✔Capítulo 10: Char, estás invitada.
Matt.
—Llamaré a Char.
—Espera —dije, cubriendo las manos de Roxanne que sostenían su móvil para que evitar que pudiese utilizarlo—. ¿Para qué?
—Voy a invitarla a ir con nosotros, ¿no es obvio? Ya que Alexia no ha podido, me hace falta una chica con quien hablar. No quiero pasar la tarde entera con hombres —contestó Roxanne con tranquilidad antes de tratar de utilizar su teléfono de nuevo. Me encargué de quitárselo para que no pudiese llamarla, dejándolo lejos de su alcance.
—No —impedí, ganándome una mirada enfadada, pero no me importó—. No lo hagas
—Tú no me dices qué hacer, Blake —espetó en tono molesto. En los cinco días que llevaba en Birmingham, podía decir que más del 60% del tiempo se lo había pasado enojada conmigo o con cualquier otra persona por cualquier razón—. Si quiero llamarla, la llamaré. Solo quiero invitarla a ir por un helado. Podemos presentársela a Zander en el camino y nos divertiremos con ella, es todo. Además, sé que también quieres que venga. Y si no es así, quiero que me mires a los ojos y me digas con toda la sinceridad de la que seas capaz “No quiero estar cerca de Charlotte... cualquiera que sea su apellido”.
—Stone.
—Como sea —respondió, moviendo la mano para restarle importancia, como era tan típico de ella. Después puso sus manos en la cintura y me observó con atención, expectante—. ¿Y bien? Te escucho.
Me le quedé mirando. Decirle esa sencilla frase debería ser fácil, pero por alguna razón no podía hacerlo. No podía mentirle diciéndole eso. Quería pasar tiempo con Char, pero ella vivía literalmente al otro lado del mundo. No era muy buena idea que Roxanne la llamase. No sabía ni siquiera qué hora era en Estados Unidos. Y si Char llegaba a contestar, estaba seguro de que aceptaría, por lo que tendría que encargarme obligatoriamente de traerla aquí; y en definitiva no quería más insinuaciones por parte de Roxanne respecto a ella y yo. Había tenido suficientes los últimos dos días.
—No... No puedo decir eso —dije finalmente, suspirando y consiguiendo arrancarle una sonrisa de victoria. Vi el reflejo del pelaje dorado de Obelix pasar detrás de mi amiga y la sombra de una persona arrojándose sobre él, consiguiendo atraparle. Le quitó algo de la boca al perro antes de ponerse de pie.
—Sí, lo sé. La quieres mucho como para hacerlo —aseguró, a lo que resoplé y puse los ojos en blanco. Roxanne me extendió la mano—. Ahora dámelo, Matt. Cumpliré tus oscuros y secretos deseos de tenerla cerca sin que ella se entere, ¿vale?
—¿Quién? —quiso saber Zander apareciendo junto a Roxanne, con una húmeda pelota de tenis en una de sus manos. Parecía algo cansado de jugar con el cachorro, pero no dejaba de sonreír. Obelix saltaba todo lo alto que podía para quitarle la pelota, pero sus intentos eran muy en vano. Zander nos miró intercaladamente—. ¿De qué me perdía?
—¿Conoces a Char? —preguntó Roxanne, volteando a mirarle. Zander frunció el ceño en señal de concentración para después negar con la cabeza. Obelix ladró, comenzando a enfadarse por no tener la pelota.
—No. ¿Debería?
—Es la linda chica por la cual Matt está empezando a caer —resumió Roxanne. No la contradije, principalmente porque no quería una discusión en la que yo saldría perdiendo—. ¿Te gustaría conocerla?
Obelix gruñó, dando un último salto antes de morder el pantalón de Zander. Tenía una afición con eso. Zander me observó con un gesto de sorpresa en el rostro y yo me crucé de brazos, colocando mi mejor semblante de indiferencia para no empeorar las cosas. No quería a dos personas molestándome con Char, y además a Char molestándome con Roxanne. ¿Era realmente necesario que todo el mundo comenzase a interesarse por mi vida de esa forma?
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Gracias a un libro
Teen FictionEl libro, según el diccionario, es un conjunto de hojas impresas que forman un volumen ordenado para la lectura. El libro, según Char y Matt, es alguna clase de portal mágico gracias al cual chocaron con la vida del otro, y con el cual acceden a otr...