39.

14.3K 995 164
                                    

De por sí tuvimos unos siguientes días terriblemente agotadores, donde llegábamos temprano y nos íbamos tarde, sin poder si quiera poder vernos más de dos minutos durante la jornada ya que todos los grupos estaban tan ocupados que hasta el comedor estaba vacío en la hora del almuerzo, nadie paraba ni un minuto y lo acelerada que se volvió nuestra vida fue impensada, al menos yo no me lo imaginaba así.

Entre reuniones, grabaciones, ensayos, pruebas de sonido, vestuario y escenografía, nuestros tiempo con Luca cada vez disminuía más y definitivamente nadie intentó sospechar de algo, ya que ni siquiera nos veíamos cuando salimos porque lo hacíamos en diferentes horarios y no concretábamos volver a vernos, por lo que en cuanto salía me iba a mi casa y me dormía enseguida de lo tarde que llegaba.

El viernes llegó y lo que llevó de él hasta la tarde no había podía ver a Luca más de dos minutos que ya teníamos que volver a nuestras ocupaciones, sólo un beso nos habíamos dado en la mañana cuando entramos juntos y siendo las cuatro y media de la tarde, ya necesitaba mi dosis de él. Aproveché el tiempo que los chicos pararon para grabar algunas notas y excusándome de buscar mi merienda, fui a su búsqueda por el estudio. Entré al pasillo de camarines donde saludé a algunos de los chicos para retrasar más mi búsqueda, esperando encontrarlo antes de entrar a mi camarín. Me alivié al ver que salía del suyo con Alan, y el contagio de su sonrisa a la mía fue inmediato en cuanto nos vimos.

—Hola.

—Hola.

—Voy a hacer eso che. —le palmeó el hombro Alan y se acercó a saludarme a mí. —chau fierita.

—Chau Alan.

— ¿Tu camarín está libre?

— ¿Por qué? —pregunté con una sonrisa cómplice, él se rió y miró por detrás de mí. —Está libre sí, los chicos están grabando e iban a merendar allá.

—Bueno, esperame ahí que voy a buscar algo al mío.

—Dale.

Me di la vuelta para ver quienes estaban en el pasillo y cada uno ocupaba su atención en otra cosa, por lo que entré rápido a mi camarín con la normalidad que ameritaba y esperé frente al tocador mientras me volvía a atar el pelo desprolijo en un moño más armado. Flor nos había dejado todo su kit de peluquería pero poco sabíamos usarlo así como el de maquillaje, con suerte nos podíamos delinear prolijamente.

Abrió la puerta y lo primero que hizo fue tirar una bolsa al costado, obviando mi vista para acercarse a mí y acercarme a su cuerpo para chocar su boca con la mía, sonreí ante su desesperada forma de buscar mis labios y besarlos tanto como yo pretendía también. Era uno de los pocos momentos que teníamos para nosotros desde que empezó la semana después de reconciliarnos, y siempre parecía ser poco, aunque en cada encuentro enseguida nos rodeábamos de una pasión sobrenatural por la carga sexual que ambos estábamos conteniendo.

—Al fin te tengo un rato. —me dijo entre besos y yo pasé mis manos hacia sus mejillas para sostenerlo contra mí y profundizarlo aún más. No me importaba el aire que poco podía respirar, ni tampoco nuestra rapidez porque sólo quería besarlo. —Pará... vení.

Me obligó a caminar hacia atrás y se sentó en mi silla con rueditas para acercarme y yo poder sentarme a horcajadas de él con las piernas flexionadas a cada lado.

—Estoy cansado, bailé mucho hoy.

—Menos mal que tenés diecinueve.

—Mi último día con diecinueve, cómo se siente la edad che. —se quejó y yo me aparté un poco para mirarlo confundida.

— ¿Último día? ¿Mañana es tu cumpleaños?

— ¿Qué tipo de fan sos que no sabes cuándo cumplo?

Teen Dance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora