{33} Por favor

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La noche termino por caernos encima bastante rápido, de igual manera en que Julianne había decaído

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La noche termino por caernos encima bastante rápido, de igual manera en que Julianne había decaído. Una repentina fiebre la había atacado, mandándola a la cama con paños fríos y vigilancia que se extendió por un par de horas.

Con cuidado, removí el paño de su frente cuando había notado que la fiebre había bajad de manera considerable. Dejo el ungüento a un lado y observo a la hermosa mujer por un par de segundos, descansando plácidamente.

—Su fiebre está controlada. No debería subir.— digo, a través de un suspiro cansado y soñoliento y obviamente, él lo nota.

—¿Iras a dormir? — pregunta a los segundos y aquellas palabras me ofrece un fugaz momento de incertidumbre, sin embargo, opto por la opción más sabia; dejarlo pasar.

—Así es...— digo mientras me pongo de pie y camino directamente al sofá de una pieza que se encuentra cerca de la cama, lo cual nos hace girar y posicionarnos de manera diferente en la habitación.

Tomo mi cárdigan a juego del asiento, haciéndole frente a su mirada casi de manera magnética, como siempre suele sucederme. Respiro y siento esta atmosfera sobre mí. Es nerviosismo y...tremenda intensidad y sé que se produce debido únicamente a la incesable atención que él tiene hacia conmigo en ese momento.

—Si algo sucede con ella...o necesitas algo...— susurro. —Estaré al lado.— finalizo con una pequeña, amena sonrisa formada en mis labios, la cual poco a poco es evaporada por la ola de sensual provocación de la cual su actitud, su mirada y energía, me hacen conocedora.

—¿Realmente quieres marcharte?— sus palabras están envueltas en esta intensidad exquisita y odio, profundamente, sentirme tan afectada por ello.

—Yo...no...Estaré...— mi intento es tremendamente burdo y termina por evaporarse cuando él se acerca completamente a mí.

Su cercanía arrebata mi respiración y me hace temblar en mi lugar, sintiéndome tan pequeña ante él y su avasalladora energía. Él me consume con una fuerza a la cual no puedo combatir, ni mucho menos detener.

—Quiero, por un momento, que te quedes conmigo...— susurra y son aquellos deseos los cuales me hacen aun peor. —Pero...— digo simplemente, encontrándome completamente muda después.

Debía negarme. Era lo correcto e incluso lógico, porque sabía el mensaje secreto en sus palabras. Sabía muy bien lo que él deseaba en ese preciso momento. Sim embargo, ¿Quién era yo para negarme?

—Pero, ¿qué?— mi mirada desciende a sus labios y sin nada más que considerar, soy yo quien se acerca esta vez para cobrar aquel beso que tanto había estado anhelando.

Él me permite la libertar que el caluroso gesto me da, rodeando lentamente, mi cintura con sus brazos, acercándome, sosteniéndome y moviéndome de donde me encontraba, preocupándome únicamente de su acción cuando siento mi cuerpo chocar con lo que es claramente una puerta.

{ I } SUEÑOS INOCENTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora