Capítulo 13

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*REVISADO*

Querido Diario:

¿Sabes que es lo más horrible de ser mujer?

¿No? Bueno, pues yo te lo platico. Lo más horrible son aquellos días en los que nos hemos decidido no mencionar. Estornudas, te pasa un accidente. Te quedas mucho tiempo sentada y cuando por fin te mueves sientes que todo el mundo se mueve ahí abajo. Te duele de lo más horrible del mundo, tanto, que en algunas ocasiones a nosotras nos deja retorciéndonos y a veces llorando por no saber cómo controlar el dolor, tomamos pastillas y en mi caso, ni siquiera me funciona.

Cabe mencionar que nos ponemos de bipolares, como si no nos bastara tener que despertarnos a media noche porque sentimos que una llave se abrió y nos mojó, y si no nos levantamos a tiempo tenemos que volvernos a vestir, y si no hay nadie que te pase ropa limpia, tenemos que ponernos un papel y correr hasta nuestro cuarto, tomar las cosas y vestirnos. Luego lavarlo, aunque sean las cuatro de la mañana y todo el mundo este dormido un domingo. Cuando tenemos que limpiarnos y pasar el papel por la vagina, nos manchamos por completo. No quiero hablar de cuando tenemos que preguntarle a medio mundo en la calle para saber si estamos manchadas.

Y si estamos de buen humor (que casi nunca lo estamos) tenemos que aprender el calentador para comenzar a calentar el agua, y en mi casa tengo que llenar la olla de agua y ponerla en la estufa porque en mi casa no hay boiler. Peor si manchamos las sabanas porque es nuestro turno de lavarla, y mucho peor que sean como yo que les da casi una semana y el primer y el ultimo día nos duela el vientre como si no hubiera un mañana.

No quiero imaginarme cuanto dolerá para las embarazadas.

Pero si no tomamos en cuenta todo eso feo.

CAPÍTULO 13:

El elevador se abre en ese preciso momento y me separo de Nash para que las personas que salen de este no nos vea.

Las personas se congelan por un momento a mirarnos y después hacen caso omiso y siguen su camino. No puedo evitar que mis respiraciones se agiten de la nada. Sé que no hice nada malo, pero esto es algo excitante y por alguna razón me gustaría que volviera a pasar. Por un momento me pasa por la cabeza lanzarme a sus brazos y besarlo, pero ese deseo se desvanece en el momento en que noto su encantadora sonrisa.

Sé que es mi novio, pero aún me parece un poco fuera de lugar pensar en el de esta manera. Estira la mano para ponerla en el borde de la puerta del elevador que estaba a punto de cerrarse y hace una señal para que me meta.

—¿Te vas a quedar? —le pregunto cuando abro la puerta del departamento.

Nash alza la cabeza mientras recorre la mirada por dentro y frunce el ceño en culpa o quizás en disculpa. Cuando hace eso, hace que me sienta estúpida, quizás tenga cosas planeadas que hacer, quizás no le interesa pasar a una morada humilde como esta.

—No creo que a tu hermano le parezca.

Inflo mi pecho y niego con la cabeza.

—Él no está ahora —contesto mientras recorro la mirada en el departamento—, está trabajando y Dante está en la escuela ahora mismo. ¿Tienes algo que hacer?

Me sonríe y niega con la cabeza.

—Nada más importante que estar un poco más de tiempo contigo.

No estoy segura de que, si su propósito sea que me sonroje o algo parecido porque juro que, si lo está logrando, juro por dios que no puedo dejar de sentirme de este modo si sigue hablándome de esta manera.

Quédate Un Poco Más© (Completo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora