36.

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Los primeros minutos fueron en silencio, entre acomodar nuestros cinturones de seguridad y yo levantar la ropa que se había caído de la bolsas, no tuvimos un momento para cruzar palabras, hasta que ambos estuvimos desocupados en el semáforo y sentí su mirada clavada en mí.

— ¿Te dijo algo el tipo que estaba ahí?

—No. —mentí para no preocuparlo. —Pero me dio un poco de miedo ¿dónde estabas vos?

—Saliendo, me quedé unos minutos hablando con mi representante y menos mal que salí por la puerta trasera y no la principal, sino no te hubiese visto.

—Gracias, me salvaste de viajar sola.

— ¿Y Sofi? —preguntó y yo negué sin darle importancia para mirar hacia la ventana. — ¿Te dejó sola con todo esto?

—No podía llevarlas, estaba con su novio.

— ¿Eso es una excusa?

—Le creí.

— ¿Y a dónde vas con todas estas bolsas? Son una banda*.

—Tengo que cambiarlas en el shopping, pero ahora me iba a casa.

—Tengo que ir al shopping por algo, si no estás apurada podemos ir ahora. —me dijo y yo lo miré un momento. —Y si no te molesta.

—No, no me molesta.

—Vamos entonces.

Fue tanto el alivio de sentirme más cerca de él que me mantuve callada para no arruinar nada, no era precisamente nuestra esencia mantenernos callados y distantes, pero era el principio de algún obstáculo saltado por el momento, ya que podía dejarlo pasar siempre y cuando tuviera fundamentos que me convencieran de que merecíamos darle una nueva oportunidad a nuestra amistad.

Al estacionar el auto en el primer piso del Unicenter, entramos al shopping por la parte trasera con las bolsas en la mano, él llevó algunas dejándome a mí pocas para llevar pero se negó totalmente a dejarme cargarlas y para no contradecirlo lo dejé, aparte de que se veía lindo con tantas bolsas rosas a su alrededor.

— ¿Qué tenés que averiguar vos?

—Los trajes, me dejaron con esa responsabilidad y la verdad es que no tengo ni la menor idea de cómo comprar uno que no sea exactamente a mi medida. —dijo y yo levanté ambas cejas pensando en todas las veces que usó uno a su medida. Estaba segura que le quedaban pintados y con tan sólo pensarlo me hacía sonreír al imaginarlo con uno.

— ¿Eso no va por talles?

—Seguramente.

— ¿Vamos primero a tu local?

—Vamos al tuyo así haces esto y nos liberamos un poco de las bolsas.

—Dale.

De camino al local de Muaa fui viendo las vidrieras así que tampoco hablamos mucho, y aunque había tensión entre nosotros ya no me preocupaba tanto porque estábamos juntos y había conversación, escasa pero la había a diferencia de los últimos días.

— ¡Luca, Luca, Luca! —llamarón por detrás y nos dimos la vuelta, un chico se acercó corriendo muy delicadamente hacia nosotros y saltó a abrazarlo.

—Hola Dani.

— ¡Ay me muero, me muero acá mismo! —chilló tapándose la boca al mirarme a mí. —Vos sos Alma, aparte de ser la novia de mi primo te veo todos los días en la publicidad de la tele.

—Ah, hola. —le dije y no me di cuenta, pero cuando lo hice el chico ya me estaba abrazando.

—Ay sos muy hermosa por Dios, me encanta tu sonrisa, tu cuerpo, tu cara, sos la novia ideal para mi primito. —me miró nuevamente y yo fruncí el ceño, lo identifiqué enseguida como el que se iba a casar, casamiento que por alguna razón estaba invitada. —Soy Dani, y él es mi futuro esposo Peter.

Teen Dance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora