La preocupación mezclada con el cansancio me envolvían en un sueño alerta, era imposible que pudiera descansar tranquila teniendo en mente que Luca no llegaba y mis parpados estaban en una lucha con ellos mismos para mantenerse, pero ya me pesaban muchísimo y si los cerraba mínimamente sabía que me iba a quedar dormida. No sabía si estaba consciente, creí que no hasta que un ladrido y al mismo tiempo un chistido se escuchó en el sueño que caí inevitablemente y aclaré cuando se hicieron más fuertes, ya mezclados con su voz recta.
Junté las fuerzas necesarias para confirmar si era él, y me decidí a abrir los ojos pesadamente cuando lo escuché nuevamente a Luca retar al ladrido del perrito que yo conocía muy bien. Al sentarme en la cama, encendí la luz que él pareció apagar desde abajo y vi a Cajón correr contento por el piso del departamento, moviendo su colita y ladrando cuando volvía a su dueño para saltar en sus patas traseras y rasguñar con las delanteras las rodillas de Luca.
—Uh, perdón no quería despertarte. —me dijo mirándome apenado y volvió a retar a Cajón, pero su perro estaba demasiado contento como para hacerle caso. Negué sin importancia y me sobé los ojos para despabilarme y poder levantarme, busqué una campera del armario incrustado en la pared y bajé las escaleras sonriendo al ver a Cajón acercarse a mí corriendo.
—Hey, al fin te veo Cajón. —me senté en el último escalón para acariciarlo, lo levanté y él empezó a lamerme la cara mientras movía su colita. Dejé que me besara y lo acaricié riendo por las cosquillas que me provocaba.
—Bueno, bueno, demasiado amor. —se quejó Luca y yo me reí bajándolo, para que él siguiera saltando y ladrando de la emoción que por poco no le provocaba el pis.
—Qué bueno que lo hayas traído, hace mucho no lo veía.
—Sí, yo tampoco, estaba depresivo pero cuando me vio hasta se hizo pis.
—Pobrecito. —me reí acariciándolo para levantarme e ir a la cocina. —No sabía que ibas a buscarlo, me dejaste preocupada.
—Si te decía lo iba a pensar, y no quería pensar, necesitaba traerlo.
— ¿Te lo dio tu mamá?
—No exactamente. —murmuró pero llegué a escucharlo aunque la silla hizo ruido contra el piso cuando la tiró hacia atrás para sentarse. Le ofrecí agua pero no quiso, así que con mi vaso me senté en frente.
— ¿Cómo lo conseguiste entonces?
—Esperé a que se duermieran, entré por la puerta de servicios y Cajón estaba durmiendo en la cocina, se lo pasé a Fede y subí a mi pieza a buscar algunas cosas, entre ellas...—se movió un poco y sacó de su bolsillo una cajita de preservativo para mostrarme. Me reí y negué viéndolo subir y bajar sus cejas. —Esto.
—Me parece bien que te preocupes, ya era hora. —le dije tomando un poco de agua. — ¿Es muy tarde no?
—La una, creo.
—Me preocupé, no quería molestarte pero ni siquiera el whatsapp me contestaste.
—Perdón. —suspiró. —Pero necesitaba hacerlo sin pensar, si no nunca me lo iba a dar.
— ¿Por qué tu mamá está tan negada? Es tu vida, es tu casa, es tu perro...
—Se quiere agarrar de las pocas cosas que me deberían hacer volver a ella, pero aunque mi pieza era increíble eso no me va a retener.
—Yo estaba pensando... cuando Sofi y yo éramos chiquitas, siempre dijimos que íbamos a vivir juntas. —le comenté jugando a remarcar el borde del vaso. —Y el otro día hablábamos de concretarlo ahora que podemos, así que lo mejor sería que buscara un departamento y vos te quedes acá, o vuelvas a tu casa.
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Teen Dance.
Roman pour AdolescentsPROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. OBRA REGISTRADA. El concurso de baile más famoso de adolescentes, llegó a Argentina después de triunfar en Estados Unidos sacando a las estrellas más codiciadas de aquel reality. Con propósito de no sólo sacar a co...