Capitulo 37

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Varias personas entraban y salían del lugar, todos vestidos de negro como debería ser en un funeral.

Solo estaba Jihyun a mi lado, tenía puesto un vestido negro que le llegaba hasta los tobillos. Había insistido en que debería ponerme uno igual, era la tradición, pero me negué rotundamente. Estaba más cómoda con un pantalón y camisa del mismo tono, todavía mi mente se resignaba a reconocer en donde me encontraba.

Pero... fui cayendo poco a poco en la realidad al escuchar las palabras de apoyo de todos los conocidos y familiares que se acercaban hacia nosotras.

Era la primera vez que asistía, solo pude quedarme al lado de Jihyun en silencio mientras ella manejaba la situación.

Miré a mí alrededor por tercera vez, ya tenía grabado en mi mente el lugar por completo, cada detalle que nunca se borraría de mi memoria, se quedaría impregnado por siempre.

Las coronas de flores estaban desparramadas por toda la entrada en hileras, al costada se encontraba la habitación en donde podían ir a comer los invitados mientras pasaba el tiempo hasta que llegara la hora del final, y eso sería pasando el medio día.

Suspiré mientras miraba la hora en el mi teléfono, eran las 8 de la mañana, había pasado toda la noche aquí. Antes de guardar mi teléfono decidí mirar las llamadas perdidas que habían llegado en las horas que pasaron, no lo había escuchado sonar, pero antes de hacer clic, la pantalla se pagó dando fin a la batería.

Volví a suspirar.

-¿No quieres ir a comer? Yo me quedaré aquí.-susurró Jihyun tomando mi mano.-No es la primera vez, así que todo es más fácil. Ss como si estuviera acostumbrada.

La miré dulcemente y con compasión, nada estaba bien y ella lo sabía muy bien. Solo lo decía para reconfortarme y para que no me sintiera asustada, pero en este momento no sentía nada.

-Yo me puedo quedar aquí, ve a comer con tu esposo Jihyun. Él no se movió de la puerta desde que llegamos.-dije mirando en la dirección de ese hombro.

-Tienes un buen cuñado querida hermana.-agregó Jihyun mientras se ponía de pie.- ¿Estas segura de que todo está bien?-preguntó preocupada mientras me tendía su mano para ayudarme a levantar.

Me estiré en mi lugar al notar como mis piernas estaban adoloridas y entumecidas al pasar toda la noche en la misma posición.

Di un último vistazo antes de girar mi rostro lejos del retrato de mi madre que se encontraba en el medio de la habitación. Se sentía extraño mirar ese retrato lleno de flores y al pie del mismo como descansaban varias inciensos. Por suerte, por el paso de las horas varios de ellos se habían apagado por si solos. Esta sería la última vez que sentiría su aroma, había empezado a odiarlo.

-Ya casi nadie viene, ve a comer.-dije para tranquilizarla.-Yo me quedaré un rato más.

-Volveré rápido.-me dio un abrazo y con un último vistazo se alejó.

Entonces así se sentía un funeral, las personas lloraban cada vez que se acercaban al retrato, me saludaban con un movimiento de cabeza mostrando su respeto al fallecido y me miraban con dolor por la pérdida.

Si supieran todos que mi madre hubiese odiado que estuviera cerca de ella, si todos los supieran... ¿Me seguirían mirando con lástima?

También me odiarían, pensarían que por mi culpa mi madre llegó a tal punto de enfermarse.

Sentí a alguien abalanzarse hacia mí mientras me envolvía con un fuerte abrazo.

Namjoo.

-Lo siento, no pude venir antes.-dije preocupada.

Promesas vacias- BTOBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora