20 | Viernes por la noche

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Capítulo 20: Viernes por la noche.

Char.

Al lado de mi habitación había un armario en el cual guardábamos las cosas que no solíamos usar. Era el típico rincón desordenado lleno de mantas, adornos navideños o decoraciones para Halloween que casi nunca tocábamos. En ese lugar, justo en el tercer estante, detrás de varias cajas de zapatos y bolsas de tela, había un casco para motocicletas que no necesitábamos, y un arma que siempre estaba cargada. Dani fue corriendo por ella en cuanto escuchó a Cindy.

Yo me limité a quedarme inmóvil en mi lugar, deseando con todas mis fuerzas que no fuese cierto. En el momento en el que las palabras salieron de la boca de Cindy, sentí que algo dentro de mí se quebraba. Quería que estuviese equivocada. Que no recordase quién era Matt o cómo lucía. Que estuviese demasiado borracha como para darse cuenta de que el chico que estaba con Amber en el baño no era Matt, sino alguien parecido. Cualquier cosa diferente, pero no quería imaginármelo adentro con Amber, mucho menos a sabiendas de lo que debían estar haciendo.

Conocía a Amber, y si ella atrapaba a un hombre y le gustaba, no le dejaba ir hasta conseguir acostarse con él. Pero también conocía a Matt, y era imposible que fuese esa clase de chico. Él de verdad no podía estar allí adentro con Amber si apenas ayer estuvo besándome... ¿Cierto?

—No. Ese no es Matt —contesté luego de varios segundos de tener la mirada de Cindy sobre mí. Traté de mantener un tono de voz neutral para no verme tan dolida como realmente me empezaba a sentir, y parpadeé varias veces. Bajé la mirada—. Matt no haría eso —añadí, esta vez más como tratando de convencerme a mí misma—. Él no pudo haber... Matt no pudo haberme hecho algo así.

—Vale, está bien. Pero si no vi a Matt, entonces... ¿a quién? —preguntó Cindy con cautela. Levanté la vista, topándome con sus ojos grises cuestionándome, pero me mantuve firme en mi posición. No creía que Matt pudiese simplemente besarme y luego buscar a alguien más en menos de veinticuatro horas. No estaba dispuesta a creerlo.

—No lo sé. Pero no era Matt —aseguré antes de comenzar a caminar en dirección al único baño que había en el primer piso—. No puede ser él.

Cindy me empezó a seguir de cerca, sin dejar de tambalearse o tropezar algunas veces con la multitud de gente casi tan borracha como ella, pero no mostraba señales de querer deshacerse de la cerveza. Evadí a las personas que bailaban en medio de la música y las detestables luces, pasé totalmente por alto a las que se besaban en cualquier lugar, y ni siquiera me inmuté cuando sentí a alguien tocar –darle una palmada– a mi trasero. En ese momento, apenas me importaba. Necesitaba ver a Matt y asegurarme de que él nunca me haría daño.

Volteé la cabeza un segundo, topándome con Axel a través del ventanal que llevaba al patio. Negué con la cabeza al verlo quitarse la camiseta y arrojársela a la multitud frente a sí. Las chicas que lo veían dieron gritos de asombro, y sin importar lo mucho que lo odiase, tenía que admitir que el cuerpo de Axel era uno por el cual valía la pena gritar. Y él lo sabía. Idiota.

Cindy encontró aquello mucho más interesante; levantó la lata en señal de apoyo y salió corriendo en su dirección, dejándome sola en mi búsqueda. Supuse que Axel y Cindy eran de esa clase de parejas a las que no les interesaba si el otro se desnudaba en medio de un montón de gente en su cumpleaños número veintiuno. Bien por mi hermanastro.

Una vez conseguí deshacerme de las personas que no paraban de chocarse conmigo y hacerme retroceder con su aliento a alcohol, pude distinguir el baño. Me acerqué hasta quedar al frente. La puerta estaba cerrada, y debido a la música no tenía idea de lo que sucedía adentro, pero realmente esperaba lo mejor. Respiré profundo antes de atreverme a acercar la mano al pomo para abrir. Por favor, que no estés en lo que creo, Matt. Por favor, por favor, por favor...

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