Pensé que iba a ser incómodo no hablar más que para yo indicarle por dónde ir hasta llegar a mi casa, él era muy inquieto y nunca se sabía quedar callado, sin embargo respetó mi silencio y se lo agradecí, me dolía muchísimo la cabeza y quería llegar de inmediato, por lo que llevarme fue una oferta que no pude rechazar de su parte.
—Esa puerta.
— ¿Esa? —preguntó indicándome la de madera que tenía un enorme cartel que delataba el lugar. — ¿Vivís en una residencia?
—Ajá, ¿qué es lo extraño?
—Nada, nada. ¿Te veo el lunes?
—Si no me queda otra...
—Uh no, volvió Alma la ortiva*. —se quejó y yo me reí acercándome para pasar por encima y tocar el botón que levantaba los pestillos.
—Si tengo que esperar a que me abras, probablemente me llegue la menopausia. —dije y rápido le di un beso en la mejilla. —Chau feo.
—Chau novia. —suspiró y yo me reí saliendo para no respirar ni una gota de aire, como si fuera poco. Corrí rápido hacia la ventana y la abrí con cuidado de no hacer mucho ruido, me saqué las zapatillas y las tiré hacia adentro para impulsarme y subirme hasta pasar del otro lado. Apoyé los pies en mi cama y esperé a que no rechinara, mientras vi del otro lado que Luca todavía seguía ahí y miraba frunciendo el ceño hacia mí, lo saludé con la mano y me agaché para cerrar la ventana.
— ¿Dónde estabas? —me preguntó la voz de Renata, la chusma de Mónica, la ignoré bajándome de la cama despacio para que no hiciera ruido y entré al baño sin antes pasar por su cama y con la poca luz que daba de la ventana, hacer que notara mi dedo del medio.
El colectivo desde temprano era la peor pesadilla de cualquier ciudadano, posiblemente el peor enemigo de muchos y principalmente el mío a las siete de la mañana, cuando la gente se iba a trabajar y las líneas decidían enviar una cierta cantidad de coches que no alcanzaban ni en lo más mínimo para tantos pasajeros. La traspiración que emitían los cuerpos por culpa del verano, más los alientos entre café, milanesas de anoche y cigarrillo, era la perdida de dignidad de muchos y sufrimiento de otros que sí nos bañábamos y nos lavábamos los dientes. El estudio estaba más lejos de lo que yo quería imaginar, ni estar de buen humor por haber dormido todo el domingo me animaba a viajar tanto, pero al menos intentaba concentrarme en que iba a hacer lo que me gustaba, mientras pensaba en no querer matar a Sofía por romper nuestro único reproductor de música.
Llegué un poco aturdida y abombada por el calor que hacía desde tan temprano, mostré mi carnet de participante y aunque el encargado ya empezaba a reconocerme no asentía hasta que se lo mostraba sin inspeccionarlo. Entré y me dirigí a mi camarín, me habían dado la llave y al ser la primera en llegar y la más responsable de todos, la tenía yo para sentirme única dueña hasta que mis amigos se dignaran a llegar.
—Hola ¿hay alguien? —escuché que llamaron y salí rápido del baño para ver al productor ya con su holter y sus habituales papeles. —Ah hola...
—Alma.
—Alma, ¿tu grupo?
—Todavía no llegaron, ¿ya puedo usar la sala?
—Sí, pero en cuanto lleguen por favor vayan al zum, y si ves a algún compañero de otro grupo también decile, hay reunión de personal en una hora.
—Genial, gracias...—leí rápidamente su remera para saber su nombre. —Flavio.
Después de que se fuera y yo terminara de arreglarme el pelo, salí al pasillo de los camarines y recién empezaban a abrirse por sus dueños, saludé rápidamente a los demás chicos sin parar demasiado porque sólo iba a ser amable con ellos, no quería ser su amiga y después sentirme mal cuando se fueran, por lo que me fui rápido a la sala de ensayo. Puse música sin ser la que tenía que ensayar y me paré en medio de la pista, mirándome al espejo hasta cerrar los ojos y respirar hondo, me estiré y busqué mi concentración con mi respiración. Amaba sentir esa paz que me trasmitía el baile, por lo que empezar a moverme fue como sentirme viva, sentirme en paz y disfrutar de cada nota musical que hacía danzar cada fibra de mi cuerpo.
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Teen Dance.
Teen FictionPROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. OBRA REGISTRADA. El concurso de baile más famoso de adolescentes, llegó a Argentina después de triunfar en Estados Unidos sacando a las estrellas más codiciadas de aquel reality. Con propósito de no sólo sacar a co...