19 | Coctel de sentimientos

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Capítulo 19: Coctel de sentimientos.

Matt.

No estaba seguro de lo que le sucedía a Char. En ese momento comprendí por qué se dice que es tan difícil entender a las mujeres. Ella estaba actuando con naturalidad, nada parecido a ayer. No dejaba de sonreír mientras me arrastraba de la muñeca por toda la casa. Tampoco había hablado demasiado conmigo. No podía hacerme una idea de lo que le pasaba por la cabeza. No sabía si había olvidado el beso o si no quería pensar en que sucedió. No tenía idea de qué hacer.

La casa, como mi cabeza, estaba comenzando a ser un desastre. Para cuando Char y yo arribamos, ya había transcurrido por lo menos una hora de la fiesta. Era suficiente tiempo como para que la gente ya estuviese bajo los efectos del alcohol. La música estaba aumentando de volumen. Varias personas bailaban en medio de luces, y podría apostar a que dentro de poco estarían saltando enloquecidos. Por lo menos todavía podíamos caminar sin toparnos con personas borrachas cada cinco segundos.

Char esquivó algunos grupos de gente que yo no conocía, saludándolos de vez en cuando. Casi sin darme cuenta, tomé su mano para no alejarme mucho de ella en medio de la multitud, pero Char se zafó de mí de inmediato. Sentí que mi ánimo flaqueaba. Como para tratar de excusarse, se detuvo para hablar con un chico de cabello marrón y bromear un poco, presentándomelo como su mejor amigo Ray. La música todavía dejaba oír a los demás sin necesidad de que gritasen, por lo que capté que ella se refería a él como “Ray, eres un idiota” la mayoría del tiempo.

Mientras charlaban, eché un vistazo a mi alrededor. A medida que la gente llegaba, iban armando grupos entre amigos o parejas para bailar o beber algo. Empecé a sentirme como un intruso. Ni siquiera sabía cuántos años estaba cumpliendo el chico de la fiesta. La única persona que conocía en ese lugar era Char –quien aparentemente actuaba como si no me quisiese cerca– y desde hace minutos a Ray, pero él se despidió de ella y desapareció por un pasillo. Char volvió a mirarme con una sonrisa. Aparté la vista.

—No conozco a nadie aquí, Char —le dije, observando a la gente que me rodeaba.

—Oh... Descuida. Lo resolveré —respondió antes de girar sobre sus talones, como buscando a alguien. Las luces púrpuras y amarillas bailaban por sobre el vestido acampanado verde que llevaba, el cual resaltaba el color de sus ojos. Traía el cabello en una coleta alta. Pareció encontrar a alguien, y haló mi manga para acercarnos.

Volví la cabeza. Char se estaba dirigiendo hacia una muchacha castaña en la barra. No pude evitar quedarme mirándola más tiempo del que hubiese querido. Llevaba puesto un vestido dorado brillante que casi no dejaba espacio a la imaginación, y que además se le amoldaba excelente al cuerpo. Estaba acompañada de dos chicos de cabello oscuro y otra chica con el cabello rubio, casi platino. Char me arrastró hasta ellos.

—¡Hola! —les dijo, sonriéndoles con alegría.

—¿Cómo estás, escoria? —respondió el más alto de los chicos. Todo mi cuerpo hubiese entrado en tensión de no ser porque daba la apariencia de que se refería a ella de esa manera todo el tiempo. Char se limitó a rodar los ojos.

—Cállate, idiota —le espetó antes de empujarme un poco hacia adelante—. Les presento a Matt —añadió. Los saludé con la mano—. Matt, ella es Amber —dijo Char, señalándome a la castaña. Ella me dio un vistazo largo antes de darle un trago a la cerveza que tenía en la mano—. Y ellos son Cindy, Wilder, y mi hermanastro, Axel —finalizó. La rubia me sonrió amistosamente. Wilder me saludó con la cabeza, y Axel se limitó a resoplar. Les sonreí a todos con un “hola” un poco reservado. Char me dio unas palmadas en la espalda—. Genial. Ahora conoces a alguien. No estarás solo.

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