Capitulo 55: "Sin Tiempo" (Parte 2)

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Dante es muy celoso, cuando por fin me dan de alta del hospital, Dante es el último que quiere ver a mi bebé. Sin contar claro que tuve que rogarle para que saliese del cuarto para que lo viera.

Cuando ve que Will la tiene en brazos o yo, se molesta y se regresa a su cuarto y se encierra. Dice que ahora solamente quiero a la bebé y que a él ya lo he olvidado y lo reemplace. Intento explicarle que nada de lo que dice es cierto, que sí que es verdad que la bebé necesita mucha atención por ser chiquita... Pero a Dante no le importa.

Jane cumple un mes hoy, y tengo la sensación de que el tiempo ha pasado más rápido de lo que debería de ser, aunque claro que ella no es la única en cumplir, Dante y Nathan cumplen. Aun no puedo creer también haya pasado ya un año desde que me llevaron a Nathan a conocerlo, incluso que dentro de unos días Will también haya cumplido el año de su accidente.

Veo los dos pasteles colocados sobre la mesa del comedor mientras escucho como Nathan balbucea mientras camina con su andadera y Will lo vigila mientras tiene a Jane entre sus manos y la mese de un lado a otro tarareándole su canción de cuna. Nunca la suelta, dice que es su segunda princesa.

Dante corre de un lado a otro con sus amigos de la primaria jugando a los bomberos, su profesión favorita, dice que cuando sea grande quiere apagar los incendios para poder salvar vidas. Cuando eso me lo dice, mi corazón se parte en dos al pensar que su vida quizás no dure mucho más y aunque intento no pensar en eso, las palabras del doctor no se me quitan fácilmente. Es increíble que a pesar de que le dieron un par de meses de vida, aun siga con nosotros, quizás no gozando de una buena salud, pero viviendo cada uno de sus días como si fuera el último.

Cuando venia de camino, me encontré con una estación de bomberos y, a pesar de lo muy osada que me sentía, me metí decidida a preguntar si podían hacerme el favor de hacer que Dante se subiera a uno de sus coches para que él realizara su sueño de ser un bombero...

—No lo creo, señorita —me contestó el jefe encargado de la estación, reposando en su silla detrás del escritorio de su oficina—, nosotros no hacemos esa clase de cosas. ¿Qué pasa si pasa algo de verdad y nosotros estamos aquí jugando con el niño?

—No les estoy pidiendo que jueguen con él, simplemente que le enseñen lo que los bomberos hacen.

—Es un niño, quizás cuando crezca pueda trabajar con nosotros, si es que no cambia de opinión —sonrió—, ya ve que todos cambiamos siempre de opinión, yo quería ser veterinario y ahora soy bombero.

Agité la cabeza.

—Es que aun no lo entiende —me acerqué más al escritorio—, este niño tiene cáncer terminal, solo le dieron pocos meses de vida y para entonces lleva tres con ese diagnóstico —una lagrima recorrió mis mejillas—, yo solo quiero que se vaya teniendo en mente que algún día fue bombero.

El jefe, me miró directamente a los ojos, tenía el pelo claro un poco alborotado, ojeras un poco marcadas por el cansancio, sus pobladas cejas casi tapaban esos pequeños ojos verdes y su nariz afilada me apuntaba.

Yo sabía que estaba a punto de decirme que no otra vez.

—¿Usted tiene hijos? —pregunté. El asintió—. Yo sé que usted daría todo porque sus hijos o hijas realizaran su sueño. Más sabiendo que no crecerán para realizarlo después.

El jefe lo pensó.

Para cuando la fiesta termina y los padres se van con los amiguitos de Dante, nosotros tomamos la carriola doble de Nathan y Jane y salimos de la casa con el curioso de Dante preguntando a donde vamos y porque la fiesta había terminado temprano.

—Es una sorpresa para ti —contesto y me quedo callada, aunque Dante no deja de disparar tantas preguntas.

La estación de bomberos no esta muy lejos del departamento de Will, de hecho, esta como a unas cuatro cuadras y llegar es de lo más eterno con Dante. Ya no es tan fuerte como antes, ya no salta ni corre tanto, porque si lo hace se cansa muy rápido.

Quédate Un Poco Más© (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora