6 | Es solo un museo

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Capítulo 6: Es solo un museo.

Matt.

Solo había árboles. Árboles a mi derecha, a mi izquierda, detrás de mí y al frente. De las hojas caían pequeñas gotas de agua, como si hubiese llovido hace poco. El suelo estaba apenas húmedo. Opté por apoyar la espalda en el tronco más cercano y frotarme la cara con frustración, tratando de no ser pesimista, pero me era difícil. Era el primer día en el que estaba allí por voluntad propia y conseguía perderme. Genial.

—Ten cuidado —me había aconsejado Char cuando le dije que iba a ir yo hacia el bosque—. No vayas tan lejos. ¿Qué tal encuentres alguna tribu hostil que intente asesinarte?

No tenía idea de qué rayos había pasado conmigo. Por alguna razón, no creía que el bosque fuese un reto demasiado grande. Había subestimado su poder. Me había burlado de ella, diciéndole que podía cuidar de mí mismo antes de despedirme y verla dirigirse al castillo. Había caminado dirección al bosque, intentando mantener mi camino en línea recta y confiando en que estaría bien. Y de todas formas, conseguí perderme.

De vez en cuando miraba por sobre mi hombro, y las primeras tres veces todavía se observaba el lago y el castillo a lo lejos. Comencé a creer que podría ver las torres sin importar qué tan lejos estuviese, así que dejé de revisar. Dejé de pensar en las consecuencias –gran error–. Recorrí el bosque tranquilamente sin fijarme en realidad por dónde pasaba, saltando algunas piedras y admirando la naturaleza que me rodeaba. Me gustaba. Incluso era divertido.

Empezó a atardecer poco a poco, pero no le presté atención. Para cuando me di cuenta, ya no veía casi nada. Solo un montón de borrosas siluetas de árboles por todas partes. Nada de un castillo a lo lejos. Me detuve al divisar alguna especie de animal cruzar corriendo frente a mí. Por el tamaño podría tratarse de un venado, pero también de un lobo o algún oso pequeño. Allí fue donde noté que no sabía en dónde estaba. Y comencé a asustarme.

Toda la alegría que parecía tener se desvaneció de golpe hasta lograr que mi cabeza volviese a trabajar, buscando cómo podría acabar el hecho de que me hubiese perdido en un bosque extraño y mágico. Era muy probable que Farxad tuviese su propia flora y fauna. ¿Era posible que algo aquí fuera peligroso? Porque salir herido por animales desconocidos por la biología no era exactamente mi ideal de lo que sucedería cuando abrí el libro hoy.

—Vale, quizás... —empecé en voz baja, pero no se me ocurrió cómo seguir. Eché un vistazo alrededor buscando opciones, pero simplemente no hallé nada. ¿Cómo se supone que conseguiría salir de esto? Llevaba caminando por lo menos una hora. Sabía que eso sería una mala idea. Y ahora estaba atrapado aquí—. Maldición, llámenme estúpido.

Levanté la mirada. En pocos minutos se haría de noche, y los tenues rayos del sol estaban por extinguirse. Alcancé a oír un búho ulular en la lejanía. ¿Por qué esto tenía que ser tan similar a una película de terror? Maldije entre dientes antes de suspirar y ordenarme tranquilidad. Estaba por tratar de orientarme de nuevo cuando distinguí por el rabillo del ojo un punto de luz seguido de una estela luminosa pasar cerca de mi cabeza, lo que logró sobresaltarme. Volví la cabeza hasta encontrar el origen.

Una pequeña luciérnaga volaba con rapidez hacia algún punto indefinido hacia mi derecha. Dejaba un rastro de luz por donde pasaba, como si tuviese algún lazo atado. Me quedé un poco hipnotizado ante la visión del insecto luminoso, siguiéndolo con la mirada, como si el aura que desprendiese fuese imposible de dejar de mirar. Era algo que resaltaba de en medio de lo opaco de mi alrededor, y no era solamente el hecho de que brillase; sino que lo hacía de un azul claro intenso y no del amarillo fluorescente normal de las luciérnagas.

La vi alejarse y desaparecer entre los árboles antes de observar otra seguirla, la cual también dejaba aquel rastro luminiscente. Ambos puntos parecían insignificantes hasta que cientos más se hicieron presentes. Dejé de sentir ansiedad y miedo en cuando empezaron a llenar de luz azul todo a mi alrededor de una forma fantástica e increíble. Estaban algo dispersas, pero era sencillo ver que todas volaban al mismo lugar. Al menos ellas parecían saber a dónde iban, ¿y acaso tenía algo mejor que hacer?

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