Tantear la sabana para poder taparme me hacía recordar al hermoso invierno que se había ido trayendo a su peor enemigo, y recordarlo por el magnífico aire acondicionado me hacía sentir la más dichosa de poder dormir y taparme porque tenía frío, en pleno verano. Me acurruqué conmigo misma y al darme la vuelta no lo sentí a Luca, abrí los ojos un poco y orientándome en el lugar tampoco lo vi, se había dormido abrazado a mí y no encontrarlo en mi campo visual me desesperó un poco. En la mesa de noche estaba su celular, así que me estiré sin dejar de taparme con la sabana y lo prendí para ver la hora, seis y media. Posiblemente Mónica me quería matar por siempre llegar tarde, pero ella no sabía los horarios que se manejaban en el estudio, por lo que sí o si le tocaba cocinar para las nenas.
Me levanté abrazándome a mí misma por el frío que había conseguido tener la pieza de Luca, rápido me encerré en el baño para poder usar su enjuague bucal y agua para despabilarme, en cuanto salí tuve que volver a la cama para taparme y esperarlo. Escuché su voz en el pasillo y parecía retar a alguien, cuando nombró el absurdo nombre su perro supe que se dirigía a él, y en cuanto abrió la puerta el perrito entró rápido hasta saltar al tercer cajón, donde se acomodó sin dejar de escuchar los retos de su dueño.
— Molesto de mierda. —se quejó y entró al cuarto con una bandeja, al verme sonrió y le devolví la sonrisa mirando la merienda que traía.
— ¿La hiciste vos?
—No fue tan difícil, aparte de fideos sé hacer chocolatada.
—Sería demasiado si no sabes hacerlo. —me reí ayudándolo a tener la bandeja mientras él se subía a la cama, había hecho dos vasos de chocolatada fría acompañado por dos paquetes de galletitas Ópera.
—Tengo una buena noticia.
— ¿Cuál?
—Las dos semanas antes del casamiento mi mamá se va con la familia de vacaciones, y vuelven para el evento, pero lo mejor es que por dos semanas tengo la casa para mí solo.
— Genial vas a poder invitar muchas chicas. —dije untando la ópera en la chocolatada, él levantó ambas cejas asintiendo.
—Sí, es cierto. —se rió cuando le pegué en el brazo, dejó su vaso y se sentó frente a mí mirándome detenidamente mientras yo merendaba. —Tenemos la costa sin moros.
— ¿No hay nadie?
—No, pero no deberías preocuparte por mi mamá, ella es dura pero sé convencerla.
—Me di cuenta. —murmuré agarrando otra galletita para ponerla entre mis dientes y comerla cual ardilla, como verdaderamente se comían las óperas. —Pero no le caigo bien.
—No es eso, es que las dos veces que te vio no le dimos tiempo a que te conociera, ella es muy correcta y aparte de celosa a veces pareciera que todo lo que yo hago está mal, pero me acostumbré a vivir así y vos no vas a ser la excepción.
— ¿Por qué decís eso? ¿No le gusta que estés en Teen Dance?
—Me parece que vos a veces no tomas consciencia de lo que va a ser Teen Dance. —se rió un poco, yo fruncí el ceño sin entender. —pero no, no le gusta por lo que conlleva y porque si fuese por ella quisiera que fuera abogado o alguna de esas aburridas profesiones.
—Es tu vida.
—No vas a negar que los papá siempre tienen estipulaciones de las...—se calló de repente y yo quise reírme, negué sin darle importancia. —Perdón.
—Es cierto, los papás siempre quieren o esperan que sus hijos sean de alguna manera que terminan no siéndolo en la mayoría de los casos, ¿ibas a decir algo así?

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Teen Dance.
Teen FictionPROHIBIDA SU COPIA Y/O ADAPTACIÓN. OBRA REGISTRADA. El concurso de baile más famoso de adolescentes, llegó a Argentina después de triunfar en Estados Unidos sacando a las estrellas más codiciadas de aquel reality. Con propósito de no sólo sacar a co...