46 | Ipso Facto

33 6 10
                                    

Capítulo 46: Ipso facto.

Char.

—Char... Esto no es buena idea —murmuró Matt con nerviosismo, con la vista fija en la puerta de mi casa. Tenía tomada mi mano y ambos estábamos de pie en el costado del sendero. Toda la calle estaba decorada con calabazas de Halloween y los jardines estaban llenos de montones de hojas secas de otoño.

—Hay un oficial afuera —acoté, señalando al hombre vestido de azul que estaba custodiando la entrada. También había una patrulla de policía estacionada frente a la casa, con los faros apagados. No vi a nadie en el asiento del conductor. No me detuve a pensar qué hacían ahí.

—Sí... —Matt titubeó, echándole un vistazo a la patrulla y después a la puerta de la casa. Sentí que apretaba mi mano con más fuerza, como si no quisiese dejarme ir. Se movió en su lugar, inquieto—. Char, todavía podemos regresar.

—No, ya estamos aquí. Además hay un oficial —repetí, volviendo a señalárselo. Matt frunció el ceño, pero no dijo nada, como si supiese que discutir no iba a funcionar. Resoplé, mirando nuestras manos entrelazadas—. De acuerdo. Voy a ir sola.

—¿Qué? —preguntó, girando la cabeza para mirarme. Intentó ocultar su tono de alarma, pero no era demasiado bueno en ello. Le lancé una mirada fulminante y Matt se mordió el labio inferior—. Pero...

—Matt, puedo hacer esto sola —le interrumpí, tratando de no sonar brusca. Matt quería protegerme todo el tiempo; eso era imposible. Necesitaba hacerlo sin que interviniese para demostrarle que no había nada de qué temer y que no necesitaba estar angustiado—. Voy a estar bien, si es lo que quieres oír.

—Char...

—Por favor —añadí, volviéndome para quedar frente a él. Matt frunció el ceño de nuevo y pude ver que estaba a punto de decirme que no. Lo hice mirarme a los ojos colocando una mano en su mejilla—. Por favor, Matt. Por favor. Por favor —empecé a repetir como si fuese una niña. Matt echó un vistazo receloso al policía en la puerta, como analizando la situación y tratando de averiguar qué tan sensato sería. Sabía que estaba pensando en que era una muy mala idea, pero seguí repitiéndole—. Por favor. Por favor. Por favor...

—Vale —interrumpió, resignado, lanzando un suspiro. Podía notar que no estaba ni en lo mínimo convencido, pero quizás no quería seguir discutiendo más conmigo. Le sonreí.

—¡Gracias! —exclamé, dándole un beso en la mejilla. Antes de que pudiese reaccionar, salí a correr hacia el policía.

—No. ¡Char, espera! —gritó Matt, casi como si se estuviese arrepintiendo a último momento, solo que decidí ignorarlo. El oficial me vio acercarme y llevó lentamente una de sus manos al cinturón, como si creyese que iba a lanzarme a atacarlo. Me detuve frente a él, en la puerta.

—¿Quién es usted? —cuestionó, observándome con el ceño fruncido. Su tono era cortante y alerta.

—Mi nombre es Char. Soy la hermanastra de Axel —expliqué, con una enorme sonrisa que trataba de inspirar confianza. El oficial continuó mirándome como si fuese a sacar un arma en cualquier segundo. Vi por el rabillo del ojo que Matt se acercaba y lo señalé brevemente—. Y él es mi novio, Matt —añadí. Matt respondió levantando su mano en forma de saludo, con los labios apretados.

—Claro... —murmuró el oficial, algo confundido. Observó a Matt un segundo y luego a mí—. Sabe que no puede pasar, ¿verdad?

—¡Gracias! —contesté, dándole también un beso en la mejilla. Aproveché que estaba desconcertado por mi reacción para pasar por su lado e ingresar a la casa rápidamente.

Gracias a un libroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora