Me sostiene tan fuerte que es imposible que pueda patalear si quiera. Aprieto los puños y una lágrima sale cuando mis gritos salen de la nada.
El cuarto está completamente solo y demasiado silencioso y mi voz es un eco que se repite y se repite con cada vez menor intensidad.
Ya no sé lo que estoy gritando, solo sé que lo hago porque me duele la garganta, ya no escucho mi voz, ya no siento nada, solo quiero que esto pase muy rápido.
—Por favor —suplico, mi voz ya es débil no soy ni siquiera capaz de escuchar mi propia voz, pero sé que debo decirlo—. Suéltame.
Me duele cada movimiento brusco que hace, me duele cada partícula de mi ser, quiero morir, no sé qué más tiene que pasar para que deba irme y dejar de sentir está frustración. Nadie me quiere aquí, nadie me necesita.
Su mano tapa mi boca, su enorme y asquerosa mano hace que quiero vomitar.
—¡Ya basta, por favor!
Pero Frank no deja de empujar su cintura y meterse dentro de mí.
—¿Lizzy? —escucho una voz ajena, es un eco muy bajo—. Despierta, mi amor. Es solo un sueño.
Y entonces lo hago. Pero me es difícil recuperar el aliento, sobre todo por lo agitada que me encuentro, estoy empapada por el sudor y me siento muy sofocada.
—Tranquila —me susurra Nash y me jala para abrazarme—, todo está bien.
Nash me acaricia la mejilla para limpiar mis lágrimas y es ahí cuando me doy cuenta de que estaba llorando.
Inspecciono toda la habitación, está muy oscuro, las ventanas aún están cubiertas por las cortinas gruesas y oscura —son automáticas, abren cuándo sale el sol— por lo cual me doy cuenta de inmediato que aún no ha amanecido. Pero al menos sé y me doy cuenta de que es mi habitación y que estoy más a salvo aquí que en otro lado. Nash me abraza y yo me acurruco entre sus brazos.
—No sabía que tenías pesadillas con Frank.
Cierro mis ojos para que el resto de las lágrimas salgan.
—Es algo que he intentado olvidar y que jamás lo haré.
Nash me acaricia la cabeza.
—Lo harías si...
—No —contesto de inmediato—. No se hablará más del tema, no quiero que se haga público ni mucho menos que la policía lo sepa, las cosas están bien y estarán mejor.
Nash suspira por no haber logrado una mejora o un resultado positivo en mi, o quizás por lo necia que soy. Pero si tener que hacer justicia para que Frank se pudra en la cárcel, condena también a Will, prefiero que no pase nada a que la gente averigüe y descubra que estoy enamorada de mi hermano mayor.
—Lizzy, no creo que sea la mejor decisión que has tomado, pero no puedo hacer otra cosa más que aceptar.
Me regala un beso en la frente y siento como es que el temor se disipa y ya no existe entre sus brazos cálidos.
* * *
No sabía lo mucho que se estiraba la piel, ni siquiera que pudiera hacerlo. No me imagina teniendo un hijo dentro de mí, un niño al que alimento y cuido sin siquiera conocerlo y haberlo visto alguna vez. El movimiento de sus manos sobre mi piel es hermoso, aunque solo sé que pasa porque su papá está presente y éste no deja de hablarle y decirme lo mucho que lo o la ama. En los ultrasonidos siempre que queremos saber su sexo, el bebé ni nos deja, siempre se voltea o cierra las piernas.
Nash dice que nuestro bebé nos quiere dar una sorpresa.
A Nash le gusta mucho que nos sentemos en el sillón de la sala y besarme y después empezar a hablar con el niño, quizás luego cantarle o contarle cuentos de cómo nos conocimos o inventados mientras tenga tiempo...
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Quédate Un Poco Más© (Completo)
Storie d'amoreLizzy y Will son el complemento perfecto, ella se apoya en él, al mismo tiempo que él en ella. Ellos dos son padres postizos del pequeño Dante quien sufre de una enfermedad mortal... Will y Lizzy se aman. Will y Lizzy se desean. Will y Lizzy se besa...