{19} No te amaré

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Abro mi mirada con pesadez, somnolienta y sintiéndome increíblemente relajada

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Abro mi mirada con pesadez, somnolienta y sintiéndome increíblemente relajada. Me muevo hasta enfrentar con mi rostro el blanco cielo de la habitación, sabiendo que me encuentro sola y recordando inmediatamente lo sucedido en el baño y que se prolongo, no sé por cuanto tiempo, en la cama que me encuentro. 

Con la punta de mis dedos, toco la humedad de mi cabello y mi mano rápidamente se desliza por mi pecho, rozando mi piel, sintiendo que su marca se encuentra en todas partes de mi cuerpo. Su forma de amarme me tenía en las nubes y ansiaba mucho más. Realmente, lo quería todo de él. 

Su repentina aparición desde el baño me tomó por sorpresa, teniéndome enseguida con atención absoluta en él y en la impresionante imagen de lo que era. Había cambiado su tenida, manteniendo aquel toque elegante que combinaba a la perfección con el tinte relajado que le inundaba.

—¿Te encuentras bien?— pregunta rompiendo nuestro silencio, con su cuerpo en mi dirreción, ocupandose de pequeños detalles en su camisa, al tiempo que sus ojos azules barren por mi cuerpo semi desnudo con cero sutileza.

—Bastante bien...— digo y noto de inmediato como su mirada se suaviza en mi.

Aquel gesto se esta convirtiendo en mi favorito, tanto o más como la breve y pequeña sonrisa que se forma en sus labios después. Le veo moverse. Se acerca al closet y la puerta de este se desliza, teniendo en cuestión de segundos la chaqueta a juego con los lindos pantalones profesionales que lleva. 

—¿Tienes otra reunión?— consulté precavida, viendo como acomoda la prenda de ropa a su cuerpo de la manera tan increíblemente perfecta en que todo, aparentemente, lo hace.

—Sí, pero en Chicago. Ha surgido un problema.— dice y se acerca, sin embargo, me ha preocupado mucho más lo que acaba de decir que su agradable proximidad. 

—¿Un problema muy grave?— él vuelve a sonreír de aquella manera tan encantadora y nuestras miradas conectan en todo momento. —Nada que no pueda solucionar.— junto mis labios y sonrió para él, adorando sin duda su plena confianza en si mismo. 

Un segundo después, desvió la mirada y observo a nuestro alrededor. Acababa de llegar y ya debíamos marcharnos. No quería irme de aquí. Bueno, no quería separarme de él. Además, no sabía como serían las cosas allá. ¿Cómo sería todo a contar de ahora? 

Mi mirada vuelve a él en cuanto le veo tomar asiento a la orilla de la cama, justo en el espacio disponible a un lado de mis piernas. Noto el movimiento de sus manos y enseguida, siento el deslizar de la punta de sus dedos debajo de mi mentón. Sus ojos azules me observan enmarcados en un prominente ceño fruncido. 

—¿Qué sucede?— pregunta y como casi siempre suele sucederme con él, mi primera reacción es negar y alejar mi mirada de la fuerza que la suya me transmite. —Nada. Solo, me hubieras despertado antes para que comenzara a arreglar todo...— digo y sus palabras no demoran. 

{ I } SUEÑOS INOCENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora