— ¡Pará, pará no! —grité cubriéndome con mis manos cuando me golpeó de nuevo con la almohada, haciéndome reír a tal punto que ya me dolía la panza. — ¡Pará, pará, un minuto por favor!
—Sí por favor, peinate que me das miedo. —se burló y yo me reí corriéndome todo el pelo de la cara, sólo pudiendo mover los brazos porque estaba subido encima de mí a horcajadas, imposibilitándome el movimiento.
—Pará en serio, necesito respirar y me estás cortando el aire.
— ¡Dejá de decirme pesado! —se quejó bajándose y me reí intentando respirar, ya que con su cuerpo encima y más mi risa se me complicaba hacer llegar el aire.
Cajón nos ladraba desde su lugar y Luca se bajó rápidamente para sacarlo del modular y tranquilizarlo un poco para después sacarlo del cuarto, me senté en la cama respirando hondo viendo cómo echaba al perrito.
—Qué mal dueño sos. —lo acusé y sonrió volviéndose a subir a la cama, levanté ambas manos para indicarle que esperara y amagó acercarse, pero antes de cubrirme y agarrar la almohada, la tuve que soltar por el sobresalto que me hizo dar el trueno en el cielo. Rápido me tapé los oídos y cerré los ojos, mentalizándome en respirar bien por el susto que me había dado.
Sentí los brazos de Luca obligándome a acercarme y me abrazó al mismo tiempo que yo presionaba fuerte mis manos a mis oídos. Acarició mi espalda y me presionó mientras el cielo dejaba de tronar, en cuanto percibí que lo hizo bajé despacio mis manos y volví a intentar respirar para calmar mi acelerado corazón.
— ¿Estás bien?
—Sí. —asentí respirando hondo para salir de su abrazo y acostarme, me miraba preocupado y ayudó a acomodar mi pelo detrás de mi oreja. —Ya está, gracias.
— ¿Realmente le tenés miedo no?
—Sí, es estúpido lo sé pero me asusta.
— ¿Por qué? Son ruidosos pero... ¿siempre le tuviste miedo?
—Desde chiquita, cuando me portaba mal lo cual era casi siempre... Mónica me encerraba en un cuarto aparte sola, me apagaba la luz y no me dejaba salir hasta la mañana, y a veces llovía y lo hacía peor porque sabía que los truenos me asustaban, como a cualquier nena de cinco años. —suspiré refregándome la cara para borrarme rápido los recuerdos de aquellas noches desesperantes, en las que creía que me iba a morir de tanto llorar o del miedo que impactaba en mí cada trueno, cada relámpago, cada gota de lluvia en tanta oscuridad.
—Qué hija de puta, es una forra.
—Si yo sabía que iba a llover hacía hasta lo imposible para controlar mis impulsos de hacer travesuras, pero ella me encerraba igual porque sabía que le había tomado pánico a la lluvia y no hasta hace mucho me manipulaba con eso, por eso la odio tanto.
—No es para menos. —dijo acostándose a mi lado y yo me abracé a su cuerpo como él a mí. —Es una hija de puta, ¿por qué tiene tanta maldad si sólo eras una nena?
—No sé, nunca tuvo paciencia pero supongo que le encantaba escucharme llorar y pedirle por favor que no me dejara ahí, obviamente le importaba poco. —tragué sintiendo de nuevo el nudo en mi garganta arder, lo que menos quería era llorar pero recordar lo del mediodía me debilitaba más. —Sofía empezó a dormir conmigo cada vez que llovía y lograba no meterme ahí, y aunque estemos enojadas o peleadas, siempre lo hizo, pero... hoy no quiero que lo haga.
—Mejor, así lo puedo hacer yo. —me dijo y yo sonreí dejando que me diera un beso en la mejilla. — ¿Puedo?
—Sí, pero si llueve en la noche no sé cómo voy a hacer, es que... me molestó tanto que me haya descartado por su novio, sé que tengo que superarlo sola pero siempre estuvo para mí en estas ocasiones, y me tomó por sorpresa que tuviera que ser tan pronto.
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Teen Dance.
Fiksi RemajaPROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. OBRA REGISTRADA. El concurso de baile más famoso de adolescentes, llegó a Argentina después de triunfar en Estados Unidos sacando a las estrellas más codiciadas de aquel reality. Con propósito de no sólo sacar a co...