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Quince minutos pasaron y ya me estaba cansando de mantener la sonrisa, de ver hipócritamente como Flavio le hacía seña a Marley para que me siguiera preguntando cosas, así como Darío le hablaba por el audífono seguramente para que no le dieran tanto protagonismo a mis amigos cuando hablaban, si no a mí. No podía quejarme de él, era un buen conductor en sacarme tema de conversación, para que le contara al público de dónde veníamos, quiénes éramos y qué veníamos a buscar emitiendo las expectativas, porque le fui clara, llegue por el premio y con tal, me iba a ir.

—Bueno, entonces el primer grupo de la noche va a bailar. —dijo Marley por el micrófono y supimos que era nuestra marca para ubicarnos por delante de las pantallas. —Recuerden, ellos son Fasaá y pueden seguirlos de lunes a viernes a las diecisiete horas en el reality del estudio, sólo acá en Teen Dance.

—Tus pies, y cuatro pares más. —me repetí a mí misma en cuanto me ubiqué al frente de mis amigos, y Alexis.

Vi a Marley acercarse a mí sacándome de mi concentración y le sonreí antes de recordar que se lo estaban haciendo hacer a propósito.

— ¿Qué hay del amor Alma, crees que lo vas a encontrar acá en Teen Dance?

—No lo estoy buscando por ahora, así que no creo encontrarlo. —le dije con una sonrisa reluciente y él asintió acercándose a Alejo, a mi lado.

— ¿Y vos Alejo, qué decís de un amorío latinoamericano?

—Más que dispuesto a aceptarlo. —le dijo con su tono comprador y el publico estalló, haciéndonos reír a nosotros y a Marley, quien se apartó de nuestra pista.

—Damas y caballeros, con ustedes... ¡Fasaá!

Pasó todo muy rápido cuando me quise dar cuenta, lo disfruté porque bailar era lo único que me conectaba conmigo misma y me llevaba a irrealidades que no eran las mías, como disfrutar el momento y vivirlo, lo que tanto le costaba a Alma de la realidad, porque en cierta forma si no gozaba de lo que amaba hacer, nada tendría sentido y sentido era lo que quería en mi vida, por lo que disfrutar fue la plenitud.

Escuché y agradecí a cada palabra que dijeron los jueces, marcando las mínimas cosas que encontraron simplemente para decir algo, recibimos el puntaje máximo y mientras mis amigos agradecían y hablaban con ellos, me detuve un momento a mirar lo que tenía de frente. La gente.

En la primera fila reconocí las caras más habituales en mi vida, El tío Carlitos junto a mis amigos y algunos chicos que se juntaban en La Esquina, detrás de ellos estaban Mónica y las nenas, quienes aplaudían y saltaban en sus lugares. También encontré familiar aquella funda de labio rojo entre los conocidos, ya que Dani estaba filmando o sacando fotos hacia el escenario, sin poder darse cuenta que yo lo estaba mirando. A su lado, sus primitos Ariana y Tomás, y sin poder evitarlos, Gustavo y Gabriela ocupaban lugares en las primeras filas, ella inexpresiva como todo lo que parecía yo causarle.

Era difícil distinguir los rostros con tantas luces por encima y debajo de nosotros, por eso se me dificultó ver más allá en el público, pero eso no impedía que pudiera escuchar los gritos y ovaciones a cada cosa que decían mis compañeros y los jueces.

— ¿Algo más para decir, Alma? —me preguntó Marley y sentí mucho más fuerte esa oleada de gritos eufóricos.

—Muchas gracias por su devolución y por permitirnos estar acá, nosotros somos Fasaá y estamos felices de empezar este camino con todo aquel que quiera acompañarnos de acá a la final, así que gracias.

—Ella ya se cree ganadora, me encanta.

—Lo voy a ser Marley. —le guiñé el ojo causando su risa y entonces nos volvió a nombrar para despedirnos, la música nos acompañó hasta que salimos de escena y al fin pude descansar la mueca de mi sonrisa, sólo por dos segundos hasta que la cámara del reality nos frenó.

Teen Dance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora