Capítulo 24

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*REVISADO*

Querido diario

ODIO...

Odio sentir esto, aunque sé que no es cierto, que solo lo pienso porque estoy enojada.

Odio creer que si me lastimo a mí misma sentirás la culpa más adelante, pero ni siquiera te das cuenta.

Odio planear todo el día contigo para que siempre (SIEMPRE) haya algo que lo arruine o alguno de nosotros diga una cosa incorrecta y arruine todo.

Odio pensar siempre en lo que podría escribirte y regalarte y al final pensar que soy la persona más estúpida del mundo por haberme convertido en una cursi de mierda.

Odio siempre ser muy orgullosa y sentir que no puedo respirar cuando te pido perdón porque siento que aún tengo toda la razón, cuando no es cierto.

Odio que hagas que rompa mi promesa de que nadie me dominará. Los hombres no me controlan, no lo hicieron y no lo harán.

NO QUIERO QUE SEAS LA PERSONA QUE HAGA QUE LLORE, NO QUIERO Y NO VAS A SER LA PERSONA QUE ME LASTIME. NINGÚN HOMBRE ME CONTROLA, ME LASTIMA O ME DIRÁ QUE HACER. NO REPETIRÉ LA HISTORIA... NO QUIERO UN HOMBRE COMO MI PADRE EN MI VIDA Y SI ESO IMPLICA TERMINAR CONTIGO, AUNQUE DESPUÉS ME ARREPIENTA Y LLORE A MARES, LO HARÉ. DE VERDAD QUE LO HARÉ.

Prefiero ser soltera toda la vida a llorar por ser madre soltera. No existen los hombres buenos, solo los que fingen ser buenos para entrar a tu vida.

Nunca debí de abrirle mi corazón a nadie.

No cambiaré, nunca lo haré, aunque me odies y ya no me soportes. Así soy yo, así me hicieron. Yo no tengo la culpa de nada.

CAPÍTULO 24:

—¿Mañana regresaremos con Will? —Dante se da la vuelta en la cama para abrazarme.

—Claro —susurro y la sonrisa que sustituye mi tristeza es más grande y falsa que nunca.

Siempre desee que Frank no fuera mi padre, pero ahora que lo sé, me duele, me duele saber cuál es la razón por la que jamás me quiso, cuál es la razón por la que siempre hacia conmigo lo que quisiera cuando quisiera. Ahora sé porque en su corazón yo no estaba metida y era porque jamás me quiso ahí de verdad.

—¿Y cuándo vamos a regresar con papá otra vez?

Aparto su cabello de la frente.

—No lo sé, Dante.

Estoy completamente segura de que al menos yo ya no lo voy a ver en cuanto Will nos escoja a nosotros, pero Dante lo va a ver siempre. Y aunque no quisiera, sé qué jamás sería capaz de hacer eso, nunca sería capaz de negarle a mi hermanito pequeño ver a su padre.

Agradezco que al día siguiente Frank ya no está en la casa en cuanto despertamos. Cuando voy a mi habitación la recojo lo más rápido posible dándome cuenta que está igual de tirada que la última vez que lo deje. No tengo maletas, jamás pensé que podría viajar o la podría necesitar, así que cuando Will me diga que vaya a su departamento, no sé cómo llevarme la ropa.

Cuando estoy preparando el desayuno, antes de que Dante despierte, el sonido de puños sobre la puerta hace que mi piel se erice y salte de un pequeño susto. Espero que no sea ninguno de esos amigos que tiene Frank, los pedófilos violadores.

Pero no, me sorprendo cuando veo a Mare de pie, frente a mi casa, avanza a mí y me abraza como si hubiera pasado un año desde que nos vimos.

—Contigo, y sin celular —me señala con un dedo acusador—, tengo que tentar a la suerte y preguntar a medio mundo para saber tu ubicación. Te voy a poner un localizador en el brazo tipo Los Juegos del Hambre, así jamás te escapadas de mí.

De hecho, eres muy exagerada, ¿no crees?

Mare se detiene en medio de la sala voltea para lanzarme una mirada ofendida.

—Cuando se trata de una amiga, eso nunca es exageración —me recuerda, cuando vuelve a dar la vuelta pongo los ojos en blanco en diversión.

—Se por lo que estás pasando, Lizzy —me dice ella, se sienta en el sofá y yo cruzo los brazos cuando su mirada viaja a mí—. Bueno, no, tal vez exactamente no así, pero intento entenderte. Sé qué la enfermedad de Dante es terrible, pero no es de que mañana va a morir, ¿verdad?

—No quisiera pensar en eso.

—Bueno, entonces no pensemos en eso —se levanta de golpe del sillón...

...Y lo siguiente que recuerdo es una tarde llena de ropa que yo no puedo comprar y un montón de comida que termine llenándome cuando podía para aprovechar en lo que regresaba, porque estaba completamente segura de que no lo haría.

Mare le compró juguetes a mi hermano y él estuvo feliz con la idea.

El camino a pie, me parece más rápido de lo que pensé, cuando llegamos a edificio Dante me insiste que quiere ir al parque un rato y yo no me puedo negarme.

Me siento en una de esas bancas públicas del parque, un lugar muy exacto para ver a Dante jugar con los demás niños en los columpios y todos esos juegos.

Mi mente divaga no puedo parar de dar una y mil vueltas al trato que hice con Frank, pero tampoco puedo dejar de pensar en el futuro que me depara si vivo más tiempo con él, no sé si seré capaz de soportarlo. Quizá eso me aliente a apresurar las cosas con Nash para no lidiar con él, pero, aunque me case con Nash para hacer realidad las peticiones de Frank, sé que estará detrás de mí para exigirme más. Es un juego de nunca acabar.

Como sea, perderé.

Cuando oscurece, Dante ya se está muriendo de sueño a mi lado, intento cargar con todo su peso, pero es más pesado de lo que recordaba, cada día se vuelve más pesado. Está creciendo rápido, ojalá fuera un pequeño para siempre.

Abro con dificultades la puerta, camino a trompicones por el comedor hasta hallar la puerta del cuarto de Dante con mi mano. Abro la puerta y echo a Dante en la cama acomodándolo de tal modo que no se caiga.

Vuelvo a la puerta de entrada recordando que no he cerrado la puerta, y me extraña el hecho de ver la bolsa de Taylor sobre la mesa cuando ella es demasiado limpia y ordenada como para siempre ponerla en el mueve de las bolsas caras que ella conserva. Aparte todavía es muy temprano como para que ella llegue a casa.

Prendo la luz de la cocina, me sirvo un poco de agua, me siento como una vaca después de todo lo que comimos en ese restaurante. Guardo un minuto de silencio para tomar el agua. Mis oídos empiezan a captar un ruido extraño, no creo que sea Dante porque estaba más que dormido cuando lo deje.

Salgo de la cocina y comino a la habitación de Will, donde el ruido es más intenso, encuentro la puerta entreabierta, ni siquiera me había percatado de eso. Cuando me acerco más, el ruido que escuchaba hacer rato es diferente.

No es un ruido extraño, son gemidos.

Abro la puerta completamente y veo inmediatamente la cama destendida, Taylor esta acostada y sobre ella se encuentra Will, desnudo, el sudor de su frente, su cabello despeinado y la manera en la que empuja sus caderas entre las piernas de Taylor me indica que jamás debí de haber entrado a este lugar. Los dos notan mi presencia, voltean sorprendidos a mí, pero más sorprendida estoy yo y no sé cómo reaccionar. Las lágrimas están saliendo de mis ojos y lo único que quiero y deseo es desaparecer de este lugar.

Lo último que escucho es la voz de Will gritándome mientras salgo corriendo, y Taylor diciéndole que me dejara sola.

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¡¡Holaaa!!

Se por esto que debería de actualizar más rápido. De acuerdo, de acuerdo, se que de verdad lo intento, y hoy me parece que lo logre.

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