otra emoción más que la neutra—. Le va hacer daño al niño que esperas.

Tiene razón, dejo de forsejear, pero ahora todo mi cuerpo comienza a temblar. Me suelta por fin, pero solo fue una muestra de equivocación cuando mi mano actúa por si solo y le suelto una bofetada tan fuerte que mi mano me arde cuando se enfría con el aire.

Will solo se tapa la mejilla.

—¡Te juro, Will, que sí tienes algo que ver, nunca te lo perdonaré!

Will me mira, pero ya no se leer sus expresiones, hace mucho que deje de hacerlo.

—Cree lo que quieras —dice, me lanza una mirada llena de furia y se da la media vuelta antes de retirarse.

*  *  *

—Lo perdemos —casi grita el doctor y se escucha en el pasillo, no sé cuántas veces mi corazón se ha acelerado este día, sé que debo de calmarme por mi hijo, pero no puedo la preocupación me carcome por dentro—, páseme el cardiodesfibrador.

El papá de Nash saca un aparato  del maletín del doctor y se lo dan torpe pero rapidamente. Ccuando el doctor lo prende y los frota entre sí, escucho un sonido muy particular, ese ruido que creo que alguna vez en mi vida lo he escuchado, como si hubiera sido en un sueño.

—Despejen.

Se lo pone en el pecho a Nash y este reaccionan alzando el pecho, y ahora una descarga eléctrica.

Unos segundo... Nash no despierta, sigue con los ojos cerrados y los labios partido.

—No hay respuesta —anuncia el doctor y otra vez le pone el cardiodesfibrador en el pecho y vuelve el sonido familiar.

Cierro los ojos, me recargo en la pared y poco a poco comienzo a caer al suelo. El mundo cada vez me está poniendo pruebas más y más fuertes. Si quieren ver mi nivel de resistencia les aseguro que me voy a ir antes que nada.

—Despejen.

Otra descarga eléctrica. Otra vez no pasa nada.

—No funciona. Escucha —le dice el doctor al papá de Nash—, cuando te diga ahora quiero que le deseo respiración boca a boca.

Quédate Un Poco Más© (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora