37.

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No estacionó frente a mi puerta porque lo hizo frente a mi ventana, apagó el motor del auto aunque mi despedida iba a ser rápida, sólo sacarme el cinturón para saludarlo y bajar con todas mis bolsas. Por las dudas lo hizo así no despertaba a nadie.

— ¿Ya no tenés miedo de dormir solo en tu casa?

—No sé, Cajón y yo estamos durmiendo en la casa de Fede, pero sin Fede porque viene muy tarde el prostituto.

— ¿Y no tenés miedo de estar solo?

—Está toda su familia, y su hermano se queda jugando conmigo a la Play hasta que me duermo, así que no sé en qué momento me quedo solo.

—Al menos tenés a Cajón con vos.

—Ponele. —hizo una mueca y yo sonreí acercándome a besar su mejilla. — ¿Querés que te pase a buscar mañana temprano?

—Bueno, siete y media salgo.

—Siete y media estoy acá.

No fue fácil entrar por la ventana con las catorce bolsas y los susurros de burla de Luca por detrás, con la intención de no reírme de ellos tuve que aguantarme para no hacer ruido aunque fue casi imposible, pero no me importaba tanto porque me gustaba volver a escucharme a mí misma la risa, producida exclusivamente por él. Extrañaba mucho sonreír por su razón, y no hice otra cosa desde que llegué más que pensar en él y lo que había pasado en la noche y madrugada. Quizá teníamos que empezar de nuevo como propuso, pero apurarnos para llegar a la parte del beso porque yo también me moría por besarlo.


No esperaba menos de mis mañanas en los próximos días, totalmente agitadas y aceleradas por todo lo que teníamos que hacer guiados por Pamela nuestra representante, siendo martes y faltando una semana exacta para el estreno fue de lo más estresante, con reuniones de producción, asesoramiento de imagen y el ensayo general arriba del escenario ya teníamos demasiado, y sólo era el primer día de los siete faltantes.

No pude verlo mucho a Luca durante la mañana más que cuando me pasó a buscar y en el desayuno, esperaba verlo en el almuerzo pero la cámara nos retuvo en el teatro y tuvimos que quedarnos a comentarle lo asombroso que fue ver el inmenso trabajo que habían hecho, ambientando una escenografía para el programa de una forma hermosa, con luces, pantallas y decoraciones para el estreno. Lo que más me asustaba les comenté, fue ver la silla de los jurados que iban a vernos cada martes en el vivo para deliberar nuestro puntaje y decidir si pasábamos a la siguiente ronda, pero había algo que aún más me tenía inconclusa y era no saber quiénes eran los que me iban a juzgar. Teníamos de conductor a Marley, así que esperaba profesionales para calificar mi baile.

— ¿Todo bien fierita? —me preguntó Sofi sentándose frente a mí, yo asentí y corté mi carne sin darle mucha atención. —Estuviste un poco rara hoy.

—Estoy cansada.

— ¿Cómo viniste hoy? Me desperté y ya te habías ido, pensé que íbamos a venir juntas.

—Quise llegar temprano para hablar con Pamela del pago.

— ¿Y qué te dijo?

—Que a partir del martes en el estreno vamos a recibir el primer pago, ella quiere abrirnos una cuenta en el banco para cada uno y dividirlo ahí, nos va a sacar una tarjeta personal para usarla en un cajero y aunque tenía que preguntarle a ustedes, le dije que sí.

—Bueno entonces mucho no nos preguntaste. —se rió un poco, yo negué.

—No se manejan mucho con efectivo, y me dijo que va a hacer los trámites en cuanto hable con nosotros hoy después del ensayo, así que les va a preguntar obviamente si no quieren, pero le dije que sí porque no creo que se nieguen.

Teen Dance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora