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Ocupamos los últimos dos asientos de toda la organización de sillas porque al llegar al lugar que estableció Dani para la familia de Luca, su mamá invitó a una prima a sentarse en el que era mi lugar y llamó a su hijo a sentarse juntos, dejándome a mí en no sé qué lugar pretendía. Luca por supuesto se negó y nos fuimos a la última fila, acarició mi mano cuando tuvo oportunidad, pero yo no tuve problema de tragar el gusto amargo y mirar hacia atrás en cuanto la música empezó a sonar para la entrada.

Dani llevaba un hermoso traje blanco al igual que Peter, entró del brazo de una elegante mujer quien llevaba orgullosa a su hijo hacia al altar simulado para entregarlo con su futuro marido. Por supuesto que no era un sacerdote quien daba la misa ya que el catolicismo no aceptaba la unión del mismo sexo, pero una jueza estuvo detrás de un escritorio e inició una linda ceremonia.

—Alma si querés podes compartir conmigo la silla. —me dijo Ariana corriéndose un poco, yo le sonreí pero quien respondió fue su hermano mayor.

—Nos vamos a sentar en la mesa de los tíos, faltaron Juanchi y Yamila.

—Luca pero...

—Vamos. —me dijo a mí indicándome el camino desde mi espalda. Nuevamente tuve que ignorar el desplante de su mamá, invitando a su sobrina a sentarse en la mesa. Respiré hondo aliviada en cuanto nos ubicamos con sus primos, que ya me había presentado al principio, los más normales según él.

—Luca tu novia es bellísima, hijo, te felicito. —le dijo su tía y su sonrisa mínima, pero apareció al menos.

—Gracias tía.

— ¿Cómo dijiste que te llamabas dulzura?

—Alma.

—Hermoso nombre, perfecto para tan bella chica.

—Gracias. —sonreí y antes de sentarme mejor, sentí un gritito y un brazo unirme bruscamente a Luca cuando Dani nos abrazó a ambos.

— ¡Ay sí están acá! ¡Hola Almita de mi corazón! —me besó la mejilla para después besar la de su primo. — ¡Hola Luquita!

—Hola Dani.

—Dani está todo hermoso, qué lindo hiciste todo.

—Gracias linda, me da mucha alegría tenerte acá y aunque me haya ofendido el otro día no fue cierto. —dijo haciendo una mueca y yo me reí, tampoco le había creído. —bueno sigo saludando, gracias por venir chicos.

—A vos por invitarme.

Todas las carnes que tenía para elegir era poco al lado de la cantidad ensaladas y comida refinada que nunca creí poder ver en mi vida, todo era en abundancia y tanto Luca como yo probablemente fuimos los únicos que aprovechamos la oportunidad, porque todos comían la mitad de su única comida, como lo fue en varios el sushi. La gente era extraña, ni con mucha suerte agarraban una pata de pollo con la mano y a mí me causaba gracia, porque yo solía hacerlo aunque me tuviera que limitar y reírme de lo que se perdían. Intentaba ser fina, pero mi acompañante tampoco lo era mucho y para no dejarlo solo, hacía lo que podía.

No quería bailar el vals con Dani y tampoco con Peter, pero prácticamente me obligaron cuando su primo me buscó en mi asiento para llevarme al medio de la pista, haciéndome sentir un poco incómoda y sobre todo tensa al ver por detrás de Dani, la inconformidad que demostraba la mamá de Luca. Sonreí forzadamente a todo lo que él me decía e intenté seguirle el hilo, pero estaba ocupada mentalizándome en que no me tenía que importar lo que ella pensara de mí, no me conocía.

Luca me salvó pidiéndole a su primo seguir el baile y aunque no quería cortar su vals, lo obligué a ir fuera del radar visual de su mamá para alejarnos en sí de todos los que estaban en la pista.

Teen Dance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora