32 | ¡Hora de celebrar!

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Capítulo 32: ¡Hora de celebrar!

Char.

Matt se estaba abrochando los botones de su camisa formal de espaldas a mí mientras yo lo miraba con atención. Me acomodé un poco mejor sobre la cama, extendiendo los brazos y las piernas, pero sin apartar la vista de él. Se colocó la corbata sin atar alrededor del cuello antes de lanzarme una mirada a través del espejo que tenía al frente. Casi a propósito mordí mi labio inferior con diversión, haciendo que Matt negase con la cabeza mientras volvía a concentrarse en arreglar su traje

—No estás aquí para que me observes de esa manera mientras me visto, Char —reclamó, acabando de abotonarse la camisa a la altura del cuello, fingiendo un gesto de concentración absoluta al observarse en el espejo. Volví a moverme sobre la cama, como si no pudiese quedarme quieta. Matt se detuvo y me miró por sobre el hombro. Le dediqué una sonrisa traviesa antes de que dijese algo más.

Durante un leve segundo distinguí un destello cruzar por sus ojos. Comenzó a caminar en mi dirección con paso decidido hasta que estuvo lo suficientemente cerca como para inclinarse hacia mí. Mi cuerpo reaccionó por reflejo, haciéndome incorporarme unos centímetros hasta que nuestras bocas se rozaron. Rodeé el rostro de Matt con mis manos y junté nuestros labios un poco más fuerte de lo que quería. Matt se sorprendió, ya que seguramente no esperaba una reacción tan brusca, pero lo aceptó y comenzó a acariciar mi labio superior con su lengua. Me estremecí antes de sentir sus manos tratar de abarcar mi espalda.

—¿Matt? —escuché unos segundos más tarde, seguido de tres golpes en la puerta de la habitación. Me aparté de Matt de golpe, respirando agitadamente y consiguiendo escuchar una especie de gruñido de su parte. Lo vi enderezarse y volver la cabeza hacia la puerta. Lanzó un resoplido.

—Adelante —respondió casi a regañadientes mientras yo me sentaba todo lo rápido que era capaz.

La puerta se abrió lentamente, como con miedo a lo que pudiese haber detrás, hasta revelar al señor Blake. Matt me lo había presentado formalmente –sin zanahorias de por medio– antes de que entrásemos a su habitación para que acabase de arreglarse para la boda de Zander. El señor Blake nos observó entre cansado e incómodo, casi como si supiese lo que habíamos estado haciendo pero sin dar señales de sorprenderle. Le dediqué una sonrisa inocente a la vez que movía una de mis manos de lado a lado en forma de saludo.

—¿Cómo está, señor Blake? —le pregunté, tratando de oírme animada. Él seguía sin parecerme demasiado amigable, pero intentaba conseguir romper la tensión.

—Genial. Gracias —dijo el señor Blake sin mucho entusiasmo. Bajé lentamente mi mano hasta acabar juntándola con la otra sobre mi regazo, sintiendo su apatía pero intentando ignorarla. Él miró a su hijo—. Lamento interrumpir, pero Alexia trajo esto para ti.

Matt frunció el ceño mientras su padre sacaba de detrás de su espalda una enorme funda de tela negra con las letras “AC” escritas en blanco, en una caligrafía cursiva innecesariamente estilizada. Tardé menos de dos segundos en darme cuenta de que se trataba de un traje de alta costura, y Matt pareció notar algo además, porque su rostro perdió un mínimo de color casi imperceptible al verlo. Su padre extendió los brazos para dárselo, a lo cual Matt demoró más de lo normal en recibirlo. Se quedó mirando unos cuantos segundos la funda en sus manos hasta que sacudió levemente la cabeza y miró a su padre.

—Vale. Gracias —contestó, buscando sonreírle. El señor Blake se limitó a asentir antes de salir de la habitación y volver a cerrar la puerta. El cuarto se quedó en silencio mientras Matt suspiraba y bajaba la mirada. Me puse de pie hasta llegar a su altura y coloqué una de mis manos en su hombro, llamando su atención. Matt me miró.

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