{29} Somos Diferente

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Revuelvo el caldo y saco un poco en la cuchara de palo, probando el rico consomé para la hora del almuerzo

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Revuelvo el caldo y saco un poco en la cuchara de palo, probando el rico consomé para la hora del almuerzo. Ya lista, apago el mechero y aparto la olla, escuchando los pasos de mi hermana entrar a la cocina.

—Mamá dice que pasara la tarde en el hospital.— dice y yo suspiro, regalándole una simplona sonrisa después.

—¿Almorzamos?— hago la interrogante y veo la poca convencida mueca en su rostro.

—No tengo mucha hambre aún.— habla y sinceramente, estaba con ella.

—Yo tampoco. Lo haremos más tarde, entonces.— vuelvo a sonreírle, pasando por su lado a los segundos. —Estaré en mi cuarto cualquier cosa.— digo antes de abandonar la cocina e irme directamente a mi cuarto.

Cubro mi bostezo con mi mano, mientras la otra echa sobre mi cama los papeles que he podido reunir de mis diversas opciones universitarias. Son miles de folletos informativos y espero, sinceramente, leer más de la mitad de ellos.

Mientras avanzo por las líneas, las palabras me hacen recordar mi noche anterior. Vacilo entre la nefasta...¿discusión? tenida con Sebastián y la aparición de mis amigos casi una hora después de que se marchara.

El primero en llegar había sido Greg, con una sonrisa que gritaba disculpad y un set de películas de terror para nuestra noche. Se disculpa por lo sucedido la última vez y yo le dijo que no se preocupe, que está en el pasado y él vuelve a hablar deseándome lo mejor en esta relación que a su parecer va muy en serio por ambas partes.

Pienso en eso y mi cabeza duele, quizás la desvelada es un factor para ello, pero no soy capaz de darle una explicación al dolor de mi corazón. O quizás, sé muy bien la razón, solo, no quiero pensar en ello. No en él hasta...no lo sé.

«¡Claro que no! ¡No pasarás!»

Levanto la mirada directamente a la puerta de mi habitación, prestando atención a la voz que creía provenía desde el otro lado.

«¡No volverás a dañarla! ¿A qué has venido? ¿A hacerla llorar nuevamente?»

Definitivamente, es la voz de mi hermana y sin más, me pongo de pie y con un temerario sentimiento aprisionando mi corazón, corro fuera de la habitación para ver que sucedía con ella y con lo que me enfrento logra realmente sorprenderme.

Mi mirada vacila entre ambos, con lentitud e impacto, teniendo sus ojos en mi inmediatamente se dan cuenta de mi presencia. Aguardo su mirada, tan intensa y tan azul, y suspiro casi con todas mis fuerzas. ¿Qué hacía aquí?

—Cath... — susurra Elise y antes que dijera algo más, le pido con un gesto de mano que no lo haga.

—Está bien. No te preocupes. Yo me encargaré.— le aseguro, aun cuando yo misma lo dudo, pero hago mi intento.

{ I } SUEÑOS INOCENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora