12 | Jamás la engañé

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Capítulo 12: Jamás la engañé.

Char.

Por primera vez en mucho tiempo, había llegado antes del inicio de clases. Los pasillos estaban casi desolados, con pocos estudiantes sentados en el suelo frente a sus casilleros o en las escaleras que llevaban a las aulas del segundo piso. Algunos de ellos simplemente estaban esperando a alguien afuera, mientras que otros buscaban desesperados un lápiz o un bolígrafo para terminar el trabajo que olvidaron hacer. Pocos eran los que se mantenían tranquilos, leyendo algún libro u oyendo música.

Yo me encontraba de pie, apoyada en la pared junto a mi casillero, concentrada en mi móvil. Aquel día me sentía de especial buen humor. Creía que era gracias a la foto que estaba viendo, la cual reavivaba mis recuerdos de hace tres días. No me era posible evitar sonreír cada vez que veía la foto. Matt tenía los ojos abiertos de par en par de la impresión. Zander, por su parte, tenía los suyos cerrados con fuerza, al tiempo que cubría sus labios con los de Matt, en un gesto de horror, resignación y miseria.

El argumento era que, dado que ambos habíamos conseguido helado gratis, no se podía definir el ganador solamente por aquel factor. Roxanne decretó que nosotras habíamos vencido porque conseguimos hacernos amigas de Mike, nuestro mesero, de tal manera que no solo nos dio los postres gratis, sino que también le obsequió un ramo de flores a Roxanne. Simplemente se acercó al mostrador y lo tomó de la decoración, como si le perteneciese. Además de que ninguna de las dos terminó cubierta de crema de limón, así que eran más puntos a favor.

Ellos, obviamente, no aceptaban el resultado. Decían que habían conseguido el postre gratis a pesar de que ni siquiera lo hicieron primero, y Matt era el más reacio a tener que pagar por haber perdido. Inclusive me provocó lástima cada vez que se quejaba. No pensaba hacerlo bajo ningún concepto. Tanto él como Zander se negaban, ya que era bastante injusto, y hasta yo llegué a creerlo; pero la foto que tenía en mi poder lo valía por completo.

Roxanne ya sabía qué hacer. Todavía podía oír sus palabras. “A ti no te asusta ella, pero ¿adivina a quién sí?” le había dicho a Matt al tiempo que les mostraba a los dos su móvil con el número de Alexia listo para marcar. Siendo sincera no creí que una amenaza tan banal pudiese dar sus resultados, pero supongo que si en algo tenía razón Roxanne cuando dio su gran discurso era en que a ningún prometido le convenía que su futura esposa se enojase con él.

Zander se asustó ante la posibilidad de que Roxanne consiguiese volver en su contra a Alexia. A Matt realmente no le interesaba meterse en problemas con esa chica, pero a Zander sí. Matt aseguró que no iba a pasar, pero cuando menos se lo esperaba, ya tenía al rubio pagando la apuesta, habiéndole besado durante apenas una fracción de segundo, sin darle ninguna oportunidad de reaccionar.

Roxanne siempre tenía el móvil a la mano en las mejores situaciones. Lo había conseguido en Dairy, con la foto que tenía de Matt y yo abrazados; y ahora había logrado tomar la imagen en el momento exacto, en el mejor ángulo posible, mostrando toda su esencia en solo ese pequeño cuadro de inmortalidad. Era tan increíble que lo hubiese conseguido que llegué a preguntarme si quizás podía moverse a la velocidad del sonido como para haber capturado un momento que no duró más de un segundo.

Luego de eso, todo se resumió a una sencilla palabra: Persecución. Tuvimos que huir de un muy enojado Matt que tenía a su disposición un auto de última generación que parecía de espías, pero al menos conseguimos sobrevivir para apreciar esa imagen otro día. Mike había conseguido que nos perdiese de vista, metiéndonos por callejones y ocultándonos en la cocina de Lahore Desserts por la puerta de atrás.

No tenía idea de cuánto tiempo había gastado riéndome del gesto de ambos en aquella foto. No podía dejar de verla. Percibí las miradas confundidas de algunos estudiantes que pasaban cerca de mí y al número de personas ir aumentando en el pasillo a mi alrededor, pero los pasé por alto. Me limité a seguir observando a los amigos. Después solo a la izquierda de la imagen. Y sin darme cuenta, ya estaba centrada en el color azul de los ojos de Matt abiertos de impresión; en la forma como su cabello se veía más claro a la luz que le daba en la foto, y en el tono rojo de vergüenza apenas perceptible en sus mejillas. Quería poder mirarlo mejor sin una cabeza rubia estorbando la vista.

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